El pasado miércoles 14 de septiembre, se disputó el partido entre Independiente y Lanús en estadio Libertadores de América. El conjunto de Avellaneda logró su clasificación a la siguiente fase de la Copa Sudamericana tras vencer 1 a 0 al Granate, pero ese no fue sólo el único hecho destacado del partido: se dio a conocer un video donde se lo ve a Pablo “Bebote” Álvarez -jefe de la barra brava de Independiente- charlando con autoridades policiales para dar vía libre para ingresar al estadio que permanecía cerrado.
Se ve una camioneta entrando con banderas y varios “hinchas” bajando las banderas; Bebote no ingresó al estadio por tener derecho de admisión pero se hizo presente en los alrededores del estadio, luego se ve en el video al número tres de la barra, Néstor Bal, hablando con uno de los jefes de Udetyc (encargados del ingreso del público en espectáculos). Minutos después de la charla varios barras ingresaban al estadio sin tener alguna documentación o entrada.
Esta es la impunidad con que se manejan las barras, supuestos hinchas de los clubes. No sólo pasa en Independiente sino en todas las canchas del fútbol argentino. En el club Boca Juniors te cobran el espacio para poder colgar una bandera, para guardar la bandera debes abonar por la estadía de la bandera.
“Las barras están para cuidar a los hinchas comunes” pero se sabe que esto no ocurre, maltratan a niños que ocupan su lugar con empujones, golpes e insultos, donde estos personajes tienen derecho a entrar a un vestuario a amenazar jugadores o árbitros como paso en el 2011 con la barra de River Plate cuando disputaba su partido ante Belgrano y que determinaba si el club de Núñez perdía la categoría.
Sabemos que tienen negocios como el de los “trapitos”, reventa de entradas, el puesto de choripán, puesto de venta de camisetas. Muchos dicen que es imposible terminar con esta gran problemática que vive nuestro fútbol. A mi parecer no se quiere o no conviene combatir contra este cáncer que tiene el fútbol argento. Queremos que vuelva a manos de la familia y que no pague el socio que paga su cuota mensual para disfrutar de este hermoso deporte, ese hincha que quiere compartir su pasión con sus hijos alentando al club de sus amores, pero cada vez van quedando más lejanos esos domingos donde sí se podía ir a la cancha sin ver tanta impunidad en los tablones.
La pelota está manchada con sangre y negocios turbios, el fútbol agoniza por estas barras que de poco van matando la gran pasión de los argentinos. |