El jardín 120 de Cipolletti alberga a 160 niños de 4 y 5 años, funciona en un edificio inicialmente destinado a una galería comercial. El espacio edilicio que alberga a estos niños no posee las condiciones acordes a un espacio de enseñanza ni se adecua a las necesidades y medidas de seguridad que cualquier espacio educativo acorde a las infancias debe contemplar. En una nota entregada por la comunidad educativa a la ministra de educación, se relata el estado de la institución: “ Este `nuevo e improvisado´ jardín cuenta con sólo dos inodoros para 160 niños de entre 4 y 5 años, no cuenta con salida de emergencia, posee un patio en total estado de abandono y por ende absolutamente peligroso, filtraciones, vidrios rotos, machimbres (que hacen de divisiones entre las salas) apoyados sobre estructuras precarias, una plaga de cucarachas y hasta la caja de electricidad que abastece al barrio convive dentro del jardín con niños/as, docentes y personal de servicio”.
En el marco de la desidia estatal que no garantiza un espacio adecuado para los niños y niñas, se retira días atrás el medidor de gas ante la denuncia que hacen las docentes de un constante olor a gas, haciendo aún más incierta la vuelta a clases de los alumnos del jardín.
El día jueves 27 de julio la comunidad se moviliza hacia un evento municipal en el cual el intendente y la ministra en educación de la provincia se muestran sorprendidos por el reclamo, si bien dicen conocer los problemas del jardín y aseguran que existe una autorización técnica que habilita ese espacio edilicio para el dictado de clases. Una caradurez total por parte de estos funcionarios de escritorio que no han pisado las baldosas rotas del jardín, ni se les ha caído parte del cielo raso en la cabeza.
Finalmente los padres y madres junto al sindicato de docentes UNTER realizaron la presentación de un recurso de amparo el día de hoy peticionando ante la justicia que inste al gobierno provincial y municipal a que tomen las medidas necesarias para garantizar el derecho a la educación de estos 160 niños.
Este accionar inoperante por parte de los funcionarios públicos muestra un desprecio enorme hacia una comunidad humilde que forma parte de esta institución; como si por el hecho de ser pobres y trabajadores no tuviesen el derecho a que sus hijos posean un jardín adecuado para una enseñanza de calidad. |