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La Izquierda Diario
21 de agosto de 2016 Twitter Faceboock

Tribuna Abierta
“El pensamiento de Trotsky va inseparablemente unido a su actividad política”
Noel Argañaraz | Estudiante de la UNC - Legisladora del FIT (MC) en Córdoba

La Izquierda Diario habló con Carlos Mignon, quien es doctor en Historia y docente de la UNC. Es además autor de Córdoba Obrera. El sindicato en la fábrica 1968-1973.

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¿Cuál crees que es la importancia del pensamiento de Trotsky en el siglo xx?

León Trotsky pertenece a una rara especie dentro del mundo político del siglo XX: aquella de los que concibieron la actividad teórica marxista tanto una empresa científica como parte integrante de la actividad revolucionaria, en el sentido que la teoría marxista es guía para la acción, según los términos de Friedrich Engels, donde la “producción teórica” es una dimensión esencial e inseparable de la lucha de clases, y no una gimnasia meramente especulativa.

En ese sentido, podemos decir que el pensamiento de Trotsky va inseparablemente unido a su actividad política, que como todos sabemos fue llevada a cabo en las peores circunstancias posibles, con la consolidación del estalinismo en la URSS y el emerger del fascismo en la Europa capitalista. Por ello, lo que podríamos denominar el núcleo racional de su pensamiento se hizo eco de los grandes problemas de su época.

La reacción estalinista ocupa un lugar central: ¿Cómo comprender la evolución de la Revolución Rusa hacia un régimen de terror burocrático? ¿Cómo definir el fenómeno del estalinismo y situarse frente a él? Pero además, ¿cómo vencer el fascismo y cómo orientarse frente a la resolución de dos guerras mundiales sin encerrarse en la lógica binaria de los campos (como luego lo haría Michel Pablo) o en una política del mal menor que muchas veces se constituye en el trayecto más corto hacia la peor solución? ¿Qué actitud adoptar frente a las luchas de liberación nacional y ante los regímenes que de ellas surgen?

A partir de estos interrogantes, podemos vislumbrar cierto bagaje programático que podríamos resumirlo en los siguientes puntos: Uno, “la oposición entre la teoría de la revolución permanente y el socialismo en un solo país”; dos, “sobre las reivindicaciones transitorias, el frente único y la lucha contra el fascismo”; tres, “la lucha contra el estalinismo y la burocracia”; y cuatro, “la cuestión del partido y de la Internacional”. Pienso que estos puntos son esenciales, no sólo para comprender el desarrollo y devenir político de la clase obrera en el siglo XX, sino también puntos cardinales para extraer conclusiones políticas con miras al futuro. Por supuesto, que es necesaria una reactualización del pensamiento de Trotsky, ya que las coyunturas y circunstancias han cambiado (la disolución y fracaso del estalinismo, por ejemplo), pero hay muchos aspectos que deben ser revalidados, en vista de la crisis de carácter civilizatorio en la que se encuentran inmersas nuestras sociedades.

En la cátedra de Historia Contemporánea de la UNC se seleccionaron textos de la obra de Trotsky que incluyen debates alrededor de la táctica y la estrategia revolucionaria. Entre ellos cuestión de la táctica de Frente Único en Alemania ante el ascenso del fascismo, la crítica y denuncia a las consecuencias del Frente Popular, incluso vemos aspectos de la teoría de la revolución permanente. ¿Por qué incluyeron estos aportes de Trotsky para analizar diferentes procesos históricos?

Creemos que Trotsky fue quien mejor leyó la situación de reflujo en la que entró la clase obrera europea luego de la frustrada revolución alemana de 1923.

Asimismo, es una reivindicación de nuestra cátedra hacia su calidad teórica, siempre denostada por el mundo académico ligado la mayoría de las veces al prejuicio político y a la ignorancia literaria que a valoraciones de tipo heurístico.

Creemos que uno de los principales aportes de Trotsky es el haber dado un bagaje teórico que nos permite leer una parte importante de la historia del siglo XX. Te voy a dar un ejemplo al efecto de hacer concreta la respuesta. Uno de los aportes más importantes de la monumental Historia de la Revolución Rusa, es el capítulo en el cual describe la ley del “desarrollo desigual y combinado” a los fines de definir la formación social de este país. Aunque aparezca bajo la noción dura de “ley”, esta descripción de la economía y la sociedad rusa muestra una teoría que se inscribe en una concepción no lineal y no mecánica de la historia, porque en los países atrasados se combinan los modos más primitivos de producción con los más desarrollados. A su vez, parte de una visión de la economía mundial no concebida como una suma de las partes nacionales sino como una realidad concreta, creadora de la división internacional del trabajo y del mercado mundial, que domina a los demás mercados nacionales.

En suma, con este ejemplo, quiero remarcar que Trotsky aporta a la comprensión de la historia muchas nociones que escapan al dogmatismo y ciertas visiones que se abstraen de realidades concretas al poner el énfasis en nociones demasiado sobreestimadas como la de “cultura”, por ejemplo.

Por último, en el marco de la crisis capitalista mundial que ya lleva 8 años y el desarrollo de una situación de mayor lucha de clases y nuevos fenómenos políticos de todo el mundo, como puede ser los nuevas expresiones nacionalistas y xenófobas por derecha o el crecimiento de "neo-reformismos" por izquierda producto de las movilizaciones masivas como fueron indignados en España, las movilizaciones en Grecia contra la austeridad y demás. ¿Cree que el pensamiento de Trotsky tiene vigencia en la actualidad para pensar a estos nuevos procesos?

Esto es volver un poco a la primera pregunta. Porque estos tiempos se asemejan peligrosamente a muchos fenómenos que ocurrieron en los años de 1930.

Por una parte, es evidente la carencia de un programa político de parte de las expresiones políticas que vos denominas “neoreformismos” como el caso de Podemos en España, y ni hablar los partidos socialdemócratas que adoptaron políticas neoliberales cuando accedieron al poder. En el caso de Francia, por ejemplo, en el cual existe una fuerte lucha de clases contra la “Ley de Empleo” promovida por el gobierno de François Hollande, la ausencia de una izquierda que se haga cargo de la dirección política del proceso es notable. Ni hablar de los devaneos de Podemos y Alexis Tsipras para encauzar el descontento de la población ante las políticas de ajuste desplegadas desde Bruselas y el Bundesbank. Esta ausencia de dirección, deja lugar, a quienes sufren el fracaso de las políticas impulsadas por mantener una moribunda Unión Europea, a los “cantos de sirena” de proyectos reaccionarios tales como el Front National o las fuerzas que impulsaron el “Brexit”.

Esta situación, reafirma la vigencia del pensamiento de Trotsky hacia la búsqueda de un programa que envuelva a quienes sufren la crisis del régimen de acumulación actual. En otros términos, se hace necesario pensar en un nuevo “Programa de Transición” que ponga a la luz una serie de reivindicaciones capaces de movilizar en la unidad, de elevar en la acción el nivel de consciencia, y de generar la mejor relación de fuerzas desde una perspectiva de enfrentamiento ineludible con las clases dominantes.

En definitiva, el sentido de un programa depende de su valor movilizador en relación a una situación concreta y de su valor educativo para aquellos que entran en la lucha.

 
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