Video realizado por Hollaback y Rob Bliss Creative
Una actriz camina por las calles de Nueva York durante diez horas con dos micrófonos y seguida por una cámara escondida, pocos metros más adelante.
El recorrido está minado por chiflidos, “halagos”, incitaciones, groserías y hasta el acoso de un hombre que la sigue durante algunos minutos. Esta misma escena se repite cotidianamente en la vida real de millones de mujeres en el mundo cuando caminan solas por la calle.
El acoso callejero expresa, y a la vez refuerza, el poder del varón, y les recuerda a las mujeres su “lugar” de objeto pasible de violencia en una sociedad patriarcal. La cosificación de las mujeres consiste justamente en eso, y demostrar que ella es un cuerpo bonito siempre dispuesto a subordinarse a su voluntad, a recibir sus “piropos” pasivamente.
El acoso verbal siempre es violento, más allá de formas más o menos amables, graciosas o simpáticas, porque busca reafirmar que una mujer en la calle sin compañía es motivo suficiente para decir o hacer lo que le parezca a cualquier varón que se cruce en su camino. | 
