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La Izquierda Diario
17 de agosto de 2016 Twitter Faceboock

X CONFERENCIA DE LA FT-CI
Construir en el Estado español un frente político anticapitalista que sea una alternativa al neorreformismo

Conversamos con Santiago Lupe, Alejandro Arias, Marta Clar, Cynthia Lub y Diego Lotito de Clase contra Clase, grupo hermano del PTS en el Estado español, sobre la situación política y los desafíos de la izquierda revolucionaria.

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LID: En el último período el Estado español ha sido uno de los epicentros del desarrollo de nuevas variantes neorreformistas como Podemos. ¿Qué caracterización tiene Clase contra Clase de este fenómeno y su dinámica actual?

Santiago Lupe: Después de la irrupción del 15M se abrió un proceso de movilizaciones protagonizadas por la juventud, sectores populares golpeados por la crisis y algunos destacamentos de la clase trabajadora. Estos últimos quedaron muy aislados y bloqueados por el rol de la burocracia sindical, lo que marcó un profundo límite a este ciclo de luchas. Sobre esta situación emerge un nuevo reformismo, Podemos, que se propuso canalizar todo este profundo malestar hacia una salida electoral y de reforma gradualista del régimen. Sin embargo, este proyecto viene dando muestras de haber tocado techo. Después de un giro a la moderación e integración en el régimen a velocidad de crucero, los resultados electorales de junio muestran que un millón de personas les retiraron el apoyo. Esto, unido a la posibilidad de que finalmente haya un nuevo gobierno del PP, con una agenda de ataques muy dura que le exige desde hace meses Bruselas, podría cerrar este paréntesis de desvío y regenerarse una dinámica de mayor lucha de clases.

LID: Como parte de la crisis del régimen español, la emergencia de la cuestión nacional catalana ha sido uno de sus aspectos claves. ¿En qué situación se encuentra este movimiento y cómo ha intervenido vuestro grupo?

Marta Clar: La cuestión catalana es uno de los ejes de la crisis del régimen del ‘78. Desde la irrupción del movimiento democrático por el derecho a decidir en 2012, el partido histórico de la burguesía catalana, CDC, se puso a la cabeza con la intención de sacarlo de la calle y reconducirlo a una vía muerta de negociación con las instituciones del mismo régimen político que se fundó, entre otras cosas, sobre la negación del derecho de autodeterminación. Lamentablemente, el ala izquierda de este movimiento, la CUP, y detrás de ella la mayor parte de la izquierda catalana, han mantenido una política de conciliación de clases sintetizada en la frase de “mano extendida” a CDC. En esta situación, nuestro grupo ha sido el único en levantar una salida de independencia de clase para luchar por el derecho de autodeterminación, planteando que para conquistarlo es necesario poner en marcha la fuerza social de la clase trabajadora en un enfrentamiento con el régimen, algo impensable de la mano de la burguesía catalana. A cuatro años del 2012, CDC ha llevado al movimiento al desgaste. Para esto ha contado con la colaboración del nuevo reformismo que sostiene que el derecho a decidir hay que conquistarlo en las Cortes de Madrid. Actualmente muchos sectores de izquierda comienzan a cuestionar esa política, lo cual abre la posibilidad de que podamos confluir con algunos de ellos.

LID: En este marco, ¿en qué situación se encuentra el movimiento obrero y qué política ha desplegado Clase contra Clase para intervenir en él?

Cynthia Lub: A pesar del rol nefasto de la burocracia sindical, que viene siendo el principal agente que sostiene al régimen y posibilita que pase el grueso del ajuste, ha habido luchas de resistencia muy duras en las que nuestro grupo se ha volcado con iniciativas de solidaridad y promoviendo la coordinación obrera. Dos ejemplos emblemáticos fueron los de Coca-Cola y Panrico, y más recientemente la huelga de los técnicos de Movistar, un sector muy precarizado y atomizado que protagonizó una huelga de casi tres meses. Sin embargo, estos procesos fueron derrotados o bloqueados, al mismo tiempo que se imponía un desvío institucional por la vía electoral canalizando las demandas sociales y de la clase trabajadora mediante nuevas formaciones reformistas como Podemos.

Ahora el nuevo reformismo gobierna en las principales capitales del país, pero en su primer año de gobierno se han mostrado como gerentes “responsables” de los ayuntamientos, en una tónica muy similar a la de los alcaldes del PSOE. Esto ha precipitado que sectores de trabajadores comiencen a hacer una experiencia con estos gobiernos. Nosotros hemos venido apoyando, acompañando y abriendo las páginas de nuestro diario a numerosos sectores de trabajadores que han salido a la lucha enfrentando estos llamados gobiernos del “cambio” de ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza. Por ejemplo, los conductores de autobús en Zaragoza, del metro de Barcelona, los trabajadores de empresas subcontratadas de las tres ciudades que luchas por su remunicipalización o el caso de los “manteros”, vendedores ambulantes de origen inmigrante que están siendo duramente perseguidos por la policía municipal de Barcelona. Aunque la experiencia con el nuevo reformismo no es aún generalizada, son fenómenos muy sintomáticos con los que mantenemos un diálogo y están en el centro de nuestros esfuerzos por ayudar a que surja una nueva corriente obrera antiburocrática y anticapitalista en el movimiento obrero.

LID: La juventud, que estuvo en el centro de la escena política desde la irrupción del 15M, ha sido unos de los sectores más golpeados por la crisis. ¿Cómo venimos interviniendo en este terreno?

Alejandro Arias: Si, la juventud ha sufrido duros golpes. En la universidad ha pasado buena parte de la contrarreforma educativa y los ajustes, que en concreto significó la expulsión de decenas de miles de estudiantes de las aulas por no poder pagar las tasas. A su vez, el desvío reformista de la situación abierta con el 15M ha generado una combinación entre nuevas ilusiones en fenómenos como Podemos y cierta desmoralización porque no se pudieron parar los ataques. Por ello nosotros venimos impulsando agrupaciones estudiantiles que se proponen reactivar el movimiento estudiantil, pero no en clave corporativa -como hace la mayoría de la izquierda española-, sino luchando por las reivindicaciones estudiantiles, al mismo tiempo que desarrollamos la unidad obrero-estudiantil. También venimos interviniendo activamente en la juventud trabajadora. Por ejemplo, unos días antes de las elecciones un medio español publicaba una “carta abierta a Pablo Iglesias” de una joven cajera de un comercio que le decía a Iglesias que su apelación a “los de abajo” no la representaba más, porque se dirigía solo a los sectores con formación universitaria que se van a trabajar a Londres o Berlín, pero no a los jóvenes precarios superexplotados. Este sector es una amplia franja social abandonada por la política tradicional, los sindicatos burocratizados y los nuevos reformismos. Nosotros, por el contrario, hace años que nos hemos propuesto darles voz y aportar a su organización sindical y política. Por ello nuestros compañeros en CGT Telepizza de Zaragoza han hecho un trabajo pionero en la organización de la juventud precaria, que hoy comienza a extenderse a nuevos lugares de trabajo. En Barcelona, por ejemplo, hemos colaborado con el surgimiento de un nuevo comité de empresa en Telepizza (que ganó por mayoría a las listas de la burocracia de CCOO y UGT), estamos avanzando en la organización de compañeros en McDonalds y también comenzando a coordinarnos con trabajadores de Telepizza en Madrid. Esto junto al impulso de la coordinación entre distintos sectores, combatiendo contra la división de las filas obreras que imponen la burocracia sindical.

LID: El movimiento de mujeres tiene mucho peso en el Estado español. ¿Cómo venimos interviniendo en este proceso?

Marta Clar: Así es, en el Estado español hay un movimiento de mujeres muy importante, que además viene creciendo al calor de la crisis capitalista debido a que la opresión de género se viene agudizando, con un aumento de los feminicidios, las tasas de precariedad y pobreza femenina, la violencia machista, etc. Nosotras estamos interviniendo en él impulsando la agrupación Pan y Rosas, desde la que batallamos por una visión de clase, anticapitalista y antiimperialista dentro del movimiento feminista. Con este objetivo hemos llevado adelante campañas políticas contra el intento del PP de modificar la Ley del Aborto, contra la violencia machista, ciclos de charlas en las universidad sobre los principales debates que atraviesan al movimiento como la prostitución o el feminismo árabe –un tema muy importante en el medio de la ofensiva islamofóbica de los gobiernos europeos- y un aspecto central de nuestra estrategia, la intervención en las luchas obreras tratando de ayudar a organizar y dar visibilidad a las mujeres trabajadoras y sus propias reivindicaciones.

LID: Uno de los aspectos más destacados de la intervención de Clase contra Clase ha sido el lanzamiento de la edición española de Izquierda Diario. ¿Qué balance hacen de un año de trabajo con el izquierdadiario.es?

Diego Lotito: Nuestro balance es sumamente positivo. El 29 de septiembre se cumple un año del lanzamiento de ID.es, y en un marco político muy difícil por el ascenso del neorreformismo, el diario nos ha permitido llegar ampliamente a decenas de miles de personas con nuestras ideas. En los últimos meses hemos superado las 100.000 visitas mensuales sólo desde el Estado español. En sólo un año, según el ranking Alexa, hemos superado con creces a todas las webs de la izquierda, situándonos en el ranking al mismo nivel que el sitio web de Izquierda Unida, que es la organización tradicional más importante de la izquierda reformista española. Incluso entre la prensa independiente o alternativa, que tiene una gran tradición en el Estado español, hemos logrado un importante reconocimiento.

Esto no se debe solo a la amplitud de nuestro trabajo (publicamos más de 20 artículos diarios), sino a la calidad de nuestra producción político periodística, reflejando procesos de lucha y organización en el movimiento obrero como los que mencionamos antes, denuncias sobre las condiciones de trabajo y precariedad, etc. Esto nos permitió por ejemplo comenzar a reunir a trabajadores y trabajadoras de varias empresas, especialmente en Barcelona, que comienzan a ser corresponsales del diario. Una experiencia que nos proponemos generalizar en el próximo período.

El diario ha sido también la voz de procesos de lucha democráticos, como las luchas contra el procesamiento y persecución de luchadores, por la libertad de los detenidos y los cientos de procesados, los inmigrantes manteros en Barcelona, causas sociales, etc. Del mismo modo, nuestra sección de Género y sexualidades se ha destacado con cantidad de artículos propios y algunos con mucha repercusión en grupos de Facebook, redes feministas, etc. En nuestra sección Política hemos desarrollado también el análisis de la crisis del régimen y los debates con Podemos, IU, los “ayuntamientos del cambio” y el proceso independentista en Catalunya que nos han ubicado entre sectores politizados como un “punto de vista” en el análisis y la crítica del neorreformismo. Por último, la propia sección internacional del diario, desde la que cubrimos la actualidad política europea (con artículos sobre la situación en diferentes países, la lucha de clases en Francia, el brexit, la extrema derecha en Europa, los atentados del EI, Turquía, Francia o Grecia, la crisis de los refugiados, las políticas en Alemania, etc.), nutrida con decenas de artículos de la red internacional, nos han permitido desarrollar un análisis diario del panorama internacional desde un punto de vista de izquierda anticapitalista. Sobre esta base, como parte de las discusiones que hicimos en la Conferencia sobre los desafíos de la red internacional LID, tenemos planteado pegar un nuevo salto para ampliar nuestra influencia, con más tribunas, más opiniones, más denuncias, organizando a decenas de corresponsales y colaboradores en todo el Estado.

LID: ¿Cómo ven el escenario político español y qué desafíos políticos tienen en el próximo período?

Santiago Lupe: A pesar de que ha sido un año donde han primado las ilusiones en el nuevo reformismo, este curso lo terminamos con un muy buen balance y, en particular, una gran actividad internacionalista. Me refiero a la Escuela de Verano de la Red de Izquierda Diario en Europa que realizamos en Barcelona a mediados de julio. Fueron cinco intensos días de debates e intercambio en los que participamos más de 100 compañeros de Francia, 40 de Alemania y 70 del Estado español, que mostraron que empieza a surgir una izquierda revolucionaria en el continente que se proponer recuperar las banderas del marxismo revolucionario que la gran mayoría de la extrema izquierda europea han abandonado para irse detrás de Syriza, Podemos o en Catalunya la CUP.

En los próximos meses el escenario va a seguir siendo de una crisis del Régimen que no cierra, un gobierno débil, aunque muy ofensivo en sus políticas y con las principales mediaciones políticas con sus estrategias electoralistas y gradualistas incipientemente cuestionadas. Este marco, creemos que abre importantes posibilidades para que avance una izquierda revolucionaria, de clase e internacionalista. Nuestro grupo se propone seguir avanzando en el desarrollo de izquierda diario, que nos permite hacer llegar nuestras ideas a un público cada vez más amplio que se empieza a cuestionar las hojas de ruta de Podemos, IU o la CUP, pero que además queremos que sea tomado en sus manos por decenas de obreros, estudiantes, mujeres, inmigrantes, para darles voz a sus reivindicaciones y denuncias. Al mismo tiempo vemos fundamental avanzar en el desarrollo de las agrupaciones en el movimiento estudiantil, de mujeres y la juventud trabajadora, que aspiren a que en las posibles luchas que se den en la nueva situación puedan emerger alas izquierda que peleen por un programa anticapitalista y de clase.

Por último, vemos clave también seguir avanzando en los intentos de agrupamiento con las organizaciones y sectores que están a la izquierda del nuevo reformismo y se proponen pelear por un programa de ruptura con el régimen, anticapitalista y de independencia de clase. En este sentido, venimos dando pasos en el último año con la iniciativa “No Hay Tiempo Que Perder”, que impulsamos con IZAR y otras organizaciones de la izquierda anticapitalista. Un movimiento por una salida anticapitalista y de clase, que nos proponemos seguir desarrollando y ampliando audazmente, en la perspectiva de poder constituir un frente político que se ubique como la alternativa necesaria a las distintas variantes neorreformistas o de conciliación de clases que hasta ahora vienen actuando como freno a una dinámica de emergencia de la clase obrera y los sectores populares en la crisis del Régimen del ‘78.

 
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