Alí Bongo ganó por una diferencia de solo 6000 votos a su competidor Jean Ping, luego de una elección sobre la que existen serias dudas.
Gabón es un país del oeste de África central que tiene fronteras con Guinea Ecuatorial, Camerún, República del Congo y el golfo de Guinea. Es una ex colonia francesa y el imperialismo francés sigue teniendo “relaciones carnales” con la dinastía que gobierna el país.
El candidato opositor Jean Ping protestó en cuanto se publicaron los resultados de la elección. Hay que reconocer que existen muchas dudas sobre el escrutinio, que dio como resultado la reelección de Alí Bongo para un segundo mandato consecutivo. A título de ejemplo, en la provincia de Haut-Ogoué, feudo de la familia Bongo, se contabilizó una tasa de participación del 99,93 %, y el 95 % de los votos fueron para el presidente saliente.
Este lunes 5 de septiembre, el candidato opositor emitió un comunicado llamando a la “huelga general” contra el fraude que denuncia.
El resultado final solamente tuvo una diferencia de aproximadamente 6000 votos y la tasa de participación fue de alrededor del 60%. El mensaje es muy claro: en Gabón, el poder es sobre todo un asunto de familia, y esto desde hace ya 50 años.
En este caso la familia Bongo, donde el hijo sucedió en 2009 a su padre, Omar, quién tuvo las riendas del poder durante 41 años. Una historia estrechamente ligada a la de Francia, más allá de la historia colonial entre los dos países. Omar Bongo ha sido miembro de la fuerza aérea y de los servicios secretos franceses, mientras que Alí ha realizado sus estudios en la universidad Paris 1.
Por otra parte, evidentemente, Gabón es una tierra muy acogedora para las multinacionales francesas, que se dedican a saquear el país con la bendición de una dinastía dócil que ellas mismas instalaron en el poder. Además que Bongo padre ha estado mezclado en todas las operaciones oficiales, o no, del imperialismo francés, desde los ataques económicos contra la Guinea de Sékou Touré hasta la venta de armas en Angola, pasando por la guerra de Biafra en Nigeria.
La Asamblea Nacional incendiada
Apenas anunciados los resultados y como la inestabilidad política lo dejaba prever, miles de manifestantes tomaron las calles para impugnar lo que se parece mucho a una farsa. Más aún, siendo que, su primera elección, en septiembre de 2009, el resultado se pareció más a un golpe de estado que a una elección, y el cual también fue ampliamente cuestionado.
Rápidamente se produjeron enfrentamientos en Libreville y el edificio de la Asamblea Nacional fue tomado por asalto e incendiado. Así mismo Jean Ping exhortó a la comunidad internacional a “reaccionar rápidamente”. En efecto, este último afirmó que la guardia presidencial había recibido la orden de “tirar sobre la población”.
Lo que ponía en perspectiva la posibilidad de una carnicería, que, si bien no amenguó la determinación de los opositores, si exige una condena muy firme. Pero lo que es seguro es que esta condena no vendrá de parte del ejecutivo francés, que se ha declarado solamente “preocupado” por la situación. O más bien, dadas las “relaciones carnales” entre el estado francés y sus fieles lacayos de la familia Bongo, lo que realmente preocupa al gobierno francés es la inestabilidad política que podría afectar, en particular, los intereses privados de las multinacionales implantadas en el país, y también en la región, que ya se encuentra afectada, al este, por la crisis centroafricana donde están interviniendo las tropas francesas y al norte por el fenómeno Boko Haram.
También hay que decir que Jean Ping está lejos de ser una alternativa a los Bongo, dados sus estrechos vínculos personales con Francia. Sin embargo, la revuelta del pueblo gabonés es absolutamente legítima frente a esta mascarada electoral que mantiene, década tras década, los mismos monarcas en la dirección del país. Frente a la sangrienta represión que se abate en Libreville sobre el conjunto de los trabajadores y de las masas populares, de lo que se trata es de expresar una solidaridad de clase internacionalista hacia los reprimidos, denunciando implacablemente el rol central que juega el propio imperialismo francés en esta situación. Porque, si el pueblo gabonés está siendo oprimido como nunca, es ante todo, para preservar los intereses económicos de la burguesía francesa y localmente de una élite sumisa y parasitaria.
Traducción: Michi. |
