Durante la mañana del domingo se fueron acercando a San Nicolás, desde distintos puntos del país, cientos de amigos y compañeros de militancia de Oscar Chiche Hernández. Acompañando a sus familiares se realizó un acto en las puertas del cementerio en homenaje a Chiche.
Protagonistas del Villazo, trabajadores de las fábricas de la zona norte del Gran Buenos Aires y de la Ciudad de Buenos Aires, jóvenes trabajadores y estudiantes de las ciudades de Villa Constitución, San Nicolás y Rosario, se reunieron en un acto que juntó a distintas generaciones de militantes obreros y estudiantiles. En cada una de ellas Chiche dejó su marca.
Fueron muchas las anécdotas, las conclusiones y los recuerdos que cada uno que tomó la palabra evocó sobre Chiche, pero todas concluían en un mismo punto: la voluntad irrevocable de Chiche hasta sus últimos días para cambiar de raíz esta sociedad. No sólo ello, sino también el entusiasmo con el que Chiche asumía la apasionante tarea de transmitir su experiencia, de compartir discusiones y de convencer de las ideas del trotskismo y del PTS a camadas de trabajadores y estudiantes con una pasión que conservó intacto a pesar de todas las adversidades.
Durante el acto se leyeron y agradecieron las muestras de solidaridad y los saludos que llegaron de compañeros del Partido Obrero y de otras organizaciones. Los dirigentes de Izquierda Socialista Juan Carlos Bernasconi y Mariano Soria se hicieron presentes en el homenaje, así como pasó por el velorio un compañero en representación de Convergencia Socialista.
“La formación de Chiche fue de lo que podríamos llamar los hijos del Villazo”
Carlos “Titín” Moreira, de la dirección nacional del PTS, fue el primero en tomar la palabra. Recordó la manera en que “Chiche” dio sus primeros pasos en la militancia: en los años del Villazo, como hijo de un dirigente obrero de Acindar. “Chiche en el segundo Villazo tenía 15 años y ya fue militante. Se organizaba con los otros pibes para avisar que llegaban los fachos al barrio. La formación de Chiche fue de lo que podríamos llamar “los hijos del Villazo”, recordó Titín.
Fueron en estos años cuando Chiche conoció a Liliana, su compañera de toda la vida, también ella una militante obrera del PTS que tan solo hace algunos años organizó el primer Sindicato de Empleadas de Casa de Familia de San Nicolás.
Luego vinieron los ’80 cuando se organiza en el Movimiento al Socialismo (MAS), siendo “ganado” para la militancia por Oscar “Pacho” Juárez, dirigente obrero, hoy referente del Movimiento Ssocialista de los Trabajadores. Y más tarde el menemismo y la reacción neoliberal. Chiche se opuso primero a la privatización de la ex Somisa y luego a los intentos de cooptación de la empresa y la burocracia sindical de la UOM de Brunelli, quienes instaban a los trabajadores a convertirse en pequeños accionistas de lo que hoy es Siderar. Pero Chiche no aceptó el convite porque tenía claro que los trabajadores nada tenían que compartir con sus explotadores. Así Titín recordó cómo es que decide ingresar a las filas del Partido de los Trabajadores Socialistas y unos años más tarde, en las elecciones de 1999, junto a José Montes, conforman la única fórmula presidencial que llevaba a dos obreros como candidatos.
Un militante comprometido con su clase
También estuvieron allí para homenajearlo dos protagonistas directos de esta historia: Oscar "Pacho" Juárez, quien fuera miembro del Comité de Lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución y actual militante del MST y el "Negro" Carvo, preso político del Villazo, militante montonero y una vez que salió de varios años de cárcel, ingresó al MAS.
Cada uno de ellos transmitió lo dura que era la vida para aquellos trabajadores que se enfrentaron a la represión del Estado y de las patronales. Años difíciles para encontrar trabajo. Pero Chiche mantenía un profundo sentido de la solidaridad de clase.
El “Negro” recordó que “Chiche” fue el primero en visitarlo en la cárcel a 45 días de estar detenido, con todos los riesgos que conllevaba visitar a presos políticos en aquellos años: la cárcel misma. Pero a Chiche no le importaba o mejor dicho asumía esos riesgos.
En el mismo sentido se expresó “Pacho”, entrañable amigo de Chiche, quién habló emocionado. Pacho rememoró que encontró tanto en Chiche, como en Liliana un punto de apoyo fundamental en momentos en que la situación para los trabajadores, particularmente para los militantes, era profundamente adversa en la región. Compartir una visita o un plato de comida, dijo Pacho, no solo eran gestos, hablaban de un militante comprometido no sólo política sino humanamente con sus compañeros de ruta. Pacho, que milita en el MST, nunca perdió ese vínculo de compañerismo y amistad con Chiche.
También habló Abraham, trabajador despedido de Liliana, que reivindicó el rol de Chiche en pequeñas charlas y asados en influenciar a los activistas y obreros de esa importante lucha en la empresa metalúrgica rosarina.
“Chiche dijo: Me voy junto a mis presos, me voy a buscar a los presos del Villazo’”
También llegó el turno para el José Montes, compañero de militancia y amigo personal de Chiche, con quien compartió la mencionada fórmula presidencial del PTS en 1999. Militantes obreros que se enfrentaron en los ’90 contra el neoliberalismo, las privatizaciones y la revancha patronal. Forman parte de una generación de obreros militantes del PTS que siguieron apostando a la organización de la clase obrera, a pesar de los discursos que negaban su existencia y la construcción de un partido revolucionario.
Los recuerdos del Villazo una vez más fueron ineludibles: “Chiche contaba con orgullo cómo su madre le había hecho un bolsillo secreto en su saco para llevar volantes clandestinos y que no lo descubran los fachos. Volantes que repartían pibes como Chiche”
Montes finalizó recordando: “Y las últimas palabras, como me dijo Lili, fueron: “Me voy con mis presos, me voy a buscar a los presos del Villazo”, frase que emocionó a los presentes.
Sus compañeros de militancia del PTS San Nicolás, Villa Constitución y Rosario
Finalmente tuvieron lugar los recuerdos de sus compañeros y compañeras de militancia de las regionales de San Nicolás, Villa Constitución y Rosario. La historia de Chiche constituye un capítulo fundamental, acompañando a cada una de las generaciones de estudiantes y trabajadores, transmitiéndole su entusiasmo y su experiencia, acompañando a cada una de las luchas de los trabajadores de la región.
Hugo Sívori, obrero de Siderar, militante del PTS de San Nicolás y amigo entrañable de Chiche, contó muy emocionado cómo fue que ese delegado díscolo lo acercó a las ideas revolucionarias. Destacó la pasión con la que Chiche contagiaba ideas, viajaba, se movía, se apasionaba por convencer a nuevos compañeros, y particularmente a las nuevas generaciones. Además, junto a otros oradores, Hugo reivindicó la figura de Liliana Giménez, compañera de Chiche, militante y aguerrida mujer que da peleas en "la vida", en el Sindicato de Empleadas de Casa de Familia, donde es referente, y en cada lugar que le toca.
En representación de la Juventud del PTS habló Virginia Grisolía, quién contó el impacto que tuvieron muchos jóvenes con Chiche en la lucha de Paraná Metal, en la que muchos se impresionaron con la fuerza de sus peleas políticas frente a una dirección que llevaba el conflicto a una derrota evitable. En esas instancias de luchas de clases y en los cursos y charlas que Chiche dio, la juventud de Rosario, San Nicolás y Villa Constitución aprendieron su enorme experiencia revolucionaria.
Octavio Crivaro, dirigente del PTS de Santa Fe, quien hizo de presentador en el acto, contó dos anécdotas que pintan de cuerpo entero la voluntad de lucha de Chiche. En una de sus últimas internaciones Chiche compartió habitación con un señor que enfrentaba también una dura enfermedad. Curiosamente, él también había trabajado en la ex Somisa y charlando le dijo que recordaba que "en la fábrica había un delegado, morocho, morrudito, que se peleaba por todo y defendía a sus compañeros. Creo que le decían Chiche" sin saber que el que lo escuchaba era ese delegado y militante que no bajaba las banderas.
Luego Octavio comentó que en esa misma internación entraron un médico y enfermeras a hablar con Chiche sobre su estado de salud pero que él, lejos de escuchar pasivamente, habló durante un largo rato de su historia de vida, de sus peleas desde joven y de cómo enfrentaba la pelea contra el cáncer. Médico y enfermera escucharon emocionados hasta las lágrimas y se sorprendieron cuando Chiche, que estaba ya muy delicado, se ofreció para dar charlas a otros pacientes graves para darles moral y que no decaigan.
Octavio planteó que la forma en la que Chiche enfrentó su cáncer tenía que ver con su profundo amor por la vida y con la esperanza certera en que la clase trabajadora y la izquierda revolucionaria tenían mucho para dar y él también como parte de eso. Ese tesón y confianza revolucionaria es un ejemplo para nuevas generaciones que quizá, a veces, tiran la toalla antes de tiempo o se desmoralizan ante distintos obstáculos.
“Chiche era un obrero que no sólo luchaba sindicalmente, Chiche era un obrero político”
Christian Castillo también tomó la palabra por parte de la dirección nacional del PTS, quien se hizo presente junto a otros dirigentes como Nicolás del Caño, Claudio Dellecarbonara, Guillo Pistonesi, Laura Lif, Claudia Cinatti, Fernando Rosso, Ana Laura Lastra, Luana Simioni, Magui Valdez, Sol Cheliz, Matías Maielo, Tito Bustos, Lucho Aguilar, Sol Dorín, Manolo Romano, Rubén Matu, Lorena Gentile y varios dirigentes obreros y fundadores del PTS, a lo que se sumaron los saludos de Emilio Albamonte, Raúl Godoy y Fredy Lizarrague.
“Chiche tenía una característica que no es común en la clase obrera, que es lo que le permitió seguir militando cuando tantos otros se fueron a sus casas después de las privatizaciones y después del estallido del MAS. Chiche era un obrero que no sólo luchaba sindicalmente, Chiche era un obrero político. Entendía que la lucha era en el terreno político, que había que construir una organización política para la emancipación de la clase obrera”, planteó Castillo.
“Esa característica de Chiche de ser un obrero político es lo que le permitió a él, junto con la experiencia que traía de ser un hijo del Villazo, pasar los noventa. Sacó conclusiones revolucionarias de su experiencia militante, de lo que había sido la derrota, le permitió seguir luchando, seguir militando y jugando el papel de acercar a nuevas generaciones a la lucha revolucionaria”, agregó en su discurso.
Castillo finalizó planteando: “La despedida de cada compañero de cada compañera no termina cuando hacemos un acto, la despedida de cada compañero y cada compañera es continuar todos los días su lucha continuar todos los días la pelea que él venía dando, esa pelea que día hasta el último minuto”.
Con el puño en alto se lo despidió cantando "La Internacional", en especial dedicatoria a Chiche. El dolor, la bronca y la tristeza por su partida no hacen más que reforzar el compromiso por levanta bien alto las banderas por las que él peleó toda su vida. Sacar las conclusiones necesarias, las enseñanzas y las lecciones forma parte del legado que militantes como Chiche deja a las nuevas generaciones. En este merecido homenaje comenzó esa tarea.