El pasado 10 de agosto se cumplieron 107 años del nacimiento de Leo Fender en Anaheim, California, quien fuera el inventor de la guitarra eléctrica más exitosa y emblemática de todos los tiempos: la Stratocaster.
Foto: Leo Fender, creador de la famosa guitarra Stratocaster
A comienzos de 1950, Leo Fender diseñó la primera guitarra eléctrica bajo el nombre de Esquier, con el mismo diseño que a partir de 1952 crearía su sucesora, Telecaster. Pero, lo que realmente revolucionaria para siempre el mundo de las seis cuerdas sería la creación en 1954, de la famosa Stratocaster.
La mundialmente famosa Strato, cuyas curvas de madera maciza de maple han sido imitadas por constructores de instrumentos a lo largo y ancho del globo, ha inspirado la música de grandes artistas del rock, blues, pop, jazz y demás géneros modernos de la talla de David Gilmour (Pink Floyd), Richie Blackmore (Deep Purple), Jimmy Hendrix (siendo éste último el más representativo del modelo), Eric Clapton, Jeff Beck, incluso George Harrison (The Beatles), entre muchos otros.
También, en el plano local, se pueden observar exponentes de la guitarra que han desarrollado su estilo inspirados en el clásico sonido cristalino, brillante y estridente de la Stratocaster, destacándose de una lista interminable a Ricardo Mollo (Divididos), Walter Giardino (Rata Blanca), Luis Alberto Spinetta o Gustavo Cerati.
Incluso, el mayor héroe de la guitarra de estas pampas, Norberto “Pappo” Napolitano, dedicó la canción “Stratocaster Boggie” al este legendario instrumento.
En cuanto al canto de sirenas que despliega esta guitarra, se puede decir que su inconfundible timbre es acertado para ejecutar cualquier tipo de género, desde el blues con más feeling al ataque poderoso del heavy metal, dada su versatilidad.
La construcción de este instrumento, cuenta con un cuerpo de madera maciza, en general maple, acompañado de un mango de maple o rosewood (ambas maderas oriundas de Canadá). Además, acompañan a este mueble tres micrófonos de bobina simple, responsables de la amplificación del característico “sonido roto” o “twang”, como se conoce en el círculo de los guitarristas.
Como principal competidor frente a las guitarras de Leo Fender, emerge en 1952 el modelo Les Paul fabricado y popularizado por la marca Gibson. Esta rivalidad ha atravesado más de 50 años de historia de música moderna, siendo una verdadera contienda de estilos y gustos, que atraviesa a músicos amateurs y profesionales.
A partir de la década del 80, fundamentalmente con el surgimiento del heavy rock y el glam rock, la Stratocaster sufrió algunos cambios en su sonido y su apariencia cuando el talentoso Eddie Van Halen transformó su guitarra colocándole un micrófono doble bobina, fusionando la Strato con la característica principal de una guitarra Les Paul. Con esta influencia surgió la denominación “Superstrat” para instrumentos de estas características, con sonido y estética más agresivos.
Es tal el fanatismo que despierta en sus admiradores, que músicos exitosos como Eric Clapton o Steve Ray Vaughan han inmortalizado sus Strato con nombres casi mitológicos como la famosa Blackie o Lenny, respectivamente.
Quizás, su entrada triunfal al Olimpo de la música popular se dió el 18 de junio de 1967, cuando de la mano de un joven afroamericano de tan solo 25 años de edad, desconocido para las masas que asistieron al Monterey Pop Festival en California, sacudiría el universo de la cultura.
Jimmy Hendrix deslumbraría a las más de 200 mil personas que observaban atónitas mientras empuñaba su Stratocaster blanca con detalles psicodélicos típicos del flower power. No solo porque en ese escenario desfilaron canciones infinitas como Hey Joe o Wild thing, sino además por la propuesta estética presentada por Hendrix con una vestimenta de estilo andrógino e incluyendo al final de su presentación un acto cargado de un erotismo nunca antes visto en vivo protagonizado junto a su guitarra, la cual finaliza en llamas en un ritual entre lo esotérico y lo pagano.
Este tremendo golpe escénico con una carga de rebeldía y libertad son expresión de la agitación que se propagaba por el mundo teniendo como eje central a los jóvenes, de todas las latitudes. Esto se expresó en los sucesos de París y su Mayo Francés del 68, o el desarrollo del movimiento estudiantil en México (puntualmente en las universidad de la UNAM, IPN, entre otras) que fue brutalmente aplastado mediante la masacre de la Plaza de las Tres Culturas, como también el movimiento contra la guerra de Vietnam intensificados luego de la masacre de My Lai y la lucha por los derechos civiles protagonizada por la juventud norteamericana. Por estos lares, el Cordobazo del 29 de mayo de 1969 fundía una alianza entre obreros y estudiantes con efectos sin precedentes en la historia argentina y donde más tarde, a comienzos de los 70, la rabia de Spinetta, que por esas casualidades vociferaba con una Stratocaster en sus manos, y Pescado Rabioso sonaban como respuesta a los bastones largos de la ya debilitada Revolución Argentina.
Si el rock es la voz de la juventud rebelde, y si Woodstock fue la banda sonora del Mayo Francés y el símbolo contra la guerra de Vietnam; la guitarra Stratocaster es su bandera.