Jonathan Neira, delegado del supermercado Átomo, enfrenta un juicio de desafuero por parte de los Millán, los dueños. El video con las amenazas de Elodia Millán y el relato de Jony sobre ese día.
Cuando la señora Millán llegó a la sucursal ese día me señalaba con el dedo y me hablaba con tono amenazador. Me trato de matón y yo le dije "yo solo quiero el franco entero para mis compañeros". Me quiso desintegrar la ilusión diciendo que yo no era capaz de darle trabajo a mis compañeros y le respondí "si les tengo que dar trabajo lo voy hacer” y me dijo “que le vas a dar vos”, y por haberme herido el sentimiento la trate de ladrona -porque roban a cara descubierta- “yo no le estoy robando a la gente, te pido un favor no me molestes más a los chicos”, me gritó.
Me amenazó con que iba a trasladar a todos los chicos si seguía peleando por ellos
Me amenazó con que iba a trasladar a todos los chicos si seguía peleando por ellos. Le señalé que no les daban el franco entero a mis compañeros, le recordé que no nos pagaban las horas extras de los sábados. Y que el franco era porque nos correspondía un día entero, no medio día como ellos decían. Me trato de estúpido y cada vez la tenía más cerca avanzando en el atropello. Le dije que le metía la mano al bolsillo a mis compañeros (no se puso ni colorada), que se estaba metiendo con la fuente sustento de nuestras familias, que cada compañero que va a trabajar, lo hace para llevar la comida a su familia. No le estaba robando solo a mis compañeros, sino también a los hijos de mis compañeros.
Me hacía callar, me trato de payaso y me dijo que me fuera. ¿Por tener plata y una empresa explotadora tenía el derecho de hacerme callar? No, no era así. Admitió haberme faltado el respeto. Me volvió amenazar, me dijo que se le iban las manos para otra cosa (amenazando con pegar un golpe). Me trato de caradura, que no trabajaba nunca.
Le dije que se llenaban los bolsillos gracias a la sangre y el sudor de mis compañeros y que se enriquecen gracias a ellos
Le dije que se llenaban los bolsillos gracias a la sangre y el sudor de mis compañeros y que se enriquecen gracias a ellos.
Dije esto y fue como si le tocara el punto débil. Ella se enojó y, alivianando el dolor de lo que le había dicho, volvió a decir que era “sacrificio nuestro”. Le respondí que era el “sacrificio de mis compañeros”.
Ahí paso lo que nunca imagine que iba a pasar. Se me tiro encima, me volvió a decir “caradura ándate de acá que te voy a desarmar la cara”, y me tiró una cachetada que si no me corro, me pegaba. Seguía tratándome mal, me decía que yo no valía ni un centavo.
Le dije que era una mal educada irrespetuosa y ella me seguía peleando. Decía “este tipo no debería existir” (capaz que lo dijo queriendo mandar a matones de ella a golpearme) y hasta me trato de parásito.
Se me tiro encima, me volvió a decir “caradura ándate de acá que te voy a desarmar la cara”
Desde que termino esa discusión, ese atropello por tener más plata que yo, pensé que se atreviera a querer pegarme era increíble. Se lo comenté a mi abogado, le dije que ya no les bastaba con iniciarme un juicio de desafuero, sino que ya eran capaces de querer pegarme. ¿Cuál iba a ser el próximo nivel de atropello y amenaza? ¿Encontrarme tirado por ahí? Mi abogado me sugirió que denuncie este maltrato.
Esa noche fui hablar con mi madre y le comenté lo que me había pasado. Me reto a los 27años. Me dijo que por más mal que me había tratado esa mujer no debía faltarle el respeto a los mayores, me hizo recordar que ella no me había enseñado a faltarle el respeto a los mayores, que eso estaba mal y que debía disculparme y pedirle perdón a esa señora. Además dijo que ella había criado a 6 hijos con la misma olla, con la misma educación y con los mismos recursos, que debía dar el ejemplo y que no lo volviera hacer más. Me fui a las patadas y re enojado, pensando en llegar a mi casa y decirle a mi mujer que debía hablar con ella, que había pasado algo grave.
Volví a mi casa y le conté lo que me había pasado a mi esposa, ella me dijo que dejara el trabajo. Que por si no bastaba todo lo que me habían hecho hasta ahora, además me habían querido levantar la mano. Me dijo que renunciara, que no fuera más, que no importara como la íbamos a pasar a futuro. Que si me había olvidado que lo importante es la familia, que ya nos íbamos arreglar con los 3 chicos y además de ese gran sermón me reto también.
Yo creo que todos somos seres humanos, que no debemos dejar que nos atropellen, que nos maltraten y que nos traten como parásitos como me sucedió a mí
Esa noche hice un balance de lo que me había pasado en todo el día desde que me quiso pegar la patrona, una mujer grande de edad; mi madre y mi mujer que me retaron, fue la gran explosión y me enoje re fuerte y me fui a dormir a la cucheta. Esa noche me agarro insomnio, casi ni pude dormir pensando desde la mafia mendocina (átomo), mi familia, mis compañeros, el trabajo y el futuro que se me venía.
Yo creo que todos somos seres humanos, que no debemos dejar que nos atropellen, que nos maltraten y que nos traten como parásitos como me sucedió a mí. Y que pase lo que pase somos seres humanos que tenemos sentimientos.
Hasta el día de hoy la señora Elodia Villareal de Millán va a la sucursal donde trabajo a supervisar. Me esquiva, no quiere hablar conmigo. Le pedí disculpas después hablar con aquellas dos personas queridas. Nunca tuve respuesta.