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La presión ejercida por las fuertes protestas llevadas a cabo en anteriores ocasiones por activistas en defensa de los derechos de los animales, pusieron al Toro de la Vega en el eje de mira de la opinión pública y los medios de comunicación, forzando a la Junta de Castilla y León a la presentación de un decreto para impedir las lanzas y la muerte del astado durante el transcurso de la celebración.
A raíz de ello, se ha sustituido esta práctica por el Toro de la Peña, de la que este martes se ha celebrado la primera edición.
Vecinos de la localidad se movilizaron contra dicho decreto este martes bajo los lemas "tengo derecho a mi fiesta" y "Tordesillas no se rinde". PSOE y PP aprobaron en el pleno del Ayuntamiento llevar a cabo un recurso ante el Tribunal Constitucional.
El encierro se celebró un nuevo año bajo las protestas de los animalistas que fueron nuevamente agredidos por algunos de los tordesillanos asistentes al evento. Dos antitaurinos han resultado heridos según fuentes sanitarias e incluso defensores del torneo han llegado a arrojar ratones vivos a los manifestantes. Además, la policía detuvo a uno de los asistentes al evento que portaba una lanza.
Distinto nombre, misma fiesta
El primer toro de la Peña ha recorrido durante aproximadamente una hora el mismo camino que sus predecesores. Desde la Plaza Mayor, hasta el puente y a continuación al campo, donde tradicionalmente debía ser lanceado aunque este año "Pelado" -así se llamaba el astado- ha sobrevivido al encierro.
No obstante, el destino final de "Pelado" ha resultado ser el mismo pues la normativa actual establece que estos animales deben ser sacrificados tras cada encierro. Observadores del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) informaron como fue la muerte del animal:
“Una vez que terminó el encierro se lanzó un cohete anunciando el final del encierro.
La Guardia Civil retiró a todo el mundo fuera del campo. Se llevó a todo el mundo fuera de allí” explicaba Laura Duarte. “Entonces se acercó la Guardia Civil, lo anestesió con un dardo y, allí, tapándolo, de manera que no se viera, lo rodearon y lo mataron no sabemos cómo”, seguía explicando Laura.
Lo cosmético de la normativa aplicada por la Junta de Castilla y León resulta evidente ante el destino de "Pelado" que igualmente fue perseguido, torturado y sacrificado. Por ello es necesario proseguir la lucha y denuncia de este y otros "espectáculos" que son una constante en el panorama festivo del Estado Español.
Como afirmábamos en un artículo publicado durante la edición del año pasado: "Este tipo de actos muestran una de las caras más aberrantes del sistema capitalista, que exprime todo lo que encuentra a su paso y lo explota en su beneficio.
Esta bestialidad contra los animales no es una excepción ni de Tordesillas ni del Estado español. Es fruto de un sistema que convierte la crueldad y violencia en espectáculo, en disfrute y diversión.
Estos espectáculos se mantienen, no por casualidad, sino sostenidos por un sistema que naturaliza la violencia y la opresión, mediante este tipo de actos. Una violencia que busca el sometimiento, la demostración de fuerza del hombre, «el macho », no solo hacia los animales sino hacia las mujeres y otros sectores oprimidos. Estos espectáculos simbolizan la «superioridad, fuerza y dominio » del hombre en el sistema de opresión y son una gran «puesta en escena » de este sistema capitalista y patriarcal. |