El pasado 20/8 los famosos dólares que José López buscaba esconder en un convento de General Rodríguez fueron trasladados el Banco Central y declaraba Jorge “Topo” Devoto, un publicista acusado por el ex funcionario. Con estas novedades en la causa, que implicaban el fin de la ronda de declaraciones indagatorias propuesta por el juez Rafecas así como la imposibilidad de determinar el origen del dinero, restaba conocerse si la “Madre Alba” –constituida ya como una figura mediática- podía ser sometida a investigación judicial.
Había sido el fiscal federal Federico Delgado quien había pedido este procedimiento para distinguir si Alba estaba en condiciones de afrontar un proceso penal, luego de conocerse que fue quien alertó a las otras monjas sobre la llegada del ex Secretario de Obras Públicas y que había mantenido contacto previo con él.
“No se encuentra en condiciones psicofísicas para enfrentar un proceso penal”, declararon los tres médicos que evaluaron a la religiosa de 95 años. “Requiere asistencia permanente, se encuentra desorientada, particularmente en tiempo; el conocimiento de hechos concernientes a sí misma se mantiene, pero es parcial, fragmentado e incompleto”, agregaron.
Los profesionales determinaron que la monja padecería de un “estado demencial en estado moderado” debido a una falta de memoria y otras funciones cognitivas y que “no se encuentra en condiciones psicofísicas para enfrentar un proceso penal”.
José López, por su parte, también apeló a las alucinaciones, lagunas mentales y pérdida de memoria durante las declaraciones del pasado 11/8. Pero, mientras la madre superiora Alba se encuentra a un paso de la inimputabilidad, éste quedó expuesto a un juicio oral luego de la decisión de sus abogados de no apelar al procesamiento dictado por Rafecas.
De todas formas, el mismo no comenzaría de forma inmediata. El juez Federal debe resolver primero el tema de la presunta propiedad que alquilaba López en Dique Luján, que es parte del mismo expediente. | 
