La situación nacional tiende a agudizar sus contradicciones y se acercan más golpes reaccionarios contra el pueblo trabajador, con un gobierno en crisis y urgido de entregar buenas cuentas a sus amos norteamericanos.
Si bien los más de 40 millones de asalariados que componemos el grueso de la clase obrera mexicana nos encontramos atomizados estructuralmente, divididos y en varios casos contrapuestos políticamente por nuestras direcciones sindicales, en potencia el proletariado del país constituye un un gigante invisibilizado que día a día mueve todos los engranes de la economía nacional, desde los bancos, las escuelas, los transportes, las telecomunicaciones y los hospitales, hasta la industria alimentaria, manufacturera y extractiva. Es necesario despertar a este coloso capaz de paralizar la economía y desorganizar al Estado para hacer retroceder al gobierno y los empresarios en su avance contra nuestras conquistas.
El Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) y el conjunto de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) tienen la responsabilidad acabar con su simulación de lucha contra el gobierno y sus políticas neoliberales y convocar a un gran paro nacional contra las reformas estructurales y el gobierno de Peña Nieto.
La UNT a su vez debe ser capaz de hacer a un lado sus diferencias gremialistas con la Nueva Central de Trabajadores (NCT) y llamarlos a la lucha, al igual que a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Minero y todas las organizaciones obreras y estudiantiles, democráticas y combativas que resisten las políticas del gobierno; pero sobre todo al poderoso proletariado industrial atenazado por sus direcciones sindicales corporativas pero descontentos con sus precarias condiciones laborales y molestos con esta “democracia” y gobierno para ricos.
¡Basta de simulaciónes, preparemos un paro nacional real contra el gobierno de Peña Nieto y las estructurales!
Hacia adentro de nuestra organización tenemos que debatir una orientación que igualmente parta de confiar en nuestras fuerzas organizadas, en nuestras demandas más urgentes y en el poder de nuestros métodos de lucha como la huelga. Es momento de pasar a la ofensiva y dejar atrás nuestra subordinación a los intereses de los Slim, demostrar en los hechos la fuerza y tradición de esta organización sindical histórica del país.
Un problema urgente que enfrentamos los y las telefonistas es la reducción de nuestra plantilla laboral (pese a las más de 4 mil vacantes obtenidas en el último periodo sindical de cuatro años) y el fuerte incremento del personal tercerizado, lo cual no solo nos debilita sindicalmente sino también laboralmente. Opinamos que la táctica tradicional de nuestro gremio de “expulsar a las filiales” no solo es impotente para erradicar el otsourcing en Telmex, también es sectario ante miles de trabajadores ultra-precarizados que se encuentran a merced de los abusos patronales.
La base telefonista tenemos que saber ver en esos compañeros a nuestros aliados contra la empresa, quien los contrata precisamente para que veamos en ellos a nuestra “competencia laboral”. Un primer y decisivo paso para ganarnos la confianza y el apoyo de estos compañeros, incluyendo a los camaradas de LIMSA, CBTR y Telemarketing, es hacer nuestra su demanda de pertenecer a la planta de Telmex con los mismos salarios, prestaciones, derechos y obligaciones que los nuestros, de esta manera fortaleceríamos rápidamente nuestra base laboral y sindical y estaríamos en mucho mejores condiciones para pelear por las más de 10 mil vacantes que Telmex aún nos debe.
¡Cubrimiento inmediato de las más de 10 mil vacantes que la empresa se niega a reconocer!
¡Basificación de todo el personal tercerizado al servicio de Telmex!
El modelo de productividad impulsado por la patronal y la dirección de nuestro sindicato ha sido defendido como un “modelo internacional exitoso de participación de los trabajadores en el proceso productivo de la empresa”; una vez más la lógica de “ayudar al patrón” para que este nos trate bien. Pero los modelos de productividad no son defendidos en balde por ideólogos neoliberales, representa una política patronal clave desde los 80´s en su intención por reducir costos y acelerar los ritmos de la producción. De esta manera los empresarios se libran de conceder aumentos salariales significativos, inculcando la idea de que “es más justo y equitativo que gane más quien produzca más”.
Los trabajadores no tenemos por qué ser administradores de nuestra propia explotación y mucho menos caer en el juego divisionista de la empresa que nos lleva a la competencia entre compañeros, lo cual carcome nuestra unidad e identidad sindical. En lugar de ello necesitamos pelar por conquistar aumentos salariales que no solo superen los miserables topes salariales, sino que vayan de acuerdo al encarecimiento de la vida.
¡Abajo el modelo de productividad que inculca la competencia y la división de la base!
Un grave problema que daña la democracia interna de nuestro sindicato es la constante violación y adecuación de nuestros estatutos a las necesidades de la dirección sindical. La lucha ejemplar que impulsó la base telefonista en el 76 por quitarse el yugo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y por contar con una organización plenamente democrática y representativa de sus intereses, cada vez se encuentra más en el olvido ante la fuerte burocratización del aparato sindical y de muchos representantes.
Cada vez son más comunes las sanciones a compañeros y compañeras que libremente cuestionan aspectos de su organización con los que no están de acuerdo; incrementa el carácter “informativo” de las Convenciones, asambleas y reuniones sindicales que impide hasta el extremo la expresión de la voz de la base; se nos imponen acuerdos “desde arriba” que no contemplan nuestras necesidades o se traiciona nuestra voluntad expresada en votaciones democrática; se violan derechos de compañeros jubilados y los que están por jubilarse; baja poca información a los centros de trabajo y se nos sanciona sindicalmente por no trabajar el tiempo extra que exige la empresa (el colmo de la adaptación patronal).
Todo esto hace que la democracia de nuestro sindicato sea algo muy formal y que necesitemos organizarnos para regresarle el poder a la base.
¡Respeto a nuestro derecho de realizar asambleas para discutir y votar el rumbo del STRM!
¡Abajo la reelección! ¡Rotatividad en todos los puestos de representación sindical, incluyendo a todo el Comité Ejecutivo Nacional!
¡Por la defensa de la libre expresión y de tendencia dentro de nuestro sindicato!
Por último, consideramos que es muy importante que esta Convención polemice bastante acerca del control de la “Caja de Ahorro de los Telefonistas”. Son muchas las denuncias acerca de los malos manejos de nuestra cooperativa y poca la información clara acerca de cómo se administra la misma. La base de este sindicato y todos los afiliados a la Caja de Ahorro tenemos el derecho de conocer cómo se mueve el dinero de nuestros ahorros y las utilidades que genera esta cooperativa para tomar decisiones sobre su administración.
¡Apertura de los libros de contabilidad de la Caja de Ahorro de los Telefonistas!
¡Reinstalación de los trabajadores y trabajadores de la Caja de Ahorro despedidos por denunciar abusos y malos manejos de la administración! |