Hubiera sido injusto que Los Pumas no ganen, porque lo merecían. De principio a fin trataron de jugar y atacar. Algunas malas decisiones individuales impidieron una diferencia mayor en la primera parte del partido, pero por volumen ofensivo estaba justificado el triunfo parcial. Los dos tries argentinos, primero el de Joaquín Tuculet y luego el de Juan Manuel Leguizamón, en su partido número 70, fueron de alto vuelo, combinando pases y uso del pie.
Fue un encuentro raro, Sudáfrica cometió demasiadas infracciones, algunas con sobrada violencia, y el árbitro no cobró en consecuencia. Algunos Pumas debieron salir por lesión, y el equipo aguantó como pudo. En los últimos 15’, cuando los Springboks incluso lo dieron vuelta y se pusieron en ventaja remontando 12 puntos, la esperanza estaba en avivadas individuales: una corrida de Santiago González Iglesias, otra de Martín Landajo, y no mucho más. A tres minutos del final se hizo justicia, y el Rete González Iglesias tuvo en sus pies el penal decisivo. El ex Alumni no falló y, tras bancar hasta el cierre con el tackle, Argentina festejó.
Como nunca, Los Pumas jugaron contra los imponderables. Hubo bajas por lesión, algunas en el último rato del partido, y hubo que improvisar: cuatro jugadores terminaron el partido en posiciones que no son las propias. Por eso valió tanto y por eso tanta emoción en los jugadores. Ganarle por segunda vez en la historia a Sudáfrica en menos de un año y medio no es poco. Encarar la parte más dura del torneo (gira por Oceanía para jugar ante Nueva Zelanda el sábado 10 y ante Australia el 17) con cinco puntos sobre 10 posibles no es poco.
El plantel tendrá algunos días de descanso y rehabilitación que son indispensables. Los cuatro lesionados están en duda para jugar ante Nueva Zelanda por la 3ra fecha, con riesgo en el caso de Tomás Lavanini de que la lesión (por ahora, esguince de rodilla) sea más grave aún. Quizás el entrenador Daniel Hourcade apueste a sumar a algunos jóvenes que estuvieron en Los Pumitas para completar el equipo. Por ahora, a festejar.
“El árbitro siempre tiene la razón”
No. Definitivamente, no. Es indispensable dejar de decir esto para educar a los chicos de las divisiones infantiles y juveniles del rugby argentino. O de cualquier deporte. Debe decirse “el árbitro también se equivoca”, lo cual es totalmente real. El respeto a la autoridad del referee tiene que nacer desde la aceptación del error ajeno, así como del propio, nunca desde la creencia religiosa de que el oficial del partido es infalible.
El mejor ejemplo se dio ayer. El francés Jerome Garces tuvo un partido demasiado malo. El ala sudafricano Teboho Mohoje metió no menos de cuatro tackles altos a la zona del cuello o cabeza (sacó de la cancha a Juan Hernández por un cabezazo a la cara) y jugó de regalo un buen rato. Garces hizo la vista gorda. Por suerte, Mohoje fue citado a declarar por una de sus tantas infracciones, y si el comité disciplinario es coherente, estará unas cuantas semanas sin jugar. Está clarísimo que también debe ser revisada la actuación del árbitro. No dudar de su honestidad, claro que no, pero sí rever si está a la altura de un partido internacional del mejor torneo de Selecciones del mundo. |