En el discurso de apertura de las Jornadas Monetarias, organizadas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), bajo el lema "Estabilidad de precios y desarrollo financiero". El presidente, Federico Sturzenegger, anticipó que el próximo lunes 26 darán a conocer las metas de inflación elaboradas por el organismo. Como parte de una “batalla que aún no fue ganada, sino que recién comienza”.
“La Argentina tiene todavía un largo camino por recorrer en términos de estabilidad macroeconómica, pero estamos conscientes de que las problemáticas no difieren de los países que nos acompañan”, señaló el funcionario en relación a la presencia de economistas de Israel, Chile y Brasil, entre otros.
“El objetivo primordial es la estabilidad monetaria, para alcanzar una inflación baja y previsible, y una moneda confiable”, señaló.
El titular del BCRA realizó un raconto de las medidas adoptadas por el gobierno para “desarmar la máquina regulatoria del cepo cambiario, que trababa el crecimiento”, y para retirar el “excedente monetario”, “por la emisión excesiva del año anterior como por los contratos a futuro”.
Señaló que “en febrero, con un mercado más cercano a la normalidad, comenzó a utilizarse la tasa de interés como instrumento de política monetaria; se fijó inicialmente en 38 % y continuó en ese nivel hasta que hubo señales certeras de que bajaba la inflación”.
“Hoy esa tasa se ubica 10 puntos abajo, con una baja pronunciada de la inflación: las expectativas mostraban un comportamiento descendente desde abril y converge en 1,5 % mensual a partir de este mes”, añadió.
Un punto remarcado por Sturzenegger, fue en relación a la necesidad de desarrollar el sector financiero local, algo que el gobierno viene repitiendo desde hace tiempo atrás. “La tendencia a ahorrar en moneda extranjera y fuera del sistema es consecuencia de una historia de volatilidad macro económica, con rendimientos en moneda local inferiores a las de otros activos”, lo cual “puede revertirse si cambian los incentivos económicos”.
La política monetaria llevada adelante por el BCRA, con tasas cercanas al 40 % tuvo un fuerte impacto recesivo, al fijar una tasa de referencia muy alta que encarece cualquier tipo de préstamo (ya sea para consumo o inversión). Un efecto adicional fue, a su vez la generación de una bicicleta financiera, ya que las Letras emitidas por el Banco Central (LEBACS) ofrecieron generosas ganancias a corto plazo para quienes decidieran ingresar al mercado de valores local, superando cualquier rendimiento ofrecido por algún otro tipo de activo. El jugoso premio ofrecido por el BCRA con el objetivo de “secar de pesos” la plaza local y así contener la escalada de precios, conllevó a que la entidades deba afrontar cuantiosos pagos. |