a tarde del domingo sumó un escenario más a la colorida plaza del barrio Cano. Mientras se iban los últimos puestos de la feria que atrajo a decenas de compradores y los niños se divertían en los juegos o cazando pokemon, un centenar de vecinos del barrio ente inquilinos y propietarios se hicieron presentes en la asamblea general que se realiza una vez al año.
En la misma se elegían 14 delegados y 14 revisoras de cuenta a criterio de uno por cada monoblock, que luego elegirían al presidente del Conejo de Administración.
Lamentablemente no se pudo abordar en el desarrollo del debate las propuestas, ideas y peleas que hay que dar para avanzar en las problemáticas del Barrio aunque hubo un fuerte debate que parecía anacrónico.
Un grupo de propietarios detrás de cuestionamientos a la administración actual expuso sus verdaderos intereses de arremeter contra la feria que funciona en la plaza todos los fines de semana esbozando argumentos un tanto reaccionarios.
“La feria desvaloriza mi propiedad” explicaba un vecino sincerándose luego de que otra señora amenazara con corta la calle Bolugne Sur Mer para desalojarlos. La feria era el caballito de batalla de quienes sin decirlo evidenciaban también sus sentimientos hacia los habitantes del barrio San Martín. Sin embargo, más allá de que la feria y toda actividad social, recreativa como el cine que también funciona, de organización, debate, entre otras haya en el barrio revaloriza lo “social” y lo “colectivo” por sobre la propiedad individual, no tenían en cuenta que es espacio público y no de administración privada del barrio.
En esta arremetida intentaron que se establezca un criterio donde los inquilinos no podían ser electos delegados, cuestión que a más de uno le hizo rememorar deseosamente la famosa huelga de los inquilinos. De todas formas no hubo lugar a estos planteos minoritarios y de clase que atrasan al derecho elemental de “elegir y ser elegido”.
Debates que no estuvieron presentes pero es necesario abordar son la democratización de la elección del presidente del consejo, que hoy se hace forma indirecta por los delegados y no por la elección directa de los que viven en el barrio; transparencia en la rendición de cuentas, o cómo exigirle a la Municipalidad de la Ciudad que destine los recursos para esta zona de la ciudad y no siempre para los barrios más ricos, arreglando por ejemplo la calle lindante de la escuela la cual es pura tierra.
Así fue que la plaza del barrio Cano vivió su tarde política ya que no se escapa que las tres principales afinidades políticas de la provincia, radical, peronista y de izquierda, estuvieron de alguna forma presentes en la asamblea.
Si alguna reflexión merece este domingo, ante tanto palabrerío que auto equipara propiedad de un inmueble con títulos de nobleza, es visibilzar que ante cada pequeño hecho de la vida cotidiana las clases sociales, aunque sea en forma de ideología, están presentes como base estructural de la sociedad, por lo que corresponde redoblar la organización independiente de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, identidad que nos unirá con nuestros pares de los distintos barrios de la provincia. |