Los primeros Juegos Olímpicos (JJOO) de los que se tienen registro datan del año 776 a.C y su denominación se debe al lugar de su celebración: la villa griega de Olimpia, el emplazamiento del santuario más importante del dios Zeus y situada en el valle del Alfeo. Estos juegos se celebraban cada cuatro años entre los meses de julio y agosto.
Los JJOO no surgieron como una inquietud deportiva, estética o filosófica. Más bien, respondieron a una época de crisis política y económica en un mundo griego en construcción. En el siglo VIII a. C., Grecia comenzaba a salir de la llamada Edad Oscura o época Homérica (época de transición entre los siglos XII a. C y VIII a. C., nombre que recibe por la escasa documentación).
En este período se desarrollaron las polis, varios centenares de ciudades-estado más o menos independientes. Sin duda la geografía de Grecia, donde cada isla, valle y llanura se aísla de las demás por el mar, colinas, montañas, ríos o sierras, contribuía a la naturaleza fragmentada de la Antigua Grecia.
Si bien los griegos antiguos no dudaban que eran un “pueblo singular” ya que compartían la misma religión, la misma cultura básica y la misma lengua, además de sus orígenes tribales comunes, la independencia de las polis se defendía con fiereza. Aún cuando un grupo de ciudades-estado se aliaron para defender Grecia durante la segunda invasión persa, la inmensa mayoría de las polis se quedaban neutrales y, al derrotar a los persas, los aliados volvieron a sus luchas internas.
La crisis del s VIII a. C. generó fuertes enfrentamientos sociales como resultado de la injusta distribución de tierras cultivables y los privilegios arrogados para sí de las aristocracias de sangre (privilegios que no solo fueron político-militar sino también religioso, judicial y económico).
La presión directa o stasis provocada por el resto de la población greco-parlante que no formaba parte de los cuadros dirigentes, amenazó la estabilidad de los estados griegos. Por esa razón, las aristocracias de sangre reaccionaron a través de dos caminos: los ajustes internos y la expansión colonial.
Debido a esta situación, pocas sociedades antiguas fueron tan belicosas como las polis griegas, a pesar de que fueron poco militarizadas hasta el siglo IV a. C. Los templos tienen representaciones en sus frontones y sus frisos con dioses con indumentaria de hoplita (un ciudadano-soldado de infantería pesada).
En este contexto de crisis y en un mundo absolutamente estratificado, los JJOO tenían por objetivo una especie de paz: la vida pública quedaba paralizada durante las fiestas ya que se suspendía toda actividad oficial. Durante ellas solamente se resolvían los asuntos de extrema urgencia y se dictaba una “tregua sagrada” entre las polis.
Los juegos públicos eran una ocasión de acercamiento entre los Estados Griegos. Progresivamente además de las polis de la Grecia continental, aumentó la participación de las múltiples colonias griegas de las costas del Mediterráneo. Olimpia se convirtió en una poderosa fuerza, que aglutinó, con la idea de un panhelenismo creciente, a todos los emigrantes griegos dispersos por el mundo helénico.
En los primeros JJOO se realizaba una fiesta local en el santuario de Olimpia en honor a Zeus. Al instaurarse la tregua sagrada las fiestas se hicieron más complejas y requirieron de una mayor administración. De esta forma. la dirección técnica de los juegos y la administración económica pasó a manos de la Boulé de Olimpia o Consejo Olímpico, que se encargada de elegir a los jueces y podía castigarlos si tenían un mal desempeño aunque no podía cambiar sus decisiones. La Boulé controlaba también los gastos y los ingresos del tesoro de Zeus.
Los juegos duraban cinco días. Durante la ceremonia de apertura, los atletas debían hacer el juramento de respetar las reglas. Las normas de los JJOO estaban grabadas en tablas de bronce que se encontraban en la sede del Senado Olímpico. Algunas de ellas sostenían que, para participar en los juegos, los atletas debían ser griegos, hombres libres, jóvenes (un atleta podía ser excluido por ser demasiado mayor) y superar un periodo de entrenamiento de diez meses en la ciudad de Elis; prestar el juramento ritual y no se podía matar al adversario en la lucha ni empujarlo en las carreras.
El segundo día tenían lugar las carreras ecuestres y de carros, donde los ganadores no eran los jinetes, sino los propietarios de los caballos, de tal modo que llegó a darse el caso de que una mujer (cuya participación estaba prohibida), Cinisca, hija del rey espartano Agesilao, se proclamó campeona olímpica por dos veces a pesar de que, por su condición de mujer, no estaba autorizada a entrar en el estadio.
Una de las características más íntimas de los antiguos griegos era su espíritu agonístico. La voz griega agón equivalente de la latina certamen, se aplica a toda lucha que enfrenta a dos adversarios. En los JJOO había diferentes competiciones llamadas Agones: los atléticos donde se encontraban las carreras (la carrera principal y más antigua era la de velocidad que constaba de 192 metros: un estadio), el salto de longitud: (los atletas tomaban impulso y saltaban sobre un foso de tierra. No se median las longitudes, sino que se comparaban las huellas dejadas por los competidores. Lanzamiento de disco y lanzamiento de jabalina.
Los agones luctatorios como la lucha cuyo objetivo era derribar al adversario mediante agarres y presas. Se permitía usar las piernas propias para el ataque, así como atacar las del rival. Pugilato: en este deporte se golpeaba al adversario únicamente con los puños. También, los agones hípicos, carreras de carros: estas constituían el momento más importante de los juegos olímpicos. Las carreras de caballos podían tener obstáculos como vallas, fosos, pendientes y terrenos difíciles. Ambas carreras se practicaban en el Hipódromo de Olimpia, un circuito de 1540 metros.
Además se realizaba la prueba del Pentatlón que, según Aristóteles, era la prueba de la perfección para el hombre completo en su destreza y fuerza. Estaba compuesta por cinco actividades: salto, lanzamiento de disco, jabalina, velocidad y lucha. Los espartanos fueron los claros dominantes en esta actividad que se incorporó a los JJOO en el año 708 a.C.
Los ganadores de las diversas pruebas eran reunidos en el templo de Zeus y recibían como premio el honor y la gloria. Asimismo, les entregaban un objeto simbólico: al principio fue una manzana, más tarde se sustituyó por una corona de olivo y luego fue sustituida por el laurel. El nombre (el del padre), el lugar de nacimiento y el linaje de cada ganador se inscribían en un registro. El que conseguía vencer en todas las pruebas del pentatlón, tenía derecho a una estatua en el templo de Zeus.
Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del imperio, con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero de 380), el emperador hispanorromano Teodosio I prohíbe toda celebración pagana, incluyendo los Juegos. Los últimos JJOO de la Antigüedad se celebraron en el 393 d. C., casi doce siglos después de sus comienzos.
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