La segunda jornada de la Conferencia de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional abordó la discusión sobre la situación política internacional a partir de un informe de la compañera Claudia Cinatti de la dirección nacional del PTS, seguido de un rico debate de los delegados de los distintos países y una conclusión del compañero Emilio Albamonte.
El informe partió de destacar que lo más dinámico en la situación internacional son los nuevos fenómenos políticos que están surgiendo sobre la base de las condiciones creadas por la prolongada crisis capitalista iniciada con la Gran Recesión de 2008, que como se había señalado el día anterior en la discusión sobre economía, no derivó en un crack pero tampoco dio lugar a una recuperación sólida.
Esta emergencia de fenómenos políticos novedosos a izquierda y derecha se da sobre el trasfondo de una fuerte polarización política y social, heredada de las condiciones de la crisis de 2008, que si bien tiende a ser un denominador común que tiñe la situación internacional, es más agudo en los países centrales, en particular Estados Unidos y la Unión Europea.
La crisis de los partidos tradicionales que se expresa, por ejemplo, en el hundimiento de los partidos socialdemócratas en Europa o la profunda crisis del partido republicano en Estados Unidos y el surgimiento de “populismos” de izquierda y de extrema derecha, como la candidatura de Trump, la emergencia del “fenómeno Sanders”, o el fortalecimiento de los partidos de la extrema derecha europea. El triunfo del Brexit que puso de manifiesto la profunda crisis del proyecto de la Unión Europea bajo dirección del imperialismo alemán; o la crisis del Estado español que después de dos elecciones aún no consigue formar gobierno, no son hechos coyunturales sino manifestaciones de que la crisis capitalista ha desarrollado tendencias a la crisis orgánica en diversos países centrales o crisis orgánicas abiertas en países periféricos como Brasil y Venezuela.
Tomamos esta categoría de A. Gramsci, para definir una crisis estructural y de conjunto, que pone de relieve contradicciones profundas que las clases dominantes no pueden resolver por sus métodos de dominación política habituales, y que abre un período de cuestionamiento profundo y de escisión de sectores importantes de las clases explotadas con los partidos tradicionales que en sus distintas variantes, conservadores o socialdemócratas, habían adoptado el mismo programa neoliberal.
Esto se da en el marco de la continua decadencia del liderazgo de Estados Unidos que se manifiesta en las crisis irresueltas en el Medio Oriente, en particular la guerra civil en Siria que concentra las principales contradicciones de la situación internacional. La sangrienta batalla por el control de Alepo es el símbolo de la complejidad de este conflicto que ha tomado un curso reaccionario y que depende de los intereses de los múltiples actores, en particular Estados Unidos y Rusia, que con la excusa de “combatir al terrorismo” y al Estado Islámico, intervienen ya sea directamente o a través de grupos locales. Si en las próximas elecciones presidenciales norteamericanas resulta electa Hillary Clinton, como indican hasta ahora las encuestas, ya anunció que profundizará la política guerrerista e intervencionista del imperialismo.
La guerra civil en Siria, que es la consecuencia más dramática de la derrota de los procesos de la primavera árabe, se ha vuelto un problema de primer orden para los gobiernos del mundo occidental como lo hemos visto en la crisis de refugiados que sacudió a la Unión Europea y la oleada de atentados terroristas en Francia, Alemania, Bélgica y Estados Unidos. Estos acontecimientos ya están reconfigurando el mapa político. Por ejemplo, en el caso de Francia son utilizados por el gobierno “socialista” de Hollande para dar un giro autoritario e imponer la reforma laboral después de un imponente movimiento de lucha. También están en la base del fortalecimiento del discurso xenófobo, antiinmigrante y racista de los partidos de la extrema derecha, que manipulan el temor de sectores que ven amenazadas sus condiciones de vida hacia el odio a los inmigrantes y los musulmanes.
El intento fallido de golpe de estado en Turquía le permitió al presidente Recep Tayyip Erdogan lanzar una purga sin precedentes para liquidar todo oposición, en particular domesticar a la minoría kurda, para imponer un régimen más autoritario y recomponer las alianzas internacionales de su país, estratégico por su ubicación entre oriente y occidente.
El otro elemento fundamental que se discutió en profundidad es el significado de la lucha contra la reforma laboral en Francia como un síntoma de que la situación de bajo crecimiento o estancamiento económico, polarización y crisis política están creando las condiciones para el desarrollo de nuevos procesos de la lucha de clases.
La discusión sobre Francia será tema de una sesión especial de la Conferencia a partir de la importante intervención en el proceso que viene desarrollando la Courant Communiste Révolutionnaire, y donde su diario Révolution Permanente –parte de la Red Internacional La Izquierda Diario- se ha transformado en una de los medios de expresión del movimiento.
En síntesis, la Conferencia definió que estamos en una etapa de giros bruscos, en la que estarán a la orden del día tanto giros bonapartistas como nuevos procesos de lucha de clases y radicalización política, lo que hace más urgente que nunca la acción e intervención de los revolucionarios para influir decisivamente en esos nuevos fenómenos y dar una salida obrera progresiva, porque de lo contrario, se impondrán como ya hemos visto a lo largo del siglo XX, las variantes más reaccionarias de la burguesía.