El Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera, rígido y conservador, se ha pronunciado en contra del matrimonio igualitario durante la celebración de sus misas dominicales. Argumenta que estas medidas ponen en riesgo “lo que los mexicanos más amamos”: “la familia” – la tradicional, obviamente.
El también Cardenal afirma, con base en una interpretación a modo del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que ningún país tiene la obligación ni necesidad de apoyar este tipo de uniones civiles. La prioridad para él en estos momentos es “preservar los valores humanos y religiosos” que “Jesús nos dio” hace más de 2000 años.
Tras una serie de “sutiles” y “reflexivas” declaraciones, en las cuales asegura que la cavidad anal sólo está diseñada para expeler y no para que se introduzcan objetos en ella, ha iniciado una fuerte campaña de discriminación en contra de la comunidad LGBTTTI y de quienes se declaren a favor de la misma.
Estas declaraciones, además de absurdas y ser muestra de la estupidez e ignorancia de los grupos conservadores del país, pueden desencadenar un estallido de crímenes de odio contra nuestra comunidad, debido a que somos un país con millones de adeptos católicos.
Norberto Rivera, igualmente conocido por sus gustos lujosos y obscenos, dice que los que apoyan estas medidas en contra de la familia tradicional son grupos neoliberales en busca únicamente de beneficios económicos, capitalistas que en muchas ocasiones él ha presentado como ejemplos para los mexicanos e incluso han sido socios en asuntos relacionados a la Basílica de Guadalupe y en los negocios que se han construido alrededor de ella.
Sin duda, son actitudes irónicas viniendo de un poderoso representante de una religión basada y fundamentada en la riqueza económica, que se mantiene y lucra con el dinero de los feligreses, las instituciones y gobiernos.
La curia católica pierde adeptos a gran velocidad en todo el mundo y México es sin miedo a equivocarme, una de sus minas de oro predilectas y más viables. El cardenal Norberto es una clara confirmación de que la iglesia católica está pasando por una crisis de credibilidad y espiritualidad.
Por otro lado, estas declaraciones, son una buena oportunidad para hacernos notar como un colectivo unido, en pie de lucha, es capaz de demostrar que no descansaremos hasta obtener la igualdad de derechos y oportunidades, seamos, gays, lesbianas, bisexuales, trans, intersexuales o cualquiera que sea nuestra preferencia. |