Bruno es estudiante de la Licenciatura en Higiene y Seguridad que la UNCuyo dicta en la Facultad de Ciencias Médicas. Un día como cualquier otro, él y sus compañeros se hicieron una pregunta “¿por qué pagamos $1900 por mes para estudiar en la universidad pública?” Buscaron respuestas pero, luego de varios meses de golpear puertas, estaban en el mismo lugar. La facultad no tenía explicaciones para dar.
Los estudiantes no bajaron los brazos y decidieron revelar esta situación. Publicaron su denuncia en la Izquierda Diario. Tres años de una privatización encubierta en la universidad pública y gratuita. Se organizaron, buscaron apoyo y recibieron la solidaridad que los mantuvo firmes en su reclamo. Y las autoridades finalmente se pronunciaron: “De ninguna manera se cobra un arancel para los estudios, ya que estos están claramente prohibidos para los estudios de grado por la legislación universitaria” se apuró a firmar el Decano de la facultad cuando la campaña trascendió.
Bruno cuenta cómo fue esta experiencia donde se demostró que los estudiantes tenían razón y cuál es la pelea que sigue. Una voz necesaria, luego de conocer que el rector radical de la UNCuyo, Daniel Pizzi, anunciara que hay carreras que deberían cerrarse, destacando el modelo educativo neoliberal chileno. La historia se repite y la consigna se vuelve concreta: la educación pública se defiende todos los días.
¿Cuándo surge la inquietud ante el pago del arancel?
Empecé a estudiar en 2015 y al principio todo se desarrollaba de forma normal. En noviembre de ese año comienzan a surgir algunas dudas en el curso, a partir de la sanción de la ley 27.204. Nos empezamos a preguntar si la Licenciatura que estudiamos estaba contemplada en esta ley, que prohíbe explícitamente cualquier arancelamiento en las carreras de grado. Nosotros pagamos desde el principio y no teníamos muy claro si pertenecíamos a una oferta educativa de la UNCuyo, o si dependíamos de un ente privado, nos faltaba información.
A partir de ahí nos pusimos a averiguar y corroboramos en la página de la universidad que nuestra carrera es parte de la oferta educativa creada por la facultad de Ciencias Médicas. Fuimos a ver la ordenanza de creación de la carrera y ahí detectamos la irregularidad con respecto al pago que veníamos haciendo.
¿Qué medidas tomaron inicialmente?
En el mes de marzo de este año redactamos una nota y la ingresamos en mesa de entrada del decanato, planteando un reclamo por la condición del aporte “solidario y voluntario” de la carrera que figuraba para los estudiantes.
Estuvimos sin respuesta hasta que en abril fuimos a rendir un final y cuando estábamos listos para empezar el examen, entró al aula un secretario de la carrera con un listado, nos llamó uno por uno por apellido y nos dijo que no podíamos rendir porque no teníamos la cuota al día. “O pasan por la oficina de FAMA (Facultad de Medicina, Asesoramiento y Servicio) a regularizar la situación o no rinden”, fue la explicación. La bronca fue enorme por la forma en la que se dirigieron a nosotros y porque nos quitaban la oportunidad de rendir una materia. De unos 40 estudiantes que estábamos en el curso nos sacaron a unos 20 compañeros. Yo estaba sin laburo en ese momento y varios estudiantes tenían problemas económicos.
Fuimos a ver qué había pasado con la nota que elevamos en marzo al área de Asuntos Legales y empezó un trajín de idas y vueltas. Nos decían que volvamos en una semana, que no habían leído la nota. Luego nos llega un mail desde el sector administrativo de la carrera donde nos invitan a escribir una nueva nota, para explicar la situación de cada uno, y así poder seguir rindiendo. Finalmente tuvimos que pagar una cuota para poder rendir.
Luego vinieron meses de mucha insistencia con mis compañeros, pasando por todas las oficinas de la facultad, pero nadie nos daba una explicación, nadie nos respondía porqué estábamos pagando para estudiar. Cuando volvimos del receso invernal me informan que la nota que elevamos en marzo nunca había sido recibida en la secretaría, que debía respondernos. A esa altura la situación ya era insostenible, nos estaban tomando el pelo.
¿Cómo decidieron seguir?
En ese momento me puse en contacto con un estudiante de la agrupación la Izquierda al Frente de la facultad de Ciencias Médicas, que puso a nuestra disposición La Izquierda Diario para que hagamos la denuncia. Era tanta la impotencia que queríamos hacer pública esta situación. Al otro día que se publicó la denuncia en La Izquierda Diario se comunicó conmigo una periodista de otro diario para hacer una nota y la repercusión aumentó. Desde entonces todo fue muy rápido.
Pusimos en pie la campaña #AbajoElArancel, se difundió la denuncia y empezamos a organizarnos. Logramos el apoyo de centros de estudiantes, de la Federación Universitaria de Cuyo, hasta el Senado se pronunció a favor nuestro. Se demostró que nuestro reclamo era y es más que legítimo.
Días después las autoridades de la facultad nos convocaron a una reunión en la que se comprometieron a dejar de cobrar el arancel. Reconocieron nuestro reclamo y tuvieron que retroceder. Para nosotros fue una satisfacción muy grande, un primer logro.
¿Qué conclusiones sacan luego de esta primera etapa?
La experiencia de organización que hicimos fue muy importante. Partimos de la vulneración de un derecho individual, pero cuando vimos que se trataba de un problema colectivo fuimos tomando mayor conciencia. Dijimos basta y aprendimos a defender un derecho, el de la educación pública y gratuita. Creo que los derechos que están ganados hay que defenderlos. Muchas veces los reclamos duermen en las instituciones, por eso hay que hacerlos públicos, sacarlos y generar debate. Uno ya está convencido de su reclamo, pero cuando se manifiesta, toma magnitud. Hay que involucrarse y buscar apoyos y ahí se encuentra a otros que están dando las mismas peleas.
¿Qué sigue después de este logro?
Cuando la campaña contra el arancel se visibilizó las autoridades respondieron rápido. En la reunión a la que nos citaron, además de informarnos de la baja del arancel, nos explicaron que la carrera nunca contó con presupuesto y que no podían garantizar nuevas inscripciones el año que viene, por lo tanto aclararon que es probable que la cierren. Allí escuchamos que la gestión anterior fue irresponsable por abrir la carrera sin presupuesto. Pero la herencia tiene un límite, la gestión actual mantuvo durante años esta situación y de eso deben hacerse cargo. La UNCuyo es pública y gratuita y a las autoridades les corresponde garantizarlo. Por eso ahora los estudiantes de la Licenciatura de Seguridad e Higiene queremos seguir peleando por esto. Para nosotros es importante que la carrera siga.
¿Cuáles son los próximos pasos para defender la continuidad de la carrera?
Si bien el Estado debe ser el principal garante de la continuidad de la carrera, nosotros, como colectivo de estudiantes, somos actores fundamentales de este reclamo y tenemos que hacer uso de todas las herramientas y vías: institucionales, legales, mediáticas y colectivas. Queremos la continuidad de la licenciatura porque es nuestro derecho y que se le asigne un presupuesto genuino para contar con nuevas inscripciones los años venideros. De no garantizarse la carrera, se estaría sentando un grave precedente de avance sobre la universidad pública. Por eso, invitamos a todos a la asamblea estudiantil que se realizara hoy jueves 8 de septiembre, a las 17hs, en la Facultad de Ciencias Médicas. Para seguir organizándonos y definir el curso de este reclamo. Estamos firmemente convencidos que la realidad que hoy vivimos es inaceptable e injusta pero también susceptible de cambio.
¿Querés agregar algo más?
Sí, quería contar que la misma denuncia que mande a La Izquierda Diario la mandé al diario Los Andes y todavía estoy esperando que me respondan. El diario nos sirvió como una herramienta, allí publicamos la denuncia inicial. La Izquierda Diario se involucró, tomo partido por nuestro reclamo. Esto rompe los esquemas habituales, donde los hechos son noticia una vez y después quedan en nada. Un medio al servicio de la información y la resolución de las causas, esa creo que debería ser la esencia de los medios con este tipo de denuncias. Que no sólo informen para captar público, sino que el medio sea una herramienta que le dé un seguimiento a la noticia y se involucre para llegar a una resolución final. La Izquierda Diario nos ha dado voz, pudimos romper la frontera de la facultad y nuestra situación tomó la magnitud que realmente debía tomar. Encontrarnos con La Izquierda Diario fue muy fructífero para nuestro reclamo y estamos muy agradecidos por eso. |