El golpe institucional fue “inevitable”, defiende el ministro golpista de Relaciones Exteriores de Brasil, José Serra. En entrevista al diario El Pais, en Hangzhou (China), donde integra la delegación brasilera que participa de la cumbre del G-20, que comenzó este domingo. El canciller del gobierno de Temer reforzó que el golpe solo ocurrió porque “Hubo una transgresión, gastos no autorizados por el presupuesto. Es un crimen, y la justicia respaldó”. Otra vez tuvo que buscar formas de explicar el golpe institucional como una medida natural de la democracia.
En Brasil están ocurriendo incontables manifestaciones contra esta maniobra reaccionaria. Órganos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, expresaron su preocupación con el golpe. Países como Ecuador, Bolivia y Venezuela sacaron sus embajadores de Brasil. Serra no le da importancia a las criticas: los tres países “bolivarianos tienen sus problemas internos y una buena forma de desviarse de ellos es referirse a la experiencia de Brasil”.
Según el acuerdo con el ministro golpista: “Creo que particularmente Bolivia y Ecuador podrían aprender a hacer democracia con lo que pasó en Brasil. Y lo de Venezuela es pura provocación. Considero que el régimen venezolano no merece ningún respeto porque es un régimen antidemocrático que desorganizó al país”.
En referencia a las manifestaciones contra el gobierno golpista que está ocurriendo en las ciudades brasileras, José Serra clasifica: “son muy pequeñas, casi nada. Cincuenta, 100 personas. Hacen mucho ruido, llaman la atención, pero no son prácticamente nada”. Según el ministro golpista y excandidato presidencial en dos ocasiones, las críticas han sido mayores en el exterior, donde “hugo exageración por parte de órganos importantes de información pública”. Para justificar esta tesis, menciona tanto la cantidad de votos favorables obtenidos en el legislativo en cada etapa del proceso como los índices de pupularidad de Dilma.
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Lo que en realidad quiere José Serra con su discurso en la cúpula del G-20 es estar en la línea de frente en el giro a la derecha en América Latina. Queda claro que el papel que el ministro golpista de Relaciones Exteriores va a cumplir en América Latina va a ser el de un gran colaborador del imperialismo para alinear a los demás países que están pasando por gobiernos denominados “posneoliberales”, en sus políticas neoliberales.
Tan es así que José Serra, de arriba de su pedestal, dice que quiere enseñar la lección de “democracia” de Brasil a estos países. La palabra “democracia” en este caso, significa saber privatizar, atacar los derechos laborales, sociales y volverse en contra de la voluntad de 54 millones de votos. Lo que José Serra quiere para los otros países es que se alineen a esa política a toda costa, tal como en Brasil con el golpe institucional.
La “democracia” que el golpista José Serra quiere llevar a otros países permite que el voto de millones de personas sea secuestrado por una camarilla de parásitos corruptos. Se apoya en el hecho de que miles de personas estaban insatisfechas con el exgobierno de Dilma debido a los ajustes y casos de corrupción, para sacar a este gobierno a través de un golpe y poner a otro que haga más ajustes y que esté involucrado en más casos de corrupción.
En la “democracia” de José Serra no entran las 100.000 personas que salieron a las calles de San Pablo este domingo. Lo que estamos viendo son las manifestaciones contra el gobierno golpista de Michel Temer ser brutalmente reprimidas por la policía. La democracia que José Serra defiende es la expresión más sucia y degradada de la democracia burguesa. |