Hillary Clinton busca atraer a los votantes republicanos descontentos con la candidatura de Donald Trump. Su campaña busca reclutar republicanos después de la peor semana en la campaña del magnate neoyorkino.
Según una encuesta realizada por Reuters/IPSOS casi uno de cada cinco republicanos registrados quiere que Trump se retire antes de la elección del 8 de noviembre. A esto se suma la lista de asesores, legisladores, excandidatos y expresidentes republicanos que ya apoyaron a Clinton o se expresaron explícitamente en contra de la candidatura de Trump.
La campaña de Hillary Clinton lanzó el miércoles 10 una página web llamada togetherforamerica.com (Juntos por Estados Unidos) para reunir apoyo entre los republicanos y votantes independientes. Como adelantó en el discurso de cierre de la convención demócrata, Clinton quiere presentarse como la candidata de la unidad nacional ante la polarización que atraviesa la sociedad estadounidense.
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En la página web ya se pueden ver las firmas de 50 republicanos destacados e independientes, incluidos la presidenta ejecutiva de Hewlett Packard, Meg Whitman, y el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg. También se cuentan entre los firmantes John Negroponte, exdirector de inteligencia nacional durante el gobierno de G. W. Bush. El propio expresidente Bush hizo expreso su rechazo de la candidatura de Trump y declaró estar preocupado por haberse convertido en “último presidente republicano”.
A principios de esta semana, 50 funcionarios republicanos de seguridad nacional firmaron una carta abierta en la que cuestionaban el criterio de Trump con respecto a temas sensibles de seguridad nacional, y lo calificaron como insensato y no apto para el cargo.
Trump restó importancia a las deserciones y a las críticas en las filas republicanas y las señaló como una reacción de la elite de Washington contra su campaña. El rechazo que despertó Trump en las filas del partido republicano es la muestra más reciente de la crisis del sistema bipartidista, que golpea hoy de lleno al partido republicano, en el que el magnate se convirtió en vocero de la bronca de la base de derecha del partido. El discurso reaccionario y populista de derecha de Trump se hace eco de los peores miedos y prejuicios de sectores de la población golpeados por la crisis. Por eso el “cortejo” de Clinton a los republicanos anti Trump puede no ser suficiente.
Hillary: ¿la más republicana de los demócratas?
Clinton parece tener asegurado el apoyo de la alianza que llevó al partido Demócrata a la Casa Blanca las últimas dos elecciones: jóvenes, mujeres, afroamericanos y latinos. Sin embargo, Hillary aspira también a capitalizar el descontento que existe en las filas republicanas. A la vez, con una imagen de “unidad nacional” y un perfil más de centro, de alguna forma busca dirigirse a sectores de trabajadores que ven en Trump a un candidato que se preocupa por quienes perdieron con la crisis económica.
Un factor que favorece a Clinton entre los republicanos es su perfil de política exterior. No por nada la vanguardia del apoyo republicano a Clinton se concentró en primer lugar entre asesores y especialistas de política exterior que ven en la demócrata una garantía más firme de defensa de los intereses del imperialismo estadounidense en el mundo.
Algo de ese perfil se vio en la convención demócrata, que explotó como nunca el perfil patriótico tradicionalmente explotado por los republicanos. La presencia de soldados y generales fue un complemento notable del discurso progresista, que se dirige a los sectores en los que se basa el partido demócrata como son las mujeres y las comunidades afroamericana y latina.
Con esta campaña, Clinton intentará conjugar ambos perfiles y fortalecer así una candidatura para “unir” a Estados Unidos. A la vez, la candidata demócrata intenta presentar medidas económicas que le devuelvan a su partido algo del diálogo perdido con sectores de trabajadores, que ven en Trump a su vocero. En uno de sus actos en Michigan presentó medidas económicas como un impuesto a los ricos, del que se destinará una parte a la industria manufacturera, y establecer un fondo de 200 mil millones de dólares para infraestructura. También reafirmó su oposición al Acuerdo Trans-Pacífico (una posición opuesta a la que sostuvo mientras fue secretaria de Estado) y anunció que si resultaba electa, suspendería cualquier acuerdo que afectara puestos de trabajo estadounidenses.
Así como durante la convención acusó recibo de varias demandas que habían motorizado la campaña de Bernie Sanders en las primarias demócratas (como la educación gratuita, el salario mínimo, entre otras), Clinton intenta ahora dialogar con los sectores que ven en las promesas de Trump una respuesta a sus problemas. Este es uno de los desafíos para la candidata demócrata hacia las elecciones generales de noviembre. |