El gobierno no afloja en su ajuste. La recesión trajo un crecimiento enorme en la cantidad de pobres. Ya era malo el panorama que dejaba Cristina Kirchner con 12 millones debajo de la línea de pobreza. Ahora son 2 millones más. Por eso las marchas de desocupados o trabajadores informales, como la de San Cayetano fueron masivas. Pero no fue la única.
El martes 9 desde la izquierda realizamos distintos actos como el de Plaza de Mayo y cortes, como en Rosario y en el centro de Buenos Aires, acompañando a los sectores clasistas del movimiento obrero. Allí estuvimos los representantes políticos del PTS en el FIT, como Myriam Bregman, Christian “Chipi” Castillo y Patricio del Corro, que tuvo gran cobertura. A la tarde participé de la marcha del obelisco a Plaza de Mayo.
Esta movilización contrasta con la actitud de las cinco centrales sindicales. Es insólito que ante semejante ataque a los trabajadores y pobres de nuestro país las centrales no salgan a pelear o dejen solos a los gremios que salen al paro. Por eso uno de los reclamos que hicimos en esa jornada y repetimos desde esta columna es que le exigimos a los dirigentes sindicales que rompan la tregua. Los trabajadores de todos los sindicatos deben reclamar eso a sus dirigentes.
Motivos sobran. Además de las decenas de miles de despedidos del Estado, ahora Macri apura a la Corte Suprema para que convalide los tarifazos. Mientras tanto en la Provincia de Bs. As. la gobernadora se niega a reabrir la paritaria docente. Y eso ha obligado a Baradel del Suteba a llamar al paro que coincide con el paro nacional de ATE para este jueves 11. Pero ninguna de las dos CTA llaman a parar, ni hablar de las CGT en plan de unificarse.
Los trabajadores no podemos esperar nada de estos dirigentes vendidos. Hay que desarrollar fuertes organizaciones en cada gremio, de agrupaciones sindicales combativas y antiburocráticas para luchar y también que peleen por recuperar cada comisión interna, seccionales y hasta sindicatos para los trabajadores.
Que la crisis la paguen los capitalistas
Dos millones de pobres nuevos, caída del salario, inflación que no para, tarifazos, pérdida de miles de puestos de trabajo. El capitalismo descarga con furia su crisis sobre los trabajadores. Hay que resistir.
Pero para eso también es bueno tener un programa de reivindicaciones. O como siempre nos dicen en los medios. “Ustedes denuncian a todos pero ¿que proponen?”.
Los trabajadores no tienen la culpa de la crisis capitalista, por lo tanto no deberían pagar las consecuencias de la misma. Sencillo. Pero los capitalistas quieren salir de la crisis recargándola sobre los trabajadores y el pueblo pobre. Son intereses opuestos, e irreconciliables. O ellos o nosotros.
Por ejemplo, se han perdido miles de puestos de trabajo y millones han caído en la pobreza. La Iglesia dice que hay que contener a los pobres, darle comida y abrigo, y evitar que se levanten hastiados de la miseria que sufren. Con eso salvan al régimen capitalista y a los capitalistas individuales también.
Nosotros decimos: no queremos migajas sino trabajo genuino para todos. Millones trabajan hasta 12 horas diarias mientras otros no tienen trabajo. |