En su última publicación dedicada a la Educación el diario Clarín se dedicó a analizar el “ausentismo docente”. Entre las notas que completan la publicaciónse destaca una columna de opinión del director general de Escuelas de Mendoza, Jaime Correas.
La nota de Correas se titula “Mejoramos el presentismo gracias a un Estado firme” y dedica particulares loas al ya famoso “Item Aula”, que se implementó en la provincia cuyana en marzo.
El “Item Aula” modificó el régimen de licencias de las trabajadoras y los trabajadores de la educación e implica que un 10 % del salario sólo se cobra si quien ejerce la docencia no falta más de tres veces justificadas por mes y hasta diez veces en el año, no acumulables.
Los descuentos significan hasta $ 1.300 en primaria y $ 2.600 en secundaria por un cargo. Es una política que ataca los derechos conquistados y fue rechazada por todos los gremios docentes mendocinos y también a nivel nacional.
Otra nota del especial de Clarín, firmada por Alfredo Dillon, arranca con un párrafo realmente insultante para miles y miles de integrantes de la comunidad educativa del país: “La educación argentina está jaqueada por las ausencias: de los alumnos y de los docentes. En el ranking de ausentismo estudiantil, la Argentina quedó última entre los 65 países que participaron de la última edición de la prueba PISA. Aunque no existen cifras oficiales de ausentismo docente, la misma evaluación detectó un impacto fuerte de las ausencias de profesores en el proceso de aprendizaje”.
Las pruebas PISA son un sistema de evaluación estandarizado que no tiene en cuenta las diferentes realidades sociales de cada estudiante, docente y escuela.
Cuando atacar a la docencia es “línea editorial”
El diario Clarín se propone atacar a las y los docentes y achacarles toda la responsabilidad de la crisis de la educación. Es habitual su “periodismo de guerra”, como ya sucedió hace un par de semanas, atacando el masivo paro del 24 de agosto.
Clarín enumera la cantidad de días de paro. Pero se olvida de contar la cantidad de días de clase que se pierden por las malísimas condiciones de infraestructura en las que se encuentra la gran mayoría de las escuelas de la Provincia de Buenos Aires y de todo el país. Condiciones que no mejoró la “década ganada” de Cristina Fernández y Daniel Scioli ni tampoco se proponen mejorar Macri y Vidal.
El “gran diario argentino” se ¿olvida? también de decir que las y los docentes trabajan doble y triple cargo para poder llegar a fin de mes, ya que el salario por un cargo está alrededor de los $ 9.000, es decir, menos de la mitad del costo de la canasta familiar.
El 79,5 % de las y los docentes van a trabajar en estado de enfermedad, según una encuesta realizada por la Ctera. Otro informe de la Dirección de Sanidad Escolar de la Nación señala que más de un 20 % de las y los docentes está en período de licencia prolongada o realiza tareas pasivas en las escuelas como consecuencia de las enfermedades laborales. Además, más del 35 % padece enfermedades psicológicas como el conocido síndrome de Burn Out, o “cabeza quemada”.
Nada extraño para la cotidiana tarea polifuncional que realizan las y los trabajadores de la educación.
¿Quién sostiene la educación pública?
Mientras Clarín, el Gobierno y sus funcionarios se dedican a atacar a la docencia, se multiplican los ejemplos de que son las trabajadoras y los trabajadores de la educación quienes sostienen la escuela pública, como lo muestra claramente la experiencia de quienes trabajan en Jujuy, que trabajan con 18 º bajo cero en escuelas sin calefacción, con instalaciones precarias de electricidad, sin gas natural y llegar a las escuelas es una odisea que a veces no se logra y conlleva serios peligros para la salud.
En cada escuela pública hay docentes que realizan su trabajo de la mejor manera, a pesar de que los gobiernos no garantizan condiciones para enseñar y aprender.
Y mientras las escuelas se caen a pedazos y miles de docentes no llegan a fin de mes, el Gobierno se prepara para poner en marcha en octubre el Operativo Aprender 2016, basado en evaluaciones dirigidas tanto a estudiantes como a docentes.
Lejos de mejorar la situación de la educación pública buscan justificar con números una política de ajuste, continuar la transferencia del presupuesto a la educación privada, desfinanciar aún más a la pública, implementar el salario por mérito y profundizar la mercantilización de la educación.
El gobierno gasta millones en operativos de evaluación y en observatorios analíticos como el que busca implementar la gobernadora Vidal -qué consiste en espiar por las redes sociales a la comunidad educativa-, al tiempo que destina solo $ 12 por estudiante en los comedores escolares.
Hay que desenmascarar la hipocresía de los gobiernos, tanto nacional como provinciales, y de las grandes empresas periodísticas afines a sus proyectos como Clarín, que tras un discurso de “calidad educativa” atacan a la educación pública. Esa educación a la que acceden millones de niñas, niños y adolescentes, en su amplia mayoría hijas e hijos de pueblo trabajador. |