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La Izquierda Diario
29 de octubre de 2014 Twitter Faceboock

Elecciones en Brasil
El PT es derrotado en los principales polos industriales del país
Leo Andrade | Campinas

La derrota de Dilma y del PT en importantes centros industriales del país, que ya había ocurrido en el primer turno, se repitió en el segundo. El discurso de una candidatura de cambio de Marina Silva se transfirió en gran parte al candidato Aécio Neves. Más que un cuestionamiento momentáneo, hubo una pérdida de hegemonía del PT en sus históricos bastiones obreros, algo más estructural.

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El PT no solo surgió al calor del último gran ascenso obrero del Brasil, al inicio de la década del 80. Históricamente se mantuvo como partido hegemónico en las más importantes regiones industriales del país. La llegada del PT al gobierno federal y la transformación que se operó en estos últimos 12 años (y seguirá por 4 más) llevó a una pérdida de identidad y de sentimiento “patriótico” de buena parte de los obreros con ese partido.

La clase que dio origen al PT, enraizado entre los trabajadores más calificados de las grandes industrias y también entre los trabajadores de los servicios públicos, ya no reconoce a su hijo como antes. El estrato social que el PT “creó”, es decir, que hizo crecer masivamente en sus 12 años de gobierno, a través de la creación masiva de empleo con trabajos precarizados, tercerizados y rotativos, además de una amplia camada de pobres urbanos dependientes de las políticas asistencialistas, es lo que le permitió conservar una mayoría ajustada en estas elecciones.

Concentraciones obreras de San Pablo y de Minas Gerais

Podría esperarse que con la polarización del segundo turno, con la salida de Marina Silva del pleito electoral, que se postulaba como tercera vía, el mapa de los votos volvería a su base histórica. Sin embargo no fue eso lo que vimos el domingo pasado.
En el ABC paulista, primer cordón industrial alrededor de San Pablo, el PT y Dilma confirmaron la histórica derrota sufrida en el primer turno. El PT solo ganó en Diadema, pero con magros resultados, apenas el 54% de los votos, distinto a los segundos turnos de 2002, 2006 y 2010, cuando ganó con el 73%, 70% y 66% respectivamente.

En São Bernardo do Campo, cuna política de Lula, el PT volvió a perder en el segundo turno, llegando al 44% de los votos válidos, contra el 56% de Aécio Neves. En esta ciudad, el peor desempeño del PT había sido el de la propia Dilma en 2010, cuando llegó al 56% de los votos en el segundo turno.

En Mauá, donde Marina Silva había ganado en el primer turno, el segundo fue de Aécio con casi el 56% de los votos, agregando una derrota más al PT en el ABC.

En Osasco, en la gran San Pablo, el PT perdió también por primera vez. Dilma obtuvo el 41% de los votos, contra el 59% de Aécio. Diferente de los 65%, 58% y 55% de 2002, 2006 y 2010.

Entre las ciudades de gran concentración obrera del interior de San Pablo, Dilma ganó en Hortolândia, en la Região Metropolitana de Campinas, al igual que en el primer turno. Aún así estuvo muy por debajo de las elecciones anteriores, pasando de 73%, 75% y 68% de 2002 a 2010, al 57% de ahora.

En Sumaré, también en la Región Metropolitana de Campinas, el PT perdió por primera vez, repitiendo lo sucedido en el primer turno. Perdió por poco, 49% para Dilma contra casi 51% para Aécio, pero bien lejos de la histórica marca de 60% de los votos, que el PT mantenía en la ciudad.

En la región, perdieron también en Campinas, Indaiatuba, Vinhedo y Valinhos, como ocurrió en el primer turno.

En Minas Gerais, se repitió la misma historia del primer turno. Aunque el PT le haya ganado a Aécio Neves en el Estado de conjunto, donde el candidato del PSDB fue gobernador por 8 años, en las ciudades más obreras el PT salió mal. En la capital, Belo Horizonte, Dilma perdió con apenas 36% de los votos, decreciendo del 76%, 63%, 50% del 2002 al 2010.

En Contagem, una de las principales ciudades industriales del Estado, Dilma llegó apenas al 48% de los votos, muy por debajo del 82% del 2002, 76% y 64% del 2006 y 2010 respectivamente. Una baja drástica, una amarga derrota.

Apenas en Betim el PT conservó su hegemonía, donde Dilma obtuvo el 56% de los votos, pero siguiendo la misma tendencia general de caída en los votos, después de los 76%, 76% y 65% obtenidos de 2002 a 2010.

Rio de Janeiro, Norte y Nordeste del país

En Río de Janeiro, la situación es diferente, así como sucedió en el primer turno cuando el PSOL alcanzó una expresiva votación. De las ciudades obreras más importantes del Estado, Dilma ganó en Duque de Caxias, São Gonçalo y Nova Iguaçu, con 69%, 64% y 68%, oscilando poco hacia abajo en relación a las últimas elecciones.

Nuevamente, el Norte y el Nordeste del país fueron una contra tendencia clara al desgaste del PT, garantizando la victoria de Dilma en este segundo turno. En Manaus (estado de Amazonas), Camaçari y Salvador (Bahía), Fortaleza (Ceará) y Recife (Pernambuco), el PT venció holgadamente. En algunos estados venció en todos los municipios. En Manaus, sim embargo, bajó del nivel cercano al 80% sobre el que oscilaba en elecciones anteriores, al 56% ahora en 2014.

¿Por qué un sector de los obreros votó a Aécio?

El PSDB es un partido abiertamente neoliberal y un tradicional partido burgués y antipopular de Brasil. Sin embargo como hemos visto, Aécio le ganó a Dilma en varias ciudades históricamente de mayor composición obrera. Algunos factores contribuyen a explicar este giro a la derecha de importantes sectores obreros.

En la última década se desarrolló un nuevo proletariado joven sin referencia en el PT como partido surgido de las grandes huelgas de fines de los 70 e inícios de los 80. Al revés, ya se hizo políticamente conciente ya con el PT como partido en el gobierno, como partido del orden, más cercano a lo que son los partidos burgueses comunes.

Vienen de ahí uma parte significativa de los sectores proletarios que votaron por Aecio. Es un voto pragmático, creyendo que Aecio podría ser mas eficaz para combatir la inflación. Como son sectores que no viveron el neoliberalismo de los años 90 de la mano del PSDB, se convencieron más facilmente del discurso demagógico de Aecio Neves, que busco aparecer como una expreción de cambio escondiendo el derechismo neoliberal de los tucanos, escondiendo que son tan corruptos como los petistas y que su combate a la inflación va de la mano del aumento del desempleo y el ataque a los derechos laborales.

Los discursos de Lula en la recta final de la campaña estaban destinados especialmente a este sector de la juventud. Por ejemplo: en las fabricas donde el PT tiene más tradicción, donde hay obreros con más experiência, se veía una mayor adhesión a Dilma; en las fabricas donde prima el nuevo proletariado, donde priman sectores jóvenes más precários, se percibía mayor recepción de la demagogia de Aecio.

Para los sectores que tenían una referencia histórica en el PT de los 80 y que vivieron el neoliberalismo con los tucanos sí es um giro a la derecha haber votado em Aecio. Pero hay que tener claro que son sectores muy minoritários los que hicieron esta elección. Si fueran mayoritarios, Dilma hubiera perdido la elección.

A estos factores se suma la pasividad generada por la burocracia sindical de la CUT, dirigida por el PT, en los mayores sindicatos industriales como en el ABC y en Minas Gerais (Belo Horizonte, Contagem y Betim) que impidió que se canalice por izquierda el descontento de masas surgido después de las movilizaciones de junio de 2013. No hemos visto un fenómeno de fuertes luchas en la industria como en otros sectores obreros que muestre la impotencia de esta burocracia frente a los síntomas de crisis y de ataques que ha sufrido la industria. Esa apatía sindical hizo que el descontento solo se haya expresado en las urnas, en parte por derecha.

¿Un fuerte cambio en la base social del PT?

Lo que está en juego para el PT es la posibilidad de un cambio estructural. Los históricos bastiones obreros, la clase obrera más enraizada del país, en las grandes concentraciones industriales, en parte perdieron su identidad con ese partido tras 12 años de gobierno; al menos ya no es una identificación tan cercana como lo fue en el pasado.

El PT pasó de ser reconocido como partido de los trabajadores para convertirse en un partido del orden, que gobierna para los capitalistas, con alguna política social. Prueba de esto es que Dilma ganó solo en la franja de la población que gana hasta 2 salarios mínimos, compuesta por la gran masa de pobres urbanos y de los sectores obreros más precarizados. La contradicción es que en la mayoría de estas concentraciones obreras, el PT sigue dirigiendo los sindicatos desde la CUT.

Una de las dificultades que el partido debe atravesar en el próximo gobierno es que pierde espacio donde podría tener más solidez, más organicidad ya que el apoyo de los sectores rotativos de la economía y también de los pobres urbanos es más pragmático y tiende a oscilar de forma más rápida de acuerdo con las oscilaciones de la economía, que se encuentra en declive. Cuestión con la que el PT dialogó durante la campaña afirmando que Aécio cortaría esos beneficios, pero con el costo de generar ilusiones que probablemente no va a poder cumplir.

Para un gobierno en un escenario de mayor crisis, con recesión económica y la necesidad de ajustes económicos que vendrán tarde o temprano, la tendencia es a que este cuestionamiento aumente y posiblemente afecte también más claramente a la burocracia sindical dirigida por el PT, que domina la CUT. Solo queda saber hacia dónde será canalizado ese cuestionamiento. Por eso la necesidad de construir una fuerte alternativa de la clase obrera, independiente de las burocracia y los patrones, enraizada en el movimiento obrero, que recupere a los sindicatos como herramienta de lucha.

 
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