Misia estrenó Giosefine sobre un texto de Antonio Tabuchi con la dirección de Guillermo Heras. Este fue el inicio de una gira que realizará presentando la obra, y en su paso por Buenos Aires accedió a hablar para Izquierda Diario.
¿Por qué elegiste Buenos Aires como lugar para el estreno mundial de la obra Giosefine?
Fue una mezcla de dos cosas, primero porque el texto tiene partes de su narración que ocurren en Argentina, en Rosario y Mar del Plata. Después porque yo no podría haber hecho este monólogo, sin la confianza, sin la ayuda y el talento de Guillermo Heras, que es el director de la obra. Él ha trabajado mucho en América Latina. Trabaja en Iber-escena y tenía todos los contactos aquí. Además yo ya había venido muchas veces a Buenos Aires, ya era conocida y entonces pues, todo esto junto, ha hecho la circunstancia de que estrenemos aquí. Y estoy muy contenta por ello.
Hay un lazo muy especial entre vos y el público argentino.
El otro día hablaba con Maria Bethania sobre el tema. No se puede decir nunca que un público es mejor que otro: cada público tiene su característica. El público de Buenos Aires, también el de Mendoza y Rosario donde he actuado. Hablábamos de Buenos Aires con Bethania, de que es el público más expresivo, que muestra más entusiasmo. Desde que yo vine la primera vez, hace 20 años en el Teatro San Martín recuerdo esto -es algo que no me ha pasado nunca más-: di dos pasos para entrar al escenario, y el público ya estaba gritando, aclamando y eso es algo que no pasa en ningún otro sitio.
¿Cómo armaste el personaje de Giosefine? ¿En que otras actuaciones te basaste?
Empecé a trabajar como artista en Barcelona, en el Teatro El Molino, donde mi madre y mi abuela habían trabajado. Mi abuela hacía burlesque, bodevil, mi mamá era bailarina de música clásica española, y durante unos años, yo también hice burlesque, bodevil y revista. Pues conocí a muchísimos travestis, transexuales, soy amiga de todos ellos, con muchos he perdido contacto, pero es un mundo que puedo decir que me he es conocido. Me he cambiado muchas veces en el mismo camerino con los transexuales, básicamente, me he basado en las memorias, después, he ido a ver la pelicula La chica dinamarquesa (no se como se ha sido la traducción aquí).
Acá se tradujo como “La chica danesa”.
Eso es La chica danesa. Ese personaje me ha encantado, pero es mucho más sutil que Giosefine. Giosefine es un imitador de estrellas, más cabaret.
Mas extrovertida.
Sí, pero básicamente son mis memorias.
Hablemos de la expresión musical de hoy en Portugal, el fado, ¿qué es el fado hoy?
El fado desde que ha sido considerado patrimonio cultural de la humanidad está en un buen momento. Es muy fácil hoy ser fadista, hay ayudas, hay apoyo, hay interés del público y de los medios, está de moda, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Hay buenas voces, hay personas con proyecto profesional, lo que es bueno, no sólo en Portugal. También el fado está viajando mucho, saliendo mucho afuera. A Buenos Aires vienen muchas cantantes de fado. Podría decirse que está en un buen momento.
El fado está en un buen momento pero ¿creés que afecta a los artistas la crisis que hay en Europa?
Pues claro que afecta la crisis. La crisis del sur de Europa afecta de una manera por ejemplo en los discos: la industria discográfica está muy mala. Los gobiernos, el presupuesto para la cultura en Portugal es casi inexistente o sea que es muy difícil tener conciertos si no es uno mismo el que produce. Entonces los artistas -yo hablo por ejemplo de mí- la mayoría de las veces tenemos que transformarnos y hacer todo: hacer los discos, contratar las salas, todo lo que antiguamente había interlocutores que lo hacían. Y el público evidentemente con la crisis que hay, además, no tiene dinero para ir a espectáculos. La cultura, no solamente la música, sino la cultura en general, está sufriendo muchísimo con esta crisis que sufrimos todos y que no la creamos nosotros.
En Argentina ha surgido un movimiento contra la violencia de género, bajo el lema Ni Una Menos, y pronto habrá un encuentro nacional de mujeres que se realiza cada año y participan trabajadoras y estudiantes, organizaciones de mujeres para debatir sobre su situación. ¿Qué opinas de todo esto y cuál es la situación en Portugal con respecto a los derechos de las mujeres?¿Se ha avanzado o empeoró con la crisis?
Si sabía de todo esto. Es una lucha de todos los días, de cada una de nosotras, sobre todo es eso. También en mi país se está llamando la atención sobre este problema que sigue existiendo y existe en todas las capas de la sociedad. No es sólo el hombre que se pueda decir iletrado que pega a las mujeres, el juez o el médico. Entonces esto tiene que ser denunciado, educar sobre esto. Tenemos que unirnos todas y luchar contra esto y por todos los derechos que aún faltan conquistar. Yo nunca lo he hablado antes, pero ahora que mi ex marido ha fallecido: yo he sido víctima de violencia.
No parece, porque a veces pasa con mujeres que son consideradas de carácter muy fuerte, que se transforman en víctimas de hombres que tienen problemas para resolver con las mujeres de carácter fuerte.
No aceptan mujeres independientes.
Yo no sé todos los problemas que hay con cada uno, son diferentes pero hay muchas, muchas más mujeres víctimas de violencia de lo que nos sospechamos.
Todo este movimiento de Ni Una Menos surgió como inicio de organización de las mujeres contra los hechos de violencia.
Sí, en España también y en Portugal también. Pasa, todo esto es tremendo, la prepotencia física y es que además son víctimas las mujeres que no sólo son independientes, sino que también precisamente, tienen que aguantar situaciones de violencia, creadas por la dependencia.
¿Qué idea tenés sobre el rol del artista? ¿Creés que tiene que cumplir un rol necesariamente?
Cada artista tiene que decidir. A veces la gente se queda escandalizada por si un artista ha hecho o dicho alguna cosa. Los artistas somos personas, no somos ídolos, tenemos problemas de visión, algunos tenemos callos, yo no tengo (risas) pero somos personas. Y eso es algo que veces al público le cuesta entender. Los artistas envejecemos, tenemos defectos, cada artista debería decidir si quiere intervenir en ciertos temas o no. Pero lo más importante para mi, es que todos tengan voz. Es evidente que los artistas tienen una visibilidad para discursar, tienen poder de convocatoria para hablar. Si alguno decide no hacerlo, pues no lo condeno, no lo considero peor persona.
Pero cuando vos decís que hay que hacer funciones baratas para que todos puedan ir, es una declaración, ¿lo ves como una declaración política?
Claro. Yo creo que hay cosas que son completamente inmorales. Algunos sueldos de fadistas en Portugal, pagados con dinero público. Como el de una cantante de fados que cobró 76.000 euros por dos conciertos. Eso es inmoral. No tiene ética ninguna. Es inmoral en tiempos de crisis que un artista cobre una fortuna.
Yo tengo que saber qué pasa en el país que voy a cantar. Hay países a los que he sido invitada y no iré porque el trato hacia la mujer no es el correcto. O muchas otras cosas que ocurren en diferentes países. Pues, no voy. He sido invitada a cantar en algunos lugares para un público mixto y me han dicho “si tienes que cantar aquí, tienes que cubrirte la cabeza” y yo he dicho que entonces no voy.
En esa toma de decisiones si hay que estar atentos. Porque somos parte de un todo, no estamos aparte. Pues si todos estamos sufriendo la crisis, pues tenemos que tener atención a esto.
Contanos cuales son tus próximos proyectos.
Ahora vuelvo a Portugal y el 21 de octubre va a salir un disco Del primer fado al último tango que es una recopilación, una compilación, de otros discos anteriores. Hay un lanzamiento, una conmemoración, un concierto lanzamiento del disco. Saldrá acá en Argentina por Warner. Es un lanzamiento mundial. Y seguiré haciendo Giosefine. Quiero hacerla en cuatro idiomas: castellano, portugués, italiano y francés. La próxima presentación será en Portugal en el 2017. Y seguiré haciendo mis discos, mis cosas, lo de siempre. |