La charla organizada por la agrupación Nuevo Encuentro en el Carlos Pellegrini despertó la ira de los grandes medios de comunicación, que salieron rápidamente a hablar de “polémica” y atacar la actividad.
Los diarios Clarín, La Nación e Infobae, entre otros, atacaron duramente la actividad y cuestionaron el contenido de la charla, en el que se planteaba abordar un debate sobre el derecho al aborto y el uso de pastillas como el Misoprostol como método para hacerlo. Ricardo Roa, editor del diario de Noble, afirmó que “el aborto es un tema delicadísimo. Están en juego la vida, el destino de las personas por nacer y de las personas que han quedado embarazadas a su pesar. También, las creencias religiosas”. Sin embargo, parece que para el editor no son un “tema delicado” los más de 500 mil abortos anuales que se realizan en el país de forma clandestina, ni que sea esa misma clandestinidad la causante de que mueran más de 300 mujeres por las condiciones de inseguridad e insalubridad en las que se practica.
Evidentemente para los medios de comunicación no sólo basta con la clandestinidad en la que se mantiene la práctica del aborto, sino que incluso pretenden ocultar y negar el debate sobre un derecho negado y postergado para las mujeres. Esta postura se encargan de reafirmarla cada vez que el debate se instala en la escena pública, como recientemente ocurrió con el caso de Belén, la joven tucumana que estuvo detenida por 2 años a causa de un aborto espontáneo. A pesar de ello para Clarín y La Nación, expertos manipuladores en la temática, se trató de una joven “condenada por matar a su bebé”.
En otra parte de su editorial Roa afirma: “Hay una confusión: la sexualidad y la procreación no se resuelven con una píldora. Todo es afortunadamente más complejo y más profundo que decirles a chicos de 13 y 14 años: ‘hacé lo que quieras y después tomate una pastillita’. El aborto es un problema, no una solución rápida”. A pesar de lo preocupado que se lo nota al autor por abordar el debate sobre la sexualidad, ni una palabra menciona sobre el desmantelamiento del programa de educación sexual por parte del macrismo que justamente permitiría abordar este debate en las escuelas.
Finalmente concluye que “el debate debe ser adulto. Bajarles semiclandestinamente línea a los chicos no es liberador ni democratizador: es irresponsable. Es sencillamente manipulación de la peor”. No sólo intenta mantener el estigma sobre el aborto sino que desestima (y subestima) que el debate pueda ser abordado por jóvenes que quieren tratar esta problemática desde el punto de vista de sus derechos.
Una oda reaccionaria que no sólo justifica la opresión sino que condena el simple hecho de debatir libremente sobre una práctica que debería ser legal, segura y gratuita y que sistemáticamente ha sido negada tanto por el Gobierno de Cambiemos como durante los 12 años de gobiernos kirchneristas. | 
