Cano y su esposa en la vereda de su antigua casa. Fotografía: Inés Quintero Osorio
En tiempos electorales, el radical José Cano siempre se ufanó de vivir, como dice la expresión, “en la casa de toda la vida”, contraponiéndose a la lujosa vivienda de Juan Manzur o “las diez mansiones” declamadas por Beatriz Rojkés.
Su vivienda ubicada en Godoy Cruz al 1200, en el barrio América, era parte del diálogo con la clase media, media baja. El ex senador, a pesar de ser un político profesional desde su juventud, gustaba mostrarse de modesto, humilde, sobrio. Afirmaba que sus ingresos más de lo de su esposa Ruth Mira, bioquímica, eran el sostén de una vida nada ostentosa.
Ahora, al frente del Plan Belgrano, Cano su sumó al cambio. Cambió su casa en un barrio de la zona noroeste de la capital por una en un country de Yerba Buena. La lujosa vivienda fue alquilada por dos años. Para matizar, La Gaceta recoge el comentario del entorno que afirma que fue por “motivos familiares”.
Sin proponérselo, Cano blanquea su pertenencia a la casta política que supo impugnar discursivamente. Vecinos entre ellos, alejados de las necesidades populares. |