Partimos de concebir que el sistema económico dominante e imperante en todo el mundo es el capitalismo. Aunque en América Latina el capitalismo ha tenido diversas expresiones (colonialismo, neoliberalismo, o gobiernos posneoliberales), todas han estado por dentro de los límites del capitalismo: siguen acuerdos y políticas internacionales dictadas por organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). En gran medida Latinoamerica es una semicolonia subordinada a la política imperialista.
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Esta realidad capitalista actúa sobre todos los ámbitos de la vida, desde las relaciones sociales, las relaciones naturaleza-sociedad, las condiciones de vida y hasta en la capacidad creativa de la ciencia y el arte.
¿Quién es científico?
Una visión romántica podría definir que el científico es aquel que produce conocimiento sobre el funcionamiento de la naturaleza, la materia y el universo. Esta definición no explica dónde, desde qué supuestos y para qué el científico realiza sus actividades. En ese sentido se tendría que definir el quehacer del científico dependiendo de su contexto histórico.
Por ejemplo, en el mundo griego el científico era un filósofo de la naturaleza que observaba su entorno y más que explicaciones formulaba preguntas. En cambio, en la Edad Media el conocimiento científico era transmitido de maestro a aprendiz en un proceso lento e individualizado. Si alguien quería conocer de ciencia, debía encontrar a un científico de su área de interés que le enseñara o debía entrar a alguna institución religiosa o una de las universidades existentes. Por supuesto que esto estaba limitado a los señores feudales.
Posteriormente, en el mundo moderno capitalista se conformaron instituciones específicas para formar científicos naturales. Poco a poco dejó de haber científicos autónomos y se les institucionalizó. Esa reconfiguración estructural generó profundas transformaciones impuestas dentro la lógica mercantilista del capitalismo que a día de hoy impacta en la producción científica.
Las instituciones y la producción científica
Entiéndase por producción científica el conjunto de actividades realizadas por el científico contemporáneo: la difusión de la ciencia, la transmisión del conocimiento y la producción de ideas y cultura. El proceso de la producción científica en la actualidad está limitada al generarse por dentro de las instituciones científicas que asignan al científico una serie de roles muy diversos: desde la investigación y la docencia hasta la gestión, vinculación y tutoría de estudiantes.
De tal forma que en la actualidad un científico es una persona con una actividad mucho más acotada:
“En la academia de los países occidentales, un científico es definido como una persona con título en educación superior (Doctorado), varios años de experiencia profesional como investigador entrenado y creativo, un factor de impacto en investigación, cantidad y calidad de publicaciones, número de artículos referenciados, membresía en academias científicas y número de patentes.” Rodolfo Llinas, 1996
Las instituciones científicas fungen como aparatos ideológicos que determinan qué tipos de conocimientos son válidos para llamarse “científicos”. De acuerdo a Boaventura de Sousa, la ciencia formula y valoriza sólo los conocimientos que puede demostrar, el resto de los conocimientos los desvaloriza o si acaso los menciona como una reflexión o curiosidad. En ese sentido, las instituciones y las universidades son las estructuras que imponen un conocimiento hegemónico sobre la forma de conocer y entender el mundo en una sociedad de clases.
Así, dentro de la ciencia existe una filosofía del conocimiento dominante que fue desarrollada en la sociedad de clases: del modo de civilización capitalista occidental, importada e impuesta en el resto del mundo de forma más o menos hegemónica. Pero también hubo una importación del método científico, las teorías, tecnología, criterios de investigación y formas de producción científica. Esta considera la naturaleza como un recurso infinito, renovable: una mercancia. |