Foto: Izquierda Diario
El mediodía del miércoles cientos de estudiantes y trabajadores docentes y no docentes de la universidad de Zaragoza salieron de las aulas para protestar frente a la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras por el mal estado de sus instalaciones. Tal y como informamos en Izquierda Diario, el pasado fin de semana se produjo desprendimiento del techo de un despacho que ha causado el cierre de dos plantas.
Esta situación se ha convertido en habitual desde hace años. Se desprenden elementos del techo en alguna parte de la Facultad, afortunadamente sin daños personales hasta ahora, y esto lleva al cierre de parte de las instalaciones. Por lo mismo, no es la primera vez que se organiza una protesta en la entrada del centro por este motivo, su escalinata alberga varias concentraciones en exigencia de la puesta en marcha de la reforma del edificio cada curso.
Numerosos alumnos portaban cascos de obra y al grito de “no hay derecho, se nos cae el techo”, se exigía la reforma inmediata de este edificio de la década de los 40. Unas obras que se vienen prometiendo por parte de la Diputación General de Aragón desde hace 18 años, retrasando en sucesivas ocasiones la fecha de inicio. Actualmente éstas están previstas para 2018.
En palabras de Jorge Remacha, portavoz del Sindicato de Estudiantes de izquierdas presente en la concentración “Después de pagar unas tasas prohibitivas, que dejan cada año a decenas de miles de estudiantes fuera de las aulas, entramos a una Facultad que se nos cae encima. Los estudiantes de Filosofía y Letras, junto a profesores y miembros del PAS, nos hemos concentrado hoy aquí para decir basta. Basta de precariedad e inseguridad laboral en la universidad. Basta de dejar que los techos de las facultades se derrumben mientras la universidad beneficia cada vez más a las empresas. Basta de recortes a la educación pública”.
Lo que hizo diferente la concentración en esta ocasión fue el mayor número de asistentes, dada la gravedad de los desprendimientos, sucedidos además en un lugar donde pocos minutos antes había varias personas trabajando.
Además las consecuencias lectivas han sido mayores que en otras ocasiones. Tras varios días sin clase, los estudiantes y profesores afectados por el cierre de más de la mitad de las aulas han sido dispersados por el campus en estancias y otras aulas que no estaban habilitadas para ese volumen de personas, causando un verdadero hacinamiento.
La concentración estuvo dirigida en todo momento por el equipo de gobierno de la propia Facultad, que es parte de la burocracia universitaria que lleva 18 años contemplando como el gobierno de Aragón pospone "sine die" la prometida reforma.
El comunicado leído no recogía ninguna referencia a las criticadas declaraciones del rector de la UZ, José Antonio Mayoral. Éste achacó la caída del techo a “los cambios bruscos de temperatura de estos días” y lo calificó de "incidente menor" por haberse limitado a la caída del falso techo. Sin embargo, las imágenes difundidas por trabajadores del centro muestran como fue la caída de la bóveda del techo sobre el falso techo lo que provocó el desprendimiento.
Los diarios y televisiones también reprodujeron, como únicas y verdaderas, las declaraciones del rector, y la intervención del decano, Eliseo Serrano. Remacha denunció que desde las autoridades universitarias la única solución ofrecida había sido la de “reubicarnos a los estudiantes y profesores dentro de un mes en las mismas aulas sin reformar. Eso sí, con una malla de sujeción perimetral. Es decir tendremos que ir a clase como si fueran a un túnel de carretera en obras o con peligro de desprendimiento, algo que está generando una fuerte indignación en la comunidad universitaria”.
El portavoz del SEI insistió en que el estado de su Facultad está relacionado con la situación general que vive la universidad en los últimos años. “El techo de Filosofía y Letras es la punta del iceberg, se está viniendo abajo el derecho a estudiar de miles. Hay una relación entre esta situación de precariedad y los años de recortes y privatizaciones. Tenemos por delante el reto de luchar por revertir los efectos de la “decada perdida de la universidad” que en el caso de los estudiantes de Filosofía y Letras, se expresa en algo tan básico como no poder estudiar sin poner en peligro nuestra integridad”.
Para Remacha la clave para poner fin a esta precariedad en las infrastructuras pasa por retomar la movilización de los estudiantes y el resto de la comunidad universitaria y educativa. En su opinión “la próxima asamblea de la facultad puede ser un buen espacio para plantearnos organizar movilizaciones y protestas para este nuevo curso, que tomen también la reivindicación de la reforma urgente del edificio. La próxima huelga estudiantil convocada para el 26 de octubre en todo el Estado, debe ser una fecha de referencia también para el movimiento estudiantil universitario para reemprender la lucha junto a los estudiantes de medias. En el caso de Zaragoza, y en particular de la Facultad de Filosofía y Letras, creo que es clave que nos sumemos y llevemos allí esta reivindicación urgente”.
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