Si otra cosa faltaba para terminar de hundir al desplazado titular de la Aduana es que alguien saliera a desmentir su heróica anécdota de combate en las Islas Malvinas en mayo de 1982. Ya se sabe de sus denuncias como funcionario y hasta que fue parte de los levantamientos Carapintadas en los años 80. Pero ahora parece resultar que tampoco era el héroe que habían contado.
Una de las primeras cosas que resaltaron los medios cuando asumió en su cargo como titular de la Dirección General de Aduanas, fue que Juan José Gómez Centurión era un excombatiente de Malvinas condecorado con la Cruz al Heróico Valor en Combate, la más alta distinción militar argentina. Ello por haber asesinado a un experimentado teniente coronel Herbert Jones en el combate de Pradera de Ganso en las puerta del Puerto Darwin. Según relata el condecorado militar, fue en una conversación mano a mano que tuvieron ambos líderes donde el militar argentino se valió de su “viveza” para engañar al experimentado teniente inglés y asesinarlo de un disparo.
Pero hace ya varios años que circula otra versión de los hechos proporcionada por Oscar Ledesma, un exconscripto cordobés que estuvo en ese enfrentamiento con las tropas inglesas. Según cuenta Ledesma fue él, quien mediante una ráfaga de tiros hirió primero al teniente inglés y luego terminó matándolo en un segundo intercambio de balas.
Incluso en el año 2007 hasta Clarín sacaba una nota contando la anécdota de Ledesma. Allí el periodista Gerardo Young relata que "historiadores británicos sugirieron por años que Jones había sido matado a traición luego de la rendición argentina. Pero la versión oficial de (el investigador Lawrence) Freedman lo desmiente. Como también el relato que hicieron los sobrevivientes a Oscar Téves, autor del libro ’La pradera del Ganso’, donde se reconstruye la batalla. Veinticinco años después, un monolito recuerda el lugar exacto donde cayó el oficial inglés y la línea de tiro del soldadito cordobés. Muy lejos de los Galtieri y los Thatcher, eran hombres solos." Al parecer esa es una historia que ahora no conviene contar en pos de salvar el “buen nombre y honor” del condecorado soldado. |