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La Izquierda Diario
12 de agosto de 2016 Twitter Faceboock

LIBROS // ENTREVISTA
“Todo lo que el poder odia”
Luis Bel | @tumbacarnero

Cordobesa, militante, presa política, feminista, lesbiana y piquetera, así describe el prólogo del libro de Alexis Oliva a su protagonista, Viviana Avendaño. Aquí un recorrido por su vertiginosa historia de vida.

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Alexis Oliva es periodista de investigación. Ha escrito para la agencia nacional Infojus Noticias, escribe en el periódico Será Justicia y en las revistas El Sur, El Avión Negro, Umbrales y Deodoro. Trabajó como redactor en el quincenario de investigación Informe Córdoba y como jefe de redacción en el diario El Argentino. Colaboró con Horacio Verbitsky en varias publicaciones, entre ellas La violencia evangélica (2008), Vigilia de armas (2009) y La mano izquierda de Dios (2010). Obtuvo el primer premio del concurso de investigación periodística Rodolfo Walsh con el trabajo “La evasión literaria” y participó con el ensayo “La conspiración también vestía sotana” en el libro Córdoba 1973 – Escritos para Ricardo Obregón Cano (2014).

Contanos sobre el libro

Alexis Oliva - Es mi primer libro, he trabajado en algunos libros ajenos, participado en libros colectivos, colaborado en otros y he escrito algunos ensayos y artículos. Este es un trabajo bastante largo, un poco por la característica de la historia en sí, y otro por la forma en que me conecto con todo esto. Que es la historia de vida de una militante política y social. Una revolucionaria. Revolucionaria en tiempos donde la revolución parecía más al alcance de la mano y revolucionaria en tiempos en que la revolución parecía definitivamente derrotada en todo el mundo y más en este país. Viviana Avendaño siguió creyendo en ella hasta el final. El último día de su vida escribió un texto sumamente esperanzador y que además, ilustraba muy bien la situación del conflicto adonde estaba participando en ese momento. Y fue allí adonde la conocí, en el penúltimo día de su vida. En un corte de ruta en Cruz del Eje en junio del año 2000. Un corte de ruta grande del Movimiento de Desocupados que ya venía arrastrando un conflicto desde mediados de los 90. Esto va recrudeciendo y en el 2000 se agrega el ingrediente de la represión a manos de la Policía de la Provincia de Córdoba. Con De la Rúa en el Gobierno Nacional que básicamente había dejado a los gobernadores “hacer”, con respecto a dar respuesta a la conflictividad social, dándoles poder a las policías provinciales.

Ella en ese momento estaba viviendo en San Marcos Sierra. Había nacido en Córdoba y era criada en el populoso barrio de Villa Libertador. Tenía una hermana mayor, Juana del Carmen Avendaño, que está desaparecida y era militante del PRT-ERP. Ambas eran hijas de “Pituca” Avendaño que es toda una institución en “la Villa”. Y eran hijas y nietas de madres solteras. Tenían el apellido de un bisabuelo materno que era un obrero de la sal. Un origen de clase trabajadora super explotada. Llegan a Córdoba después de la muerte de este hombre, que muere trabajando en las salinas.

Dijiste que la conociste en el penúltimo día de su vida. ¿Cómo fue eso?

AO - Yo me contacto con ella en ese conflicto, adonde ella, en el contexto de la represión, había empezado a jugar un rol más importante del que se había propuesto. Había una cierta acefalía, entonces ella toma un rol organizativo en todo sentido. Ayudando en la ruta a proteger a la gente por el tema de la represión, a reorganizarse, a armar la logística del corte de ruta y también un rol de vocera, ante los medios de comunicación y ante el poder político.

Para aquellos que no vivieron esa época, ¿qué reclamaban?

AO - En un principio trabajo digno. Luego los gobiernos de Menem a nivel nacional y de Mestre a nivel provincial pararon un poco la bronca con planes sociales. Entonces asume De la Sota, que durante su campaña había prometido 300 puestos de trabajo en el estado provincial para Cruz del Eje y jamás lo cumple. Encima los planes sociales habían vencido, no se pagaban y esto generó enormes cortes de ruta.

Casualmente Viviana está llegando desde San Marcos, desde donde venía trayendo a una amiga que le había pagado, ya que se encontraba desempleada, para que la llevara a la Escuela de Bellas Artes de Cruz del Eje. Ahí ve una carpa, que era la primera expresión de los desocupados ante la situación. Ella se acerca a la carpa, se ofrece a colaborar y ahí se suma al conflicto. Esto fue aproximadamente 15 días antes de su muerte. En el medio de todo esto se desata la primera represión, que lo único que hace es sumar bronca y multiplicar la protesta por 10. El día de la represión hay 400 marchando, al otro día cuatro mil. Se suman centros de estudiantes, sindicatos y otras organizaciones. Se hace una gran asamblea, que prácticamente conduce ella, y en este contexto recibe la amenaza, o “advertencia”, como dirían ellos, de parte del Jefe de Policía de la Provincia. Éste la hace llamar por Infantería que la lleva detrás del cordón policial que enfrentaba el corte y le dicen “Vos no sos de acá, sabemos quién sos. Cuidate.”. Esto es lo que ella cuenta después a tres testigos que observaron la situación.

Esta escena se repite a la noche, cuando se levanta el corte y se marcha a la comisaría para que se cumpla la promesa de liberar a los presos. El jefe de policía, que en ese momento era Luis Iturria, quien estuviera después a cargo de la Secretaría de Protección Humana de la Municipalidad de Córdoba durante la intendencia de Luis Juez; la hace llamar y la vuelven a amenazar.

¿Cómo fueron sus últimas horas?

AO - Esa misma noche, vuelve con su compañera Laura Lucero a San Marcos. Al día siguiente regresan a Cruz del Eje para cobrar un dinero que les habían quedado debiendo y en el segundo viaje a San Marcos, alrededor de las 19 horas, en una maniobra bastante extraña, choca con un camión de frente.

Ella muere en el acto, Laura queda en coma 48 horas y muere sin poder pronunciar palabra alguna. El conductor del camión sobrevive y declara no haber visto nada con claridad, que le parecía que la camioneta había querido pasar otro vehículo. Luego nunca habló, ni en la causa, ni con la prensa. A través de su abogado, que logra el sobreseimiento, intenté gestionar una entrevista con el chofer. No quiso hablar. Tampoco quiso hablar con una de los referentes del Movimiento de Desocupados, el “Ralo” Ávila.

En estas conversaciones con su abogado, éste me asegura que para él su defendido no tuvo nada que ver, pero que por su experiencia algo raro había. La pregunta del millón es, ¿qué hizo que ella haga semejante maniobra?

¿Ésta fue tu primera conexión con su historia?

AO - Sí, en realidad yo había ido a Cruz del Eje para cubrir el corte de ruta para la revista “El Porteño” y me quedó con la expectativa de entrevistar a Viviana. Ella se había transformado en una referente en el corte y las asambleas. El hecho de ser mujer le daba mucha legitimidad ya que la mayoría de las que iban a la ruta eran mujeres. Pero a las 48 horas me entero del accidente.

Fuimos a la noche al hospital. Se llenó de gente, muchos comenzaron a gritar “¡Hijos de puta! ¡La mató la policía!”, ya que había testigos de las amenazas que había sufrido. Amenazas que ella no había hecho púbicas a la asamblea, que había minimizado. Según los cercanos para no transmitir temor al piquete, para no ser ella la transmisora del miedo, que era el fin que buscaban.

Dijiste que en una de las amenazas le dijeron “Sabemos quién sos”. ¿Quién era Viviana Avendaño?

AO - Seis años después de esto, me encuentro con alguien que me cuenta que ella había sido presa política. La presa política más joven de la dictadura en Córdoba. Viviana, al igual que su hermana, militaba en el PRT-ERP, en realidad en la juventud, la Juventud Guevarista.

Con otros dos compañeros, había caído presa en octubre del 75, a los 16 años, por querer “llevarse” pintura de una pinturería del centro, de la Avenida Colón, ya que al otro día era el aniversario de la muerte del Che e iban a realizar una pintada. Quedan detenidos e inmediatamente la policía se da cuenta de que había una motivación política. Realizan allanamientos y les encuentran las revistas Estrella Roja y El Combatiente. Ella llega al 24 de marzo presa con una causa, estaba detenida en la Unidad Penitenciaria I de San Martín y a pesar de ser menor estaba alojada con los mayores. Estuvo en el pabellón adonde se llevaron a cabo los fusilamientos de 29 detenidos, entre ellos 6 mujeres, entre marzo y octubre de 1976, causa que fuera juzgada en 2010. Luego la trasladan a Devoto.

¿En el 76 la trasladan a Devoto?

AO - Sí, y allí en Devoto es una de las destinatarias del Proyecto de Recuperación de Pensionistas, que era un proyecto destinado a “quebrar” la voluntad de las presas políticas, generar el arrepentimiento y lograr la colaboración con el régimen. Y ella, como la mayoría de las que fueron de Córdoba, que ya iban bastante “curtidas” por haber sobrevivido a los “muchachos” de Menéndez en los centros de detención, fueron definidas como “irrecuperables”.

¿Cuánto tiempo estuvo detenida?

AO - Cinco años y medio. Desde 6 de octubre del 75 al 6 de abril del 81.

¿Qué hace al salir?

AO - Sale de la cárcel e inmediatamente vuelve a Villa Libertador y se contacta con organismos de Derechos Humanos. Ya que mientras ella estuvo detenida, habían sido secuestrados su hermana Juana y su cuñado, José Gómez. A su cuñado lo matan en un enfrentamiento fraguado en Ascochinga. Juana sobrevive unos meses más y en febrero del 77 la matan junto a Tomás Di Toffino en una serie de fusilamientos que se hicieron de a tres en las inmediaciones de La Perla.

A través de su trabajo con los organismos, comienza también a tratar de ayudar a compañeras y compañeros de ella que habían quedado adentro, entre ellos su novio. Así, toma contacto con la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que tenía mucha relación con el Partido Comunista (PC), ella se vincula y comienza a militar en la juventud, ya que recién tenía 22 años. Comienza a militar en la Federación Juvenil Comunista, conocida popularmente como “La Fede”.

Estando ahí, ya a la vuelta de la democracia, en el 87 la envían a estudiar a Moscú, a la Escuela de Juventudes Comunistas de Komsomol, la que había creado Lenin después de la revolución. Estuvo allí 6 meses con otros delegados de distintas provincias y cuando vuelve se va a militar a Buenos Aires. Allá se hace cargo de la prensa y propaganda, pero también de la organización de la seguridad en las marchas y manifestaciones. Todo esto fue en el momento del “viraje” del PC luego del XVI Congreso, adonde mucha juventud que se había acercado a las organizaciones guerrilleras puso sus expectativas allí, entre ellos muchos del PRT.

Bueno, ella transita toda esa etapa teñida por grandes derrotas, la caída del Muro de Berlín, el colapso de la URSS, de las cuales ciertos rasgos ella percibe estando allá y los expone a su regreso. También el período menemista con la aplicación del neoliberalismo más crudo. Esto provoca una gran sangría en el partido, pero ella se queda, desde otro lugar, que tiene más que ver con su identidad sexual.

¿Ella expone su identidad sexual dentro del partido?

AO - Viviana se asume como lesbiana en un determinado momento, que tiene que ver con la pérdida de una compañera con la que había tenido una relación un poco escondida en el placard, porque en el partido esto no era tan aceptado como se decía. Le generaba costos, no discriminaciones explícitas, pero sí costos, como no poder progresar dentro del partido. Esto es un quiebre para Viviana, la pérdida de su compañera de una manera trágica. Ella da un debate hacia adentro, alentada un poco por Claudia Korol. Comienza a militar en el naciente Movimiento de Lesbianas Feministas y participa del Encuentro Nacional de Mujeres de San Bernardo en el 90.

De la mano de Claudia Korol va a acercarse a otras de sus pasiones, la educación popular. Participa activamente allí, hasta que en el 98 se reencuentra con una compañera que había sido su pareja y con ella deciden irse a San Marcos, ya que venía trabajando en Carlos Paz con el tema de la educación popular y además podía estar más cerca de su familia que todavía vivía en Villa Libertador.

¿Cómo es su vida en San Marcos?

AO - Le gusta mucho, pero comienza a agarrarle cierto “síndrome de abstinencia”. El lugar era hermoso, pero le faltaba política y ya no le alcanzaba con la educación popular. Ella era una de las creadoras del Centro de Educación Popular Juana Azurduy y Claudia la invita a participar en la Universidad de Madres de Plaza de Mayo pero no acepta.

Le gustaba San Marcos, pero no sólo le faltaba política y militancia, sino también clase trabajadora, la clase de la que su familia venía. Esto es lo que encuentra un poco por casualidad en ese corte en Cruz del Eje cuando ella se acerca a la carpa de esos desocupados. Esa identificación mutua que se provocó en aquel encuentro sólo se explica por la clase.

¿Cuáles son las señales que te llevan a pensar que su muerte pudo no haber sido un accidente?

AO - Para comenzar, las amenazas de las que veníamos hablando. Después, en una gran manifestación que hay en el 97, el encargado del operativo de inteligencia es Carlos Yanicelli, Jefe de Inteligencia Criminal, felicitado públicamente por Ramón Bautista Mestre, por aquel entonces gobernador, por haber detectado “infiltrados” en el corte. Cuando en realidad la que venía espiando e infiltrando las manifestaciones era la misma policía. Yanicelli es, curiosamente, el Instructor Policial que en el 75 le abre expediente a Viviana cuando la detienen y tiene una reconocida participación en el Departamento de Información del D2. También es un hombre del Departamento Cruz del Eje, con conocimiento del territorio y se rumoreaba que era él quien en el 2000, durante los cortes, manejaba el operativo desde las sombras. A pesar de haber sido “desplazado” de la fuerza por las denuncias de los organismos de DDHH. Entre esas denuncias está la del ex policía Luis Urquiza que tomó mucha relevancia en los medios e incluso su historia fue llevada al cine con “La sombra azul”. Además, toda su historia como militante, desde los 70 hasta la fecha se encontraba en el expediente policial al momento de su muerte.

Otra curiosidad es que apenas ella aparece en los medios, ya comienzan a colgarle el mote de “infiltrada”. De infiltrada y de lesbiana también. Esto en vida y después de muerta, intentaban deslegitimarla frente a la asamblea acusándola de lesbiana y comunista, sabiendo que eso podía quitarle prestigio ante el resto de los manifestantes, la mayoría mujeres, que provenían de pueblos pequeños con una moral conservadora.

Uno de los referentes de la zona cuenta que después del accidente, entró a la comisaría y vio la agenda de Viviana desarmada hoja por hoja sobre un escritorio y gente manipulándola en busca de contactos e información. Estas personas tenían barba y pelo largo, no eran uniformados. No es de extrañar, ya que en la ciudad se vivía una especie de estado de sitio, con autos “de civil” sin patente recorriendo las calles y el corte.

Otro signo es la dificultad para llegar a los expedientes, tanto el del corte como el del choque. Las incongruencias que existen, lo que no se dice, las pericias que no se realizaron.

Para cerrar, después de 8 años de investigación, ¿qué imagen te queda de Viviana?

AO - La de una militante que siempre fue por más. A pesar de haber sido orgánica muchas veces, siempre estuvo a la izquierda y discutiendo, abriendo debates. Su historia, que recorre gran parte de los procesos revolucionarios y sociales de los últimos 40 años, así lo demuestra.

 
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