Maialen es parte del equipo de 28 educadores del Museo Guggenheim, baluarte de la “cultura” en Bilbao y a nivel internacional. Sin embargo, este 30 de septiembre quedarán despedidos, en la calle y sin derecho a indemnización, debido a las precarias condiciones de contratación que imperan en los espacios culturales. Estuvieron en huelga indefinida hasta esta fecha.
¿Cuándo se inició el conflicto? ¿Por qué decidisteis comenzar a organizaros?
En el mes de febrero, después de muchas conversaciones entre nosotros decidimos contactar con la empresa Manpower Group Solutions para pedirles una mejora en nuestras condiciones, cansados de la situación que llevábamos viviendo casi 2 años con Manpower y otros 2 años anteriores con la empresa Eulen.
¿Cuál ha sido el motivo de la huelga indefinida?
Nuestra principal demanda ha sido la subrogación, al estar subcontratados cada 2 años veíamos como nuestros puestos peligraban y se ofrecían a la empresa con un proyecto más económico, al mejor postor. Nuestras condiciones iban empeorando licitación tras licitación, así que pedimos al museo que incluyese en los pliegos cierras condiciones mínimas: la subrogación, el pago de festivos, nocturnidad, subida del precio hora y reconocimiento de la categoría profesional que nos corresponde.
Al tratarse de la finalización de una licitación, ¿cuáles son las condiciones de vuestro despido desde el 30 de septiembre?
Al no tratarse de un despido oficialmente, nos vamos a la calle con una mano delante y otra detrás literalmente. No tenemos derecho a indemnización.
En vuestro comunicado habláis de la necesidad de luchar por una dignificación del trabajo ¿cuáles han sido vuestras condiciones laborales?
Cobrábamos 5,35€ la hora como salario base, lo mismo los 365 días del año sin diferenciación por festivos o fines de semana, contratados con una categoría profesional inferior a la exigida (nos exigen ser licenciados universitarios, pero nos contratan como titulados en secundaria), sin pluses por idiomas (hacemos visitas guiadas y talleres en 4 idiomas: castellano, euskera, inglés y francés). Nos avisaban de nuestras asignaciones de trabajo semana a semana (en algunos casos el lunes no sabíamos todavía si trabajábamos ese mismo fin de semana) y la preparación y el estudio de las exposiciones lo teníamos que hacer por nuestra cuenta, en casa y sin remuneración. Se nos proporcionaba como material de estudio, los textos de las audioguias y se nos decía que si queríamos los catálogos que los compráramos por nuestra cuenta o que acudiéramos a la biblioteca del museo (tiene un horario de apertura muy limitado, solo de lunes a viernes y cierra a las 17h).
El Guggenheim y su "efecto" ha sido reivindicado como un ejemplo a seguir tanto como modelo museístico como un fenómeno más global que influye "positivamente" en su entorno y ciudad, en este caso Bilbao. Un modelo de institución cultural que muchos pretenden imitar ¿qué opinas?
Ese efecto del que tanto se habla, muchos lo ponemos en entredicho. Si verdaderamente se pretende abogar por una “sociedad cultural” hay que hacerlo al 100%. No vale de nada tener ese museo como buque insignia de la reconversión industrial y laboral de la zona y después tener a la mayor parte de los trabajadores contratados bajo condiciones precarias o casi esclavistas.
Estamos ante un modelo que lo que genera realmente es una mcdonalizacion de la cultura, una cultura de usar y tirar, sin valorizarla en lo más mínimo. Anteponiendo los fines lucrativos a un servicio para todos los ciudadanos. Un efecto usado como mera propaganda, que deslumbra por fuera pero que apesta por dentro.
Al iniciar el conflicto ¿qué respuesta obtuvisteis de la empresa Manpower Group y del propio museo?
Manpower nos dijo que, con las condiciones actuales, con el presupuesto cerrado otorgado por el museo, no podía asumir ninguna mejora económica. El museo nos dijo que la subrogación no entraba dentro de su filosofía ya que no querían cerrar la puerta a caras nuevas (hay que tener en cuenta que la plantilla fija del museo, unas 90 personas, llevan en la mayoría de los casos desde su apertura en 1997). Respecto al resto de reivindicaciones, el museo dijo que lo mirarían y que nos darían una respuesta.
La respuesta llegó el día 29 de agosto, después de darnos largas muchas veces y no hubo lugar a la negociación. Ya no habrá más licitaciones y contratarán a 3 personas de forma directa en lugar de 18. Para poder hacerlo han reducido significativamente el servicio de educación, cuando era un servicio muy exitoso y del que museo hace alarde siempre que puede.
El mundo de la cultura ha comenzado a rebelarse y no es momento de tirar la toalla.
En estos meses de lucha, ¿habéis buscado el apoyo de educadores y otros trabajadores de otros museos e instituciones culturales? ¿Qué respuesta habéis tenido?
Sabemos que nos han seguido por las redes sociales y apoyado, enviándonos diferentes mensajes.
¿Habéis llegado a conocer a trabajadores en lucha de otros museos?
Con los compañeros del museo de Bellas Artes de Bilbao el trato ha sido directo, ya que algunos de ellos también forman parte de este equipo. Al resto, no hemos tenido la posibilidad de conocerlos en persona, pero hemos seguido de cerca las luchas llevabas a cabo en Barcelona, Madrid, Mallorca y demás.
¿Y qué otros apoyos habéis buscado?
Estas últimas semanas hemos contactado con personas pertenecientes a la comunidad artística: músicos, artistas plásticos, actores, facultades de bellas artes... y la respuesta ha sido fantástica.
Los trabajadores y trabajadoras de la cultura a menudo se encuentran en situaciones de gran precariedad laboral. ¿Qué opinión tienes?
Es totalmente cierto, hablemos con quien hablemos, nos encontramos con situaciones similares o incluso peores dentro del ámbito cultural. Es una absoluta vergüenza que la cultura sirva exclusivamente para rellenar programas electorales, queda muy bonito que los políticos hablen del acceso a la cultura como un derecho de todo ciudadano, pero después eso hay que ponerlo en práctica y dignificar las condiciones de aquellos que nos dedicamos a defenderla y difundirla.
¿Cómo pensáis seguir con vuestro conflicto?
No queremos que nuestra lucha acabe con nuestros despidos. El mundo de la cultura ha comenzado a rebelarse y no es momento de tirar la toalla.
Nuestra idea es ir uniendo fuerzas y conseguir crear asociaciones de educadores de museos o trabajadores de la cultura, como las hay en algunos lugares, Valencia por ejemplo, y una vez asociados pelear por conseguir una categoría profesional y convenio de trabajo propio para poder así establecer unas condiciones mínimas de trabajo. La revolución cultural ha empezado y es imparable. |