Querer enfrentar el ajuste con la fórmula de la meritocracia es como querer apagar un incendio con gasolina. La agrupación Cardumen presentó un proyecto al consejo departamental para reglamentar los concursos de ayudantías B, la primera experiencia a la que los estudiantes pueden apuntar para ejercer la docencia dentro de la universidad mientras terminan sus estudios.
La nueva reglamentación presentada por el Cardumen y acompañada por Puño y Letra aplica la fórmula de la meritocracia. El proyecto ya está aprobado en el departamental, y fue elevado al consejo superior, si se aprueba allí puede ser una reglamentación que rija para toda la UNS.
Anteriormente el concurso por las ayudantías tenían en cuenta el promedio de la carrera, los antecedentes del estudiante y la clase pública con distintos grados de puntaje por cada "prueba". Si bien esos puntajes por "prueba" no se mantienen, el proyecto presentado y aprobado en el consejo departamental traspola el criterio con el que se miden las pasantías internas y lo propone como criterio de evaluación para las ayudantías en la "prueba" del promedio.
¿De qué se trata la fórmula de la meritocracia? Una fórmula que multiplica el promedio por un coeficiente, el coeficiente se logra dividiendo la cantidad de materias rendidas y de cuatrimestres que tiene la carrera, sobre la cantidad de materias de la carrera y cuatrimestres que el estudiante hace que esta en la carrera. Para simplificar es mejor decir que cuanto más tiempo haya pasado desde el ingreso hasta el concurso menor es la posibilidad de conseguir una ayudantía.
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¿Qué pasa entonces con los estudiantes que tienen que trabajar para mantener sus estudios? ¿Por qué deberían tener menos oportunidades que el resto para ejercer la docencia en la universidad? Algunos podrían apañarse en que según estadísticas sólo el 10% de los estudiantes de Humanidades trabaja. Pero lo que hay que decir también es que la deserción en los primeros años llega al 40%, y que ese 10% es el que resiste dentro de la universidad.
Mientras el boleto educativo llega a los $12 por el nuevo aumento en la ciudad, la universidad en contextos de ajuste, despidos e inflación refuerza su carácter elitista y restrictivo, y este tipo de modificaciones sólo aportan a que se premie a aquellos que no tienen la necesidad de trabajar para estudiar. Es decir refuerzan el carácter excluyente de una universidad para pocos a la que no acceden las mayorías populares. Hasta ahora, ni las mismas autoridades se habían animado a hacer modificaciones de este estilo. Es un escándalo.
¿Desde abajo y a la izquierda?
Puede creerse que esto es sólo una equivocación o un error, pero el proyecto fue diseñado y presentado por la agrupación Cardumen. Lamentablemente esto es una muestra más del nivel de adaptación a las reglas del juego que ofrece el régimen, en vez de expresar la voz de los estudiantes y defender el acceso a la educación pública, se presentan este tipo de proyectos sin siquiera convocar a un espacio democrático para discutirlo y diseñarlo.
En Humanidades este año hubo sólo dos asambleas, una con el objetivo de “aumento de la copia” -en vez de plantear un plan de lucha para impedir que esto suceda- y otra impulsada por Tesis XI en el contexto del conflicto educativo. Este Miércoles hay una tercera, un punto del temario es ¡Cómo seguir enfrentando el ajuste? Evidentemente con pocas asambleas, de baja convocatoria y proyectos como éstos no.
Se trata de ejemplos que muestran el doble discurso de agrupaciones que hablan en nombre de la educación para el cambio social mientras en los hechos refuerzan el modelo de la universidad para pocos. |