Después de los cientos de muertos en los territorios de Amatrice, Accumoli y Pescara del Tronto, comenzó la retórica interesada y mezquina del gobierno Renzi.
Lo dijimos con el trágico terremoto de Aquila y Emilia y volvemos a decirlo con fuerza hoy recuperando nuestras palabras de entonces: el crimen de la burguesía italiana es perseverante frente a la absoluta previsibilidad de los efectos sociales de los terremotos, en ausencia de cualquier medida real de seguridad de los edificios públicos y privados. Aquello que se quería y se quiere ocultar detrás del velo de la retórica de la solidaridad con las víctimas, queda ahora evidenciado.
Las constructoras han levantado edificios con materiales de cartón piedra. Las subastas de contratos a la baja, emitidas por todos los gobiernos regionales y locales, y permitidas por la legislación nacional, han encubierto las prácticas criminales de las constructoras. Los controles institucionales sobre las obras adjudicadas fueron nulos o cómplices (como en el caso del hospital y la escuela de Amatrice donde los edificios se habían calificado como "seguros" con los fondos asignados después del terremoto anterior de Aquila). La reducción del gasto para la monitorización telúrica, las prórrogas sistemáticas de las normas técnicas a prueba de terremotos, han sido puestas en marcha por los gobiernos nacionales de centro izquierda y centro derecha.
El PCL siempre ha seguido y sigue otro camino: el de la independencia de la burguesía italiana. Y por eso hoy conecta la denuncia del crimen en la zona del terremoto con una propuesta programática y de movilización radicalmente alternativa a los planes dominantes. Una propuesta que parte de la emergencia social que se ha producido para plantear la necesidad de una política alternativa y social.
La primera emergencia es dar asistencia social a las decenas de miles de personas desplazadas, que no pueden vivir en tiendas de campaña y en el barro.
Rechazamos enérgicamente la retórica incongruente del gobierno Renzi, igual en los hechos a todos los gobiernos del capital. Nuestro programa, es un programa simple, que indica a las poblaciones y a los trabajadores las únicas posibles y necesarias medidas sociales a aplicar en estos casos:
1. Confiscación inmediata y recuperación de viviendas vacías y su asignación a las víctimas del terremoto.
2. Pago íntegro del salario a los trabajadores que viven en la zona del terremoto y aquellos que se encuentran en régimen de ERE.
3. El pago de un salario mínimo garantizado para los desempleados, al menos de 1.000 euros.
4. Plan de reconstrucción en plazo real con la asignación de los fondos necesarios por parte del gobierno, gestionados por parte de organismos locales transparentes con la participación directa de los trabajadores.
5. Reconstrucción de las empresas afectadas por el terremoto, pero sólo desde su nacionalización sin indemnización y bajo control obrero.
La burguesía destruye. Solo los trabajadores pueden reconstruir.
Una vez más, la perspectiva de un gobierno de los trabajadores es el resultado general de toda esta batalla. Estos desastres muestran que las clases dominantes destruyen. Sólo los trabajadores pueden reconstruir: no sólo viviendas, sino otra sociedad. Una sociedad dirigida por la clase obrera, no por las constructoras ni por sus amigos. Esta batalla puede y debe convertirse en la metáfora de una lucha general por una alternativa anticapitalista y el poder de los trabajadores.
Autor: PCL/ Traducción: Clara Mallo. | 
