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La Izquierda Diario
19 de septiembre de 2016 Twitter Faceboock

OPINIÓN
Como una película en pausa, de Melina Pogorelsky: una novela con perspectiva de género
Claudio Bidegain | Profesor de Literatura. Doctorando en Estudios de Género

El viernes 16, en Dain Usina Cultural, fue presentada esta obra, centrada en los prejuicios y estereotipos en torno al despertar sexual y el amor entre adolescentes.

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La reciente publicación del texto de Editorial Edelvives fue presentada por el escritor y editor Mario Méndez y quien suscribe. Esta novela con perspectiva de género tardó muchos años en ser publicada, desde su escritura en el año 2009.

Mucho tuvo que esperar este relato, que salió a la luz luego de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario, la sanción de la Ley de Identidad de Género y la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Natalia Méndez fue la editora de la publicación, quien confió en que la literatura de Pogorelsky merecía ser compartida con la sociedad, y leída por jóvenes y adultos.

La autora supo ser pionera en pensar, sentir y escribir una historia de adolescentes que experimentan con sus cuerpos, con sus estados anímicos inestables, que se revelan a algunas normas, que se diferencian de la cosmovisión de sus padres. En el intento de construirse fieles a sus deseos, la orientación sexual disidente de Luciano (“Lucho"), el protagonista, no se presenta como un trauma ni como un impedimento sino que es el contexto (familia y amigos) el que debe adaptarse a la salida del closet del joven de 16 años.

Es significativo que la publicación de este relato se consume tantos años después de finalizada su escritura, como si la sociedad en general y especialmente la comunidad educativa y editorial, hubiera necesitado más de un lustro para poder asimilar una temática por fuera del canon, por fuera de la norma.

La novela, dividida en 62 capítulos, es narrada por Lucho y comienza con la fuerte presencia de la mirada del otro y la incomodidad que eso produce, especialmente en la etapa de la adolescencia. Rápidamente, escuchamos a su verborrágica madre, que insiste en narrar episodios de la infancia de Lucho, en diálogo con la tía Moni. Es en el tercer capítulo cuando conocemos a sus amigos Flora y Damián. La música es un elemento tan central como el mate y la mochila, que la dibujante Kiti López supo captar en el arte de tapa. El empoderamiento progresivo que va adquiriendo el protagonista a lo largo del relato, desde el momento en que concreta el beso con Emanuel hasta que reconoce que está enamorado de su mejor amigo, Damián, le permite empezar a pronunciarse y a definirse en base a su deseo y a su afecto genuino, sin la necesidad de falsificarse como había tenido que hacerlo anteriormente, para pertenecer a la (hetero)norma. Y no sólo se descubre la historia de Lucho, también se problematiza la incomodidad de Flora para sociabilizar con los demás, su baja autoestima al sentirse gorda y verse “fea” (¿comparada con qué parámetros, con qué canon de belleza?), esa característica de adolescente introvertida que no conecta con la sociedad y se siente más cómoda adentro de su casa, con sus amigos. En el caso de Damián, se lo presenta como un “emo”, con una actitud más bien parca, poco lúdica.

La novela nos permite adentrarnos en el avance de la ESI, así como en los límites de su implementación en todas las instituciones educativas del país. ¿Cuáles son las potencialidades y las limitaciones de la ESI? ¿Qué hacemos con los cuerpos disidentes y cómo cuestionamos el canon de belleza en el aula? ¿De qué manera trabajamos materiales y textos que hacen un corpus bibliográfico por fuera del canon en las instituciones educativas? ¿Qué valoraciones personales y profesionales se disputan al momento de elegir una novela para trabajar con nuestros estudiantes? ¿Cómo incluimos la diversidad de identidades de género, orientaciones sexuales y corporalidades sin reproducir la heteronorma hegemónica desde las aulas?

¿Por qué a diez años de su promulgación aún no hay una decisión política para que se implemente en todas las escuelas del país?

Estos interrogantes nos permiten seguir reflexionando sobre el camino por recorrer.

 
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