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La Izquierda Diario
23 de septiembre de 2016 Twitter Faceboock

XXXI° ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES
Encuentros Nacionales de Mujeres: un recorrido por una experiencia única en el mundo
Sol Bajar | @Sol_Bajar

Este 8, 9 y 10 de octubre, se realizará en Rosario el XXXI° Encuentro Nacional de Mujeres. Un evento único en el mundo, con una larga historia, y el desafío de sentar un gran precedente.

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El próximo fin de semana largo de octubre, decenas de miles de mujeres cambiarán la fisonomía de la localidad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, para convertirla en un laboratorio de ideas y debates. En cada localidad del país se intensifican los preparativos. Según las organizadoras, se espera que participen unas 60 mil mujeres, la mayoría de ellas jóvenes, trabajadoras ocupadas y desocupadas, amas de casa, artistas y profesionales que viajan solas u organizadas con sus sindicatos, colegios, facultades, agrupaciones de mujeres y organizaciones sociales y políticas. Mujeres que ya viajaron, que ya son “encuentreras”, o que lo hacen por primera vez.

Desde la sección de Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario venimos reflejando esa intensa preparación, así como los desafíos que tiene el movimiento de mujeres de cara a este evento, las principales discusiones al interior de su Comisión Organizadora, sus historias más recientes y las demandas que las mujeres llevarán a esta provincia, una de las primeras en el ranking de violencia de género en el país. Al mismo tiempo, nos preparamos para realizar una cobertura minuto a minuto de las jornadas que tendrán lugar durante esos días de octubre.

En esta nota, queremos contarte cómo funcionan los Encuentros de Mujeres, un fenómeno poco difundido en los medios de comunicación, pero de enorme potencialidad. Tanta que desde sus orígenes han sido objeto de preocupación de los gobiernos de turno, la jerarquía de la Iglesia, las instituciones del Estado y los sectores más reaccionarios de la sociedad, que ven en su organización un peligro para imponer y mantener sus intereses.

Una gran manifestación de las mujeres

Los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) hablan de la historia más reciente de ese movimiento en el país. Un movimiento heterogéneo, atravesado por tensiones teóricas, prácticas, políticas e ideológicas, que se debate entre diversas estrategias y que le da forma, cada año en una provincia diferente, aún con sus acuerdos y diferencias, con sus aciertos y errores, a este evento único en la región y en el mundo.

Impulsados desde 1986, cuando reunían a pequeños círculos feministas y de la izquierda, los Encuentros de Mujeres hoy convocan a miles que en su mayoría participan con el afán de transformar su realidad y la de otras. Gran parte de su potencialidad tiene ahí un punto de apoyo: son una gran manifestación de las mujeres, que en esos días transforman las calles, las plazas, las escuelas, los bares y hasta los medios de transporte en un escenario de deliberación del que son protagonistas exclusivamente ellas, en un hecho que también conmueve sus vidas cotidianas.

¿Cómo se organizan los Encuentros Nacionales de Mujeres?

Cada año, en la localidad elegida como sede, se conforma una Comisión Organizadora (CO) que integran mujeres y organizaciones de la provincia. Garantizar las escuelas donde funcionarán los talleres y donde se dará albergue gratuito a sus participantes (una conquista que se atribuye al VII° ENM de Neuquén), definir los nombres y contenidos de los talleres oficiales, sus modos de financiamiento, el lugar de los actos de apertura y cierre del Encuentro y el recorrido de su marcha final, son algunas de las tareas sobre las que distintas agrupaciones de mujeres, sindicales, estudiantiles y políticas que la integran debatirán durante el año para llevarlas adelante.

Sus distintas concepciones acerca del alcance que deben tener estos Encuentros, reflejan en gran medida los debates que atraviesan al movimiento de mujeres. Integrantes históricas de esta Comisión, pertenecientes al Partido Comunista Revolucionario (PCR-CCC), lo grafican con claridad. Partiendo de adjudicarse, ya para la década del 90, tener "mucho que ver con el éxito de esos encuentros y con su carácter" (Resoluciones del VIIº Congreso del PCR), otorgan a quienes “promueven un Encuentro con pronunciamientos” una “actitud patotera”. En cambio, sostienen que la clave de los Encuentros es garantizar un “‘espíritu’ democrático” basado en la participación de las mujeres “a título individual” y en el “método del consenso”. Un método que, afirman, “nos enseñó a fortalecer alianzas, aún entre quienes tenemos diferencias políticas y concepciones teóricas divergentes respecto de la opresión de género”. La hegemonía que durante muchos años ha mantenido esta corriente en las Comisiones Organizadoras, ha permitido que los Encuentros se organicen bajo estos preceptos, compartidos también por algunos sectores del feminismo y por partidos vinculados al empresariado y a la cúpula de la Iglesia, como el PJ o la UCR.

Esta concepción, que favorece las alianzas con sectores de escasa representación en los Encuentros y claramente contrarios a la lucha de las mujeres, como la Iglesia, las instituciones del Estado y los gobiernos de turno, es fuertemente cuestionada por las organizaciones de mujeres vinculadas a la izquierda y por las miles que participan de este evento con la intención de volver a sus lugares con un plan de lucha nacional, que les permita impulsar acciones concretas para masificar su lucha y conquistar sus derechos. Como vienen reflejando nuestras corresponsales de La Izquierda Diario de Rosario, muchas de ellas integrantes de la agrupación de mujeres Pan y Rosas en el Frente de Izquierda, estos debates ponen en el centro la necesidad de que las mujeres puedan debatir pero también votar y decidir libremente, sin la imposición de una pequeña minoría, qué acciones impulsar para arrancar sus demandas.

Para ellas, la opresión de las mujeres, que garantiza este sistema capitalista y patriarcal, no tiene una salida individual sino necesariamente social y masiva, que sólo puede desarrollarse a partir de su organización independiente y de su lucha. Para estos sectores, el Encuentro Nacional de Mujeres del año 2003, que también se realizó en la localidad de Rosario, es una clara referencia. Allí, trabajadoras que ocupaban las fábricas abandonadas por los patrones tras la crisis del 2001 y jóvenes y feministas que luchaban por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, volvieron a confluir en la Asamblea de Mujeres Autoconvocadas y definieron impulsar el apoyo a las obreras así como una gran campaña nacional para conquistar este derecho, lo que dio lugar poco después al nacimiento de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, nacionalizando y popularizando esta demanda. A pesar de la negativa del gobierno anterior y del actual, este reclamo cuenta hoy con un amplio apoyo social y son miles las que exigen la aprobación de su proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo no deseado en el Congreso Nacional.

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La preparación del próximo Encuentro de Mujeres no es ajena a estos debates. Tras largas discusiones, la actual Comisión sentó finalmente precedentes importantes: rechazó la injusta condena de la tucumana Belén, definió por mayoría que la marcha de cierre incluirá en su recorrido a la Catedral rosarina y se opuso a la presencia de las fuerzas de seguridad en el Encuentro de Mujeres. Todo un mensaje cuando más de 500 efectivos de Gendarmería Nacional desembarcan en Rosario y a semanas de que Mauricio Macri declarara que “ni piensa” despenalizar el derecho al aborto y el referente de la Iglesia, Héctor Aguer, arremetiera nuevamente con toda su misoginia. Muchas mujeres que participan de los Encuentros tienen sobrados motivos para acompañar este rechazo.

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¿Cómo funcionan los Encuentros Nacionales de Mujeres?

El acto de apertura, por la mañana del sábado, anuncia la presencia de las mujeres en la ciudad. Allí, la Comisión Organizadora leerá el documento acordado por sus integrantes, inaugurando el Encuentro. Más tarde tendrá lugar la primera jornada de talleres, una actividad centralmente deliberativa que continuará el domingo por la mañana y por la tarde, en distintas escuelas.

Este año habrá 69 talleres sobre diversos temas. En un hecho que fue calificado como histórico, y también producto de un intenso debate, se incorporaron por primera vez los talleres de Mujer y Cannabis y de Mujeres trabajadoras sexuales. Algo similar ocurrió durante varios años con los talleres de Mujer y Lesbianismo, Anticoncepción y aborto, Mujer y desocupación, Mujeres Trans, Identidad y otros.

Lógicamente, las decisiones de la Comisión Organizadora respecto a los talleres son seguidas de cerca por las organizaciones y activistas que se preparan para viajar, atentas a que la conquista de que esos espacios no retroceda. En 2001, por ejemplo, ante la decisión de la Comisión Organizadora de eliminar el taller de Anticoncepción y Aborto, agrupaciones feministas difundieron masivamente un pronunciamiento en el que afirmaban que “la Comisión Organizadora, en un acto de autoritarismo que borra el espacio ganado por las propuestas y la voluntad de las mujeres (...) ha eliminado el taller de Anticoncepción y Aborto, a pesar de las notas enviadas para que cambien esta decisión, que supone un serio retroceso. Este taller había sido un logro del movimiento, especialmente a favor de las mujeres de menores recursos”. Como se señalara más arriba, la decisión de la amplia mayoría durante el Encuentro de Rosario en 2003 saldó esta maniobra burocrática, afín al interés de la jerarquía de la Iglesia, impulsando una Asamblea que definió las estrategias para conquistar este derecho, logrando que también volvieran a ser motivo de discusión en los Encuentros.

¿Votar o no votar?

Hacia el final de los Encuentros, la intensa participación en los talleres, repletos de debates, aportes, vivencias y experiencias de organización, que para muchas renueva cada año su compromiso de lucha, se encuentra sin embargo con un importante obstáculo. Es que, bajo ese método del “consenso”, las conclusiones a las que arriben las mujeres serán consideradas sin jerarquías, sin importar si expresan a una amplia mayoría o minoría del taller. Estas conclusiones, leídas por las coordinadoras de cada comisión durante el acto de cierre, serán difundidas recién al año siguiente, durante el próximo Encuentro, y en calidad de “memorias”.

Claramente, este carácter no resolutivo de los Encuentros de Mujeres es otro de los aspectos que más controversias genera , ya que permite que opiniones minoritarias, como las que representa la jerarquía de la Iglesia (que hace varios años se organiza para evitar el funcionamiento de determinados talleres, como los relativos al derecho al aborto), tengan el mismo valor que las opiniones mayoritarias de quienes participan para avanzar en la conquista de sus demandas. En los hechos, se trata de un método que impide que surja de los talleres un plan de lucha nacional votado democráticamente por la mayoría del Encuentro. Es por eso que cada año, superando los manejos burocráticos de una pequeña minoría, la pelea porque las mujeres puedan no sólo intercambiar sino también definir sin ataduras qué curso dar a su lucha, cobra nuevas fuerzas y adherentes.

El cierre del Encuentro

Algo semejante sucede con la marcha de cierre del Encuentro, que tiene lugar el domingo por la tarde, al finalizar los talleres. Manteniendo la tradición que inauguró el ENM de Neuquén en 1992, las mujeres recorrerán la ciudad haciendo pública su voluntad de lucha. Las consignas que encabezan la marcha, así como su recorrido, cobran entonces una gran importancia. Y ante la negativa de organizaciones como el PCR, de clara vinculación con sectores de la Iglesia (como el propio Bergoglio), una importante mayoría de las participantes decide cada año, en determinado punto de la marcha, hacer su propio recorrido, denunciando la complicidad de los gobiernos de turno, las instituciones del Estado y la jerarquía de la Iglesia en la muerte de cientos de mujeres por aborto clandestino, en la impunidad que encubre a las redes de trata y prostitución (regenteadas por policías, jueces y funcionarios) y en la insuficiencia de las medidas necesarias para responder a la violencia machista (con el desfinanciamiento de programas, hogares, planes de atención y prevención, etc). Este año, por primera vez, se decidió por amplia mayoría (con la sola oposición de esta corriente) que la marcha incluyera en su recorrido a la Catedral rosarina. Muchas mujeres seguirán con atención que este paso dado después de treinta Encuentros se cumpla efectivamente, ya que podría sentar un importante precedente para los Encuentros y la organización de las mujeres.

Finalmente, durante el acto de cierre del lunes por la mañana, con la presencia de aquellas que aún no han emprendido el regreso a sus ciudades, se define la sede que habrá de recibirlas al año siguiente. Con ese objetivo, tras la lectura de las conclusiones, las participantes tienen la oportunidad de subir al escenario y argumentar brevemente su propuesta de nueva sede. Como muchas cuestionan, el mismo método del “consenso”, plasmado en este caso en función de quién recibe “más aplausos”, no resulta un método serio y más bien esconde los acuerdos tejidos entre algunas organizaciones por detrás del escenario, sin que sea expresados al conjunto de las mujeres. Este es también, lógicamente, un motivo de fuertes debate al interior de los Encuentros.

Rosario: Sentar un nuevo precedente

Con sus aciertos y errores, los Encuentros Nacionales de Mujeres son una instancia inmejorable para avanzar en la organización de un gran movimiento que retome las mejores experiencias de lucha que han dado las mujeres durante toda su historia. Un movimiento que pelee en las calles, de manera independiente de todos los sectores que garantizan su opresión, por la conquista de todos sus derechos.

Este año, la política de ajuste del gobierno nacional y los gobiernos provinciales, que golpea particularmente a las mujeres, se sumará sin dudas a la discusión sobre qué salida dar a la violencia machista y a la larga lucha por el derecho al aborto, así como a la pelea que protagoniza la docencia en defensa de la educación y, de manera ejemplar, la de las trabajadoras y familiares de fábricas como la ex Donnelley y Zanón, hoy bajo gestión obrera. La fuerza demostrada en las calles con un nuevo #NiUnaMenos y el amplio apoyo conquistado por la #LibertadParaBelén, serán puntos de apoyo para las que esperan volver con fuerzas renovadas para pelear por todos estos derechos y para sumar a más mujeres al desafío de organizarse para conquistarlos.

Desde La Izquierda Diario ponemos nuestras páginas virtuales al servicio de esa gran tarea. Y por eso junto a la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas; a Myriam Bregman en el Congreso Nacional y a las legisladoras provinciales del PTS en el Frente de Izquierda; junto a miles de trabajadoras y jóvenes que se organizan en todo el país, te invitamos a hacer tuyo este enorme desafío. Podés hacerlo sumando tus aportes, difundiendo nuestras ideas entre todas tus conocidas, amigas, vecinas, compañeras de estudio y de trabajo, y también organizándote con nosotras para viajar a Rosario, para que seamos muchas más las que levantemos bien en alto la bandera por la anulación de la condena para Belén, para que no haya ni una muerta más por aborto clandestino, por la separación de la iglesia y el estado, por todos los derechos de las mujeres trabajadoras y contra toda forma de violencia machista.

Para que esas banderas trasciendan los días del Encuentro y se conviertan en fuerza de miles de mujeres organizadas en todo el país, tenemos que pelar para que el Encuentro de Mujeres de Rosario siente un nuevo precedente: ¡vamos por un Encuentro que sea resolutivo, donde se voten campañas concretas para la lucha por nuestros derechos y para que la próxima sede del Encuentro sea en Buenos Aires, para que decenas de miles de mujeres más puedan participar y hacerse oír en el principal centro político del país!

 
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