En el plenario de ayer, donde confluyeron delegados de la CGT Azopardo que responde a Hugo Moyano, la CGT Alsina de Antonio Caló y la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, se dio a conocer un documento consensuado, que contiene frases rimbombantes y críticas a 8 meses de la asunción del gobierno de Macri.
Una de las resoluciones del plenario llama al congreso normalizador el 22 de agosto y (otra vez sopa) deja postergado y en el freezer el llamado a medidas de fuerzas mientras, como el mismo documento indica, “el impacto del brutal tarifazo de los servicios públicos ocasionó tamaño perjuicio que incorporó más pobres a los ya existentes en el tercio de la población afectada (es decir, más de 13 millones de compatriotas), la mitad de ellos, niños y adolescentes; y que claramente implica una dirección opuesta a la proclamada aspiración de transitar el camino hacia la “pobreza cero”.
Paradójicamente, a pesar de de esta denuncia y mientras el pueblo trabajador manifiesta su malestar, no han llamado ni a una sola medida para contrarrestar el ataque brutal al bolsillo en los 8 meses que critican.
El documento, si bien hace mención a la caída de la producción -centralmente para ellos en las Pymes y a ramas industriales castigadas por la apertura indiscriminada de las importaciones- no dice una sola palabras sobre los miles de despidos que hay y que fueron el caballito de batalla en la frustrada ley de prohibición de despidos. Esa ley, impulsada en la importante movilización del 29 de abril, no tuvo continuidad alguna a pesar de tanto discurso amenazante en esa jornada.
Sobre la suba de precios, según señala el documento, los análisis más optimistas ubican a la inflación en un 43-45 %, mientras que la mayoría de las paritarias cerraron como mucho en un 38 %, y a pagarse en cuotas por lo general. Esto se choca con un escenario donde cada vez mas gremios –algunos influenciados por la izquierda- impulsan la reapertura de las paritarias. Sin embargo, sobre esa cuestión, tampoco hay pronunciamiento alguno.
En otras partes del documento, los dirigentes burocráticos intentan dialogar con las Pymes y con los sectores de la industria liviana, resaltando que es donde más puestos de trabajo se han generado.
Podríamos agregar que es, también, donde más despidos está habiendo como en ocurre en las autopartistas, textiles y donde sus trabajadores, en la mayoría de los casos, se encuentran sin representación sindical y con salarios por debajo de los convenios o, directamente, fuera de los mismos. Sobre esta cuestión las CGT no batallaron en la década kirchnerista. Obviamente, las suspensiones que son futuros despidos y un ataque al salario, tampoco tienen ninguna jerarquía en el documento que se presenta como “muy duro”.
Extractos del documento reflejan el pedido que hizo el nuevo gobierno a la sociedad para que le “diera tiempo” y poder hacer frente a la “pesada herencia”. Al mismo tiempo señala que nada cambió “con la llegada del segundo semestre”. “Cuando uno está empapado hasta los huesos, importa poco si llueve” afirma el texto.
Es difícil saber si esta frase es autorreferencial o no, ya que se agudizan las penurias de los trabajadores y ellos siguen dando tregua al Gobierno mientras están “empapados” hasta los huesos en sus arcas con el dinero de las obras sociales. Parece que importa poco si llueve.
“No hay que haberse graduado en Harvard o en otra prestigiosa universidad para darse cuenta de que vamos de mal en peor” dice el documento.
Tampoco hay que haberse graduado allí o ser un genio para ver que, con esta dirigencia sindical, los trabajadores vamos de mal en peor. |