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Con la visita del candidato republicano Donald Trump y la depreciación del peso, Peña Nieto afronta un nuevo capítulo de la crisis de su gobierno.
Es uno de los presidentes con menor apoyo popular al inicio de la segunda parte del sexenio: 23% daban las últimas encuestas.
Ese es el contexto de la entrevista con Radio Fórmula, en la que tuvo que admitir que la salida de uno de los hombres fuertes del gobierno, Luis Videgaray, se debió a la visita del magnate xenófobo que contendrá por el partido republicano en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Ante el descontento masivo que provocó la recepción de Donald Trump, quien como factor fundamental de su campaña desplegó todo tipo de insultos y amenazas contra los mexicanos migrantes, Videgaray presentó la renuncia.
Peña Nieto declaró que –aunque él instruyó al exsecretario de Hacienda para gestionar la visita del magnate– el desgaste que provocó el evento en la figura de Videgaray motivó la aceptación de su alejamiento del gobierno.
Según afirmó en la entrevista su interés es “que haya claridad en los candidatos que hoy compiten en Estados Unidos de cuál es el lugar que México ocupa en el desarrollo de Estados Unidos” y por eso invitó a Trump.
Pero lo cierto es que su servilismo ante los candidatos presidenciales del gigante del norte es inversamente proporcional a su hostilidad contra las maestras y los maestros que enfrentaron en las calles la reaccionaria reforma educativa exigida por los organismos internacionales. Y eso no pasó desapercibido para nadie.
Respecto a la salida de Luis Miranda de la subsecretaría de gobernación y su pase a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Peña Nieto explicó que también se debió al “desgaste” del funcionario en las negociaciones con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Asimismo, se refirió al caso de Tomás Zerón, hoy consejero técnico del Consejo Nacional de Seguridad: Peña afirmó que “el trabajo que se realizaba en la Procuraduría General de la República (PGR) ya estaba agotado”. Sin embargo, en el expediente de la PGR se indica que Zerón había incurrido en numerosas irregularidades en el caso Ayotzinapa.
Con encubrimientos, torturas, sobornos millonarios, y sembrando pruebas fabricó la “verdad histórica”, repudiada por familiares y compañeros de los normalistas desaparecidos, y por el amplio movimiento democrático surgido tras la masacre de Iguala.
Las declaraciones presidenciales evidencian la debilidad del gobierno, que se vio obligado a dejar ir a uno de sus colaboradores más fuertes, Videgaray, y a mover piezas de lugar en el tablero del poder de los de arriba.
Pero si bien Peña Nieto enfrenta presiones de la Iglesia y de los empresarios, lo cierto es que todos están de acuerdo en descargar la crisis económica sobre los hombros de la clase trabajadora.
Lo que amortigua en parte la profunda crisis del gobierno es que las direcciones sindicales que se reclaman “opositoras”, no convocaron a un paro nacional para derrotar la reforma educativa y las reformas estructurales.
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