En junio del 2015 Martín Esparza, secretario general del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) anunciaba la conformación de una cooperativa para reinsertar laboralmente a los electricistas en resistencia contra la extinción de LyFC. Esta cooperativa llamada LF del Centro se asoció con la transnacional Mota-Engil y formaron la empresa Sociedad Fénix.
Desde La Izquierda Diario México hemos planteado ya en repetidas ocasiones (como en este artículo) los riesgos que trae consigo una sociedad entre trabajadores y patrones, así como nuestra posición al respecto.
En este texto damos cuenta de los acontecimientos más recientes y reflexionamos sobre sus implicaciones.
La denuncia
El SME no se liquida; acusan exclusión de la Cooperativa. A finales del pasado mes de agosto, en diferentes medios de comunicación y prensa se difundía la noticia de que el SME se liquidaba como sindicato, y que se convertía en cooperativa, según declaraciones del secretario del trabajo Alfonso Navarrete, tras la liquidación de los más de 14 mil electricistas que continúan en la lucha por recuperar su fuente de trabajo.
En respuesta, en boletín de prensa con fecha del 30 de agosto el SME declara que: “mantiene su registro nacional de industria; no desaparece, en el marco de la negociación con el Gobierno Federal firmó un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo con la empresa generadora FENIX, lo que le da vigencia” y reitera la concesión a su favor por 30 años de 14 plantas hidroeléctricas antes pertenecientes a LyFC, dónde se supone serán contratados los electricistas, aunque no se conoce cuando serán recontratados en su totalidad.
En carta abierta del 8 de septiembre, dirigida a Martín Esparza y firmada por decenas de smeitas, se denuncia lo siguiente: “estamos enterados de que a un grupo de aproximadamente 20 compañeros, miembros de la resistencia, se les ha negado el Certificado de aportación a la Cooperativa”, es decir, les estarían negando su integración a la Cooperativa LF del Centro de los electricistas, su reinstalación, a pesar de haber aportado económicamente a la misma con el dinero de su liquidación.
La carta continúa: “Nos parece injusto que después de casi 7 años de resistencia, haya exclusiones. Muchas veces se dijo: ‘de lo perdido, lo recuperado es ganancia’ ¿Por qué ahora lo recuperado no es para todos? También se dijo: ‘todo el que lucha, tiene derecho a vencer’ ¿Por qué hoy ese derecho a vencer no es para todos los que lucharon?”.
Y concluye: “Por lo tanto, exigimos que se les entregue el Certificado de Aportación a la Cooperativa sin excusas ni pretextos, ya que ninguno de ellos se ha negado a dar su aportación económica ni al SME, ni a la Cooperativa”.
El pretexto para no darles el certificado es que tienen abierto un proceso ante la Comisión Autónoma de Justicia del sindicato. La razón de fondo, como dicen los compañeros del blog Animal Dañero es que los compañeros son críticos de la dirección sindical, los quieren excluir por: “Pensar con cabeza propia, no ser incondicionales, señalar errores, exigir cuentas de los ingresos y egresos, preguntar, y sobre todo PROPONER reglas claras para el buen funcionamiento de la Cooperativa. Por eso hoy, ni como cooperativistas los quieren aceptar”. “Cual patrones, tienen su lista negra, para que no se les cuele la rebeldía ante la opacidad con la que se han conducido durante todo el conflicto”
No se pueden conciliar intereses de empresarios y trabajadores
Desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas hemos sido claros desde el inicio en que consideramos un error asociarse con una empresa trasnacional porque puede llevar a los trabajadores a subordinarse a sus intereses, en detrimento de un recurso estratégico del país como la energía eléctrica. Y ahora, sin duda, estos métodos represivos adoptados por parte de la dirigencia sindical del SME para castigar y deshacerse de los sectores críticos de la base electricista, golpean duramente los derechos de los trabajadores frente a la patronal e inclinan la balanza a favor de esta. Mal comienzo de la empresa asociada, seguramente los socios transnacionales aprobarán esta medida.
Las declaraciones del secretario del trabajo sobre la liquidación del SME como sindicato, responden a su apuesta de que con este acuerdo al que llegó con el SME y su alianza con una empresa transnacional, el sindicato dejará de serlo por la vía de los hechos para convertirse en copropietario de una empresa privada y que como tal actuará. Aun manteniéndose como sindicato, no podrá estallar la huelga si son ellos mismos patrones, apuntarán a incrementar la productividad, y por lo tanto, la ganancia. Es decir, sería una importante pérdida de un derecho como clase trabajadora.
Independientemente de dónde viene esta declaración, el SME corre importantes riesgos en lo inmediato perdería su carácter como sindicato opositor, y en perspectiva, puede abandonar la defensa de los derechos de los trabajadores afiliados. De sostenerse el curso de las sanciones mencionadas (por la vía de los hechos lo son) y el actuar de la dirección del sindicato, estará dando pasos hacia un comportamiento patronal donde se integrará a relaciones institucionales (Secretaría del Trabajo, Hacienda, etc.), alejándose del movimiento obrero y sus organizaciones.
Como se señala arriba, la empresa Motta-Engil, con quien se asocian los trabajadores electricistas por medio de la cooperativa LF del Centro, posee el 51% de la sociedad y por ello contará con más peso en la toma de decisiones a su interior, con el riesgo de que el SME trabaje para intereses trasnacionales y no los suyos.
Además, aunque se firmó un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo con Fénix, los trabajadores del SME no tendrán garantizados lo derechos laborales que conquistaron ante Luz y Fuerza del Centro, y por los que miles se mantuvieron tantos años resistiendo.
Sus derechos como trabajadores serán mucho menores como ya señalan algunos electricistas y pueden deteriorarse todavía más debido a que competirán con otras empresas privadas, lo que puede llevar a que con criterios productivistas se deterioren sus condiciones laborales y aumenten sus ritmos de trabajo (esta es una de las características del cooperativismo).
Aun así, la última palabra en esta defensa de los derechos y los intereses de los trabajadores electricistas la tienen ellos mismos. Son ellos quienes deben decidir el destino del sindicato, si avanza hacia convertirse en socio de un patrón privado, o bien se sostiene como defensor de los derechos laborales de los smeitas y de la lucha por ampliarlos.
Los electricistas deben evitar que la dirección sindical convierta al SME en el garante de los intereses de la transnacional, frenando cualquier tendencia pro patronal y cualquier medida antidemocrática y autoritaria propia de los sindicatos charros. Si ya de por sí, las direcciones sindicales tienden a separarse de los intereses de la base trabajadora (una casta) al cumplir funciones de especialización en el manejo del aparato sindical (proceso de burocratización), ahora al ser los responsables de garantizar la productividad y la ganancia, pueden ir mucho más allá en contra de los intereses de clase de los trabajadores.
Solamente un sindicato democrático y combativo puede hacer frente a los peligros de la asociación y a las pretensiones de la empresa, que son contrarios a los de los trabajadores electricistas. Por eso es preocupante la sanción que se les está imponiendo a los más de 20 compañeros señalados en la mencionada carta, pues va en sentido contrario de la democracia que los dirigentes dijeron siempre defender.
Defensa del SME y democratización del sindicato
La tarea inmediata es justamente la defensa del SME como herramienta de organización y de lucha de los electricistas frente a una trasnacional que busca usarlos para sus intereses en busca de ganancias.
Desde el inicio, como militantes del Movimiento de los Trabajadores Socialistas, y como parte de las organizaciones que desde finales de los 90s integramos el Frente Nacional Contra la Privatización de la Industria Eléctrica, nos movilizamos en defensa del SME y opinamos que debe apuntar a asumir la operación de los activos que conquistó, sin participación de la empresa privada Mota- Engil, peleando por que los recursos para echarlos a andar provengan, no de una empresa privada, sino del propio Estado que los despojó de su fuente laboral y que habría que ligarla a la batalla contra la privatización de la industria energética, exigiendo la derogación de la reforma energética y la re estatización de las áreas privatizadas de las mismas, incluyendo los activos de Luz y Fuerza del Centro bajo control obrero, que brinde energía eléctrica barata para la población trabajadora.
Pero para que se pueda avanzar en esta perspectiva, hoy la clave es que los trabajadores tomen en sus manos el rumbo de su sindicato, con base en la más amplia y democrática participación de los trabajadores del SME en la toma de decisiones. |