“… ahora tengo que decir que soy inocente de todas estas cosas; que no solo he luchado toda mi vida para desterrar todos los crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino también para desterrar los crímenes que la ley y la moral santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre”.
Bartolomeo Vanzetti.
"Yo sé que la sentencia estará entre dos clases, la clase oprimida y el clase rica...Es por eso por lo qué yo estoy aquí hoy en este banco, por ser de la clase oprimida".
Nicola Sacco.
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, inmigrantes italianos llegados a Estados Unidos en 1908 y militantes anarquistas, fueron acusados de doble homicidio y del robo de 15 mil dólares en la fábrica de zapatos de South Braintree (Boston, Massachussets) el 15 de abril de 1920.
La vista oral del juicio a Sacco, zapatero de profesión, y Vanzetti, vendedor ambulante de pescado, se llevó a cabo entre el 31 de mayo y el 14 de julio de 1921. El Estado de Massachussets basó su acusación en dos pruebas que fueron consideradas circunstanciales e insuficientes: Sacco poseía una pistola del mismo tipo que la usada para cometer los asesinatos y los acusados fueron detenidos cuando se hallaban en un garaje tratando de recuperar un automóvil que había sido visto en las proximidades del lugar en donde se habían producido los hechos. También se produjeron testimonios contradictorios entre los testigos, y uno de los miembros del Jurado era abogado de la firma Plymout Cordage Company, en la que Vanzetti había dirigido una huelga en 1916 que obligó a elevar los salarios.
El veredicto de culpabilidad generó una ola de protestas internacionales, que acusaban al Jurado de haber actuado con prejuicios por el hecho de ser los acusados inmigrantes y anarquistas. Recordemos que habían pasado solo dos años del final de la Primera Guerra Mundial, y ellos habían protestado en contra la intervención estadounidense. Incluso, en un interrogatorio, el fiscal le señaló a Sacco que en 1917 huyó a México para no ser reclutado.
Entre 1921 y 1927 se llevaron a cabo las apelaciones que fueron denegadas. En 1925, Celestino Madeiros, recluso condenado a muerte por otro homicidio, declaró haber pertenecido a la banda que cometió los delitos de South Braintree. Sin embargo en abril de 1927 el juez Webster Thayer dictó la pena de muerte para los dos acusados. Los recursos interpuestos ante el gobernador de Massachussets Alvan Tufos Fuller le obligaron a convocar a un comité formado por “tres distinguidos y respetados ciudadanos”: el rector de la Universidad de Harvard Abbott Lowell, el director de Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) Samuel Wesley Stratton y el antiguo Juez Robert Grant para investigar el juicio y sus repercusiones. Pero el 3 de agosto la sentencia fue confirmada y el gobernador anunció que no conmutaría la pena.
La condena a muerte generó una ola de solidaridad internacional, ya que los partidos de izquierda y los movimientos de trabajadores no dudaban de la inocencia de Sacco y Vanzetti, y sabían que con este juicio lo que se intentaba hacer era dar un duro golpe al movimiento sindical y anarquista que afectaba los intereses de las burguesías industriales y financieras del país que ya se perfilaba como la principal potencia mundial.
En Argentina se vivía en este período un momento de progresivo descenso de los niveles de conflictividad social debido a una reducción del costo de vida, la elevación del salario real que alcanzó su punto máximo en 1928 y la postura de las conducciones sindicales de negociar en los conflictos en lugar de recurrir a las medidas de fuerza. Las huelgas por reclamos salariales se redujeron un 30% entre 1922 y 1928, y pasaron a ocupar el primer lugar las llamadas «luchas de organización» que se daban por reconocimiento de los sindicatos y los delegados, y por solidaridad de clase. Este tipo de movilizaciones se dieron en la Capital Federal y en varios puntos del país, organizadas por los centros obreros y socialistas para reclamar por la vida de los compañeros Sacco y Vanzetti.
En el Territorio Nacional de La Pampa, la Federación Socialista Pampeana (FSP) convocó a una movilización para el día 10 de agosto de 1927 -fecha fijada para la ejecución de Sacco y Vanzetti- en la ciudad de Santa Rosa, que se encontraba gobernada por el Partido Socialista (PS) desde 1925.
Por la mañana fueron suspendidas todas las actividades, formándose una manifestación compacta de más de una cuadra de trabajadores que invitaban al cierre de los talleres y los comercios, lográndose para la hora 10 un paro absoluto, con la única excepción del servicio de luz eléctrica y de las oficinas públicas. La movilización se dirigió primeramente a la Casa del Pueblo (sede de la FSP) y luego a la Plaza Mitre -hoy San Martín- donde se realizó un mitín a las 11 horas. En esa oportunidad se improvisó una conferencia en donde se dirigieron a la concurrencia el dirigente socialista Víctor Lordi y el presidente municipal Domingo Gentile, que tuvieron palabras de protesta al capitalismo e invitaron a los trabajadores a participar del mitín de las 18 horas. La movilización llegó a contar con la participación de funcionarios religiosos de la localidad como el padre Farinatti, que hizo paro de sus actividades para sumarse a la medida.
En horas de la tarde se congregó una multitud de trabajadores de Santa Rosa y sus alrededores para oír la palabra de los oradores. Hugo Nale, en nombre de la FSP, inauguró el acto explicando el motivo de la protesta. Luego hizo uso de la palabra la socialista María Trener, que en nombre de las mujeres proletarias expresó su condena a los verdugos. El maestro Ferrari Zamudio, de la vecina localidad de Toay, presentó “las flores rojas de su dolor” y clamó por la vida de los dos trabajadores culpables del único delito de querer una humanidad de más justicia y libertad. Finalmente el dirigente agrario Antonio Buira -uno de los lideres de la huelga de colonos de 1909- condenó la violencia de la plutocracia del dólar hacia las clases trabajadoras, relacionando este caso con la represión a los chacareros y trabajadores rurales de La Pampa. Terminados los discursos se marchó hasta la Casa del Pueblo, donde varios compañeros volvieron a hacer uso de la palabra (Germinal, Santa Rosa, boletín especial del 11 de agosto de 1927).
A las 23:30, por medio del corresponsal del diario Germinal -órgano de difusión de la FSP- llegó la noticia de que la ejecución había sido aplazada. En el número especial que se publicó para esa jornada, se celebraba que “el clamor popular detuvo las manos del verdugo de Sacco y Vanzetti” y llamaba a los trabajadores a “estar alertas para realizar una nueva agitación popular, en el caso de que para el día indicado se haga necesario atar nuevamente la mano del verdugo”.
Para los trabajadores la lucha por la liberación de Sacco y Vanzetti era vista como un acto de conciencia y solidaridad de clase, y el negarse a participar representaba una humillación y traición a su condición proletaria. Así lo hizo saber la Sociedad de Mozos, Cocineros y Anexos de Santa Rosa, que en un Comunicado de Prensa hacían saber su adhesión a la movilización del 10 de agosto y denunciaban (con nombre y apellido) a los compañeros que no se plegaron al paro de ese día.
En otras localidades del Territorio también se realizaron movilizaciones el día 10 de agosto. En General Pico se realizó una movilización que terminó en incidentes cuando algunas personas intentaron incendiar un comercio.
En Bernasconi se conformó una Comisión Organizadora del Paro, que realizó una jornada reivindicativa en donde se instó a los comercios a cerrar sus puertas, hecho que se consumó. La única nota distintiva fue la negativa del Presidente y del Secretario Municipal que se rehusaron a sellar los cartelones en donde se llamaba a participar de la medida.
En Trenel los afiliados al Centro Socialista proclamaron una huelga general que fue secundada por todos los obreros y comerciantes, realizándose por la tarde una reunión para explicar al pueblo los orígenes del proceso que motivó la protesta. Abrió el acto el socialista Felipe Ramón, seguido por Valerio Chávez que llamó a acabar con la “civilización de la mentira y la vergüenza”, y un maestro de la localidad que expresó su rechazo a la pena de muerte.
En Eduardo Castex el Centro Socialista convocó a un paro general al que adhirieron todos los sindicatos locales, junto con el comercio en general que cerraron las puertas de sus negocios durante toda la jornada. El corresponsal de Germinal en la localidad, expresaba que “queda así exteriorizada la protesta unánime de este pueblo pampeano, por la brutal sentencia que la justicia de la plutocracia yanqui le impone a los obreros Sacco y Vanzetti, haciendo oídos sordos a los pedidos de clemencia dirigidos por todas las clases sociales del mundo” (Germinal, Santa Rosa, 15 de agosto de 1927).
La sentencia a Sacco y Vanzetti quedó confirmada para el día 23 de agosto en horas de la madrugada. Desde los días previos se llevaron a cabo diferentes medidas de fuerza en las principales localidades de los Estados Unidos y del mundo en rechazo a esta decisión.
En La Pampa las clases trabajadoras decretaron un paro de 24 horas desde la mañana del 22 y organizaron mítines en diferentes puntos del Territorio.
En Santa Rosa la Comisión Provisoria organizadora del Sindicato de Oficios Varios convocó a un mitin de protesta el día 20 a las 18 horas en contra la «justicia de clase» estadounidense, a la cual concurrió una enorme cantidad de trabajadores que anhelaban escuchar la palabra obrera y exponer su repudio contra la infamia que el capitalismo iba a cometer en las personas de Sacco y Vanzetti.
En esa oportunidad hizo uso de la palabra el escritor y militante socialista de la localidad de Ingeniero Luiggi, Salomón Wapnir. Su discurso fue ovacionado por el público, sobre todo cuando cuestionó la mistificación que se hace de los Estados Unidos como tierra en donde reina la democracia, la libertad y la justicia, pero que oculta la situación de opresión que viven millones de trabajadores, huérfanos de los más elementales derechos civiles y sociales. Luego Antonio Buira condenó la clase capitalista internacional y la plutocracia estadounidense, y relató casos de injusticias llevadas a cabo por las burguesías en diferentes países del mundo. Terminó el discurso llamando a los trabajadores de Santa Rosa a organizarse en sindicatos que sean la base para afianzar sus libertades, luchar por la emancipación del trabajo y derrumbar la sociedad de clases (Germinal, Santa Rosa, 23 de agosto de 1927).
Pese a las protestas internacionales, las autoridades estadounidenses se mostraron inflexibles y se negaron a conmutar las sentencias de muerte. En las primeras horas de la madrugada del 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados en la silla eléctrica. Ambos rehusaron los auxilios religiosos que les ofrecieron, como era coherente con su ideología. Sacco fue el primero en sentarse en la silla y exclamó “Adiós, madre mía”. El otro estrechó la mano de uno de sus guardias y expresó su inocencia.
Al conocerse la noticia del horrendo crimen cometido contra toda la clase trabajadora, se realizaron numerosas manifestaciones en la ciudad de Buenos Aires, atacando comercios estadounidenses y estableciendo “listas negras” como se hicieron durante la Primera Guerra Mundial. También hubo atentados con explosivos en la Embajada estadounidense, el City Bank y el Banco de Boston. En la Plaza del Congreso una marcha fue violentamente reprimida por la policía. En otras localidades del país también se realizaron medidas de fuerza similares.
La Vanguardia en una nota titulada «El mundo obrero pedía justicia y se ha contestado con la venganza», expresaba que “la autocracia del dólar ha querido vengarse en la persona de Sacco y Vanzetti de la clase obrera que no comulga con dogmas religiosos y económicos. Sacco y Vanzetti debían caer, no porque se los creyera culpables del delito de South Braintree, sino pura y sencillamente para hacer un «escarmiento», para dar una «lección», para enseñar a los demás trabajadores que no impunemente pueden serles permitido en la tierra de Wilson y Washington, pensar de un modo distinto al que conviene a los especuladores y a los prestamistas” (La Vanguardia, Buenos Aires, 24 de agosto de 1927).
En La Pampa, las movilizaciones a favor de Sacco y Vanzetti sirvieron para que los trabajadores de diferentes rubros tomaran conciencia de que su fuerza estaba en la organización y en instituciones que respondieran a sus intereses de clases. Hasta mediados de la década del veinte la mayoría de los trabajadores del Territorio carecían de organizaciones sindicales, por lo que estaban completamente desprotegidas ante los abusos de las patronales. En 1926 Germinal denunciaban que a falta de sindicatos “los empleados de comercio trabajan 11, 12 y más horas por día. Los mozos de hoteles y bares que recién fundan su sindicato el cual es el primero de esta localidad, trabajan en su mayoría 15 y 16 horas con un sueldo de 25 pesos por mes -el costo de vida para la época se calculaba en 130 y 150 pesos por mes-, lo que no hace más que beneficiar a los patrones” (Germinal, Santa Rosa, 11 de agosto de 1926).
El 22 de agosto, tras el mitin realizado en la Plaza Mitre, varios trabajadores de Santa Rosa se dirigieron a la Casa del Pueblo donde se realizó una asamblea destinada a constituir el Sindicato de Oficios Varios (SOV). Tras varias deliberaciones se acordó la constitución de la organización gremial, a la que se afiliaron 134 personas de diferentes rubros, y se conformó una mesa directiva presidida por el obrero José Puig y el joven Ferrando como secretario. Se decidió también una suscripción voluntaria entre los presentes que reunió 73 pesos, 50% del cual se destinaría a ayudar a los presos por cuestiones sociales y el resto para el funcionamiento del Sindicato. El Sindicato quedó formalmente constituido el 23 de agosto en una asamblea en la que participaron albañiles, panaderos, carreros, gráficos, municipales, mecánicos, molineros, cocineros, mozos y empleados de comercio, y en donde se emitió un comunicado repudiando el asesinato judicial de Sacco y Vanzetti.
Las medidas de fuerza que se llevaron a cabo en todo el país a favor de Sacco y Vanzetti fueron una muestra de solidaridad internacionalista, así como de la capacidad de movilización de la clase obrera argentina, que en los años siguientes llevaría a cabo grandes luchas en el marco de la Crisis Económica Mundial.
La presente nota es una adaptación de un artículo que aparece en mi libro La Transformación Interrumpida, Santa Rosa, Fondo Editorial Pampeano, 2009. |