El domingo pasado se realizó el acto de repudio a la represión de Gendarmería Nacional contra vecinos en el peaje Larena, ubicado en el kilómetro 66 de la Ruta Nacional 8. Reproducimos aquí una nota escrita por Gabriel Masip, miembro de la asamblea de vecinos de Exaltación de la Cruz, donde denuncia los negociados entre el poder político y las empresas que construyeron el Peaje.
Aproximadamente tres millones de automóviles circulan por la Ruta Nacional Nº8 anualmente. En ambas direcciones los automovilistas viajan a través de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y San Luis. Muchos de ellos llegan hasta la estación de peajes llamada “Larena” y abonan allí un derecho de paso como en toda acostumbrada autopista en Argentina. Pero para sorpresa de ellos, a pocos metros de traspasar las cabinas se encuentran con que la autopista por cuyo mantenimiento pagaron no existe. ¿Cómo? Sí, no existe, la autopista literalmente “se cae del mapa” y vuelve a transformarse en una clásica ruta de doble mano. El automovilista se da cuenta que pagó $30.- por 9 kilómetros de autopista. Pero empecemos por el comienzo, porque si no el forastero jamás entenderá lo que sufre el baqueano, o acaso él mismo sin darse cuenta. La historia nace un 18 de Octubre del año 2005. No, el peaje no, se hizo un par de años después, espere que le cuento, que la historia es tan abstrusa que es difícil de trasmitir. Ese día, en la Casa Rosada, el entonces Presidente de la Nación Néstor Carlos Kirchner ponía el gancho y daba vía libre a un experimento en la obra pública: se adjudicaría no la obra, sino toda la ruta, “la propiedad de la tierra” acaso, para que una empresa privada construya allí una autopista y la explote por el extenso lapso de 30 años. O en otras palabras: “el primer proyecto de iniciativa privada en ser adjudicado por el Estado Nacional a un particular”.
O en otras palabras: se privatizó la ruta. Espere, siga leyendo, tome esta punta del ovillo que le estoy dando que después tiraremos de ella para desarmar la madeja. 2006: se adjudica a Corporación América y Helport S.A., una UTE (Unión Transitoria de Empresas) creada bajo la égida del empresario Eduardo Eurnekian, mentor de la primera privatización de una ruta nacional, de nombre Corredor Americano S.A. La inversión sería del orden de los 1.700 millones de dólares y se construiría con crédito privado que luego sería cancelado con el cobro de los peajes. El plazo de obra sería de seis años: 2007, 2008, ¡alto ahí! Sí, porque como en dos años solo se construyeron nueve kilómetros de autopista, ¡zas!, se le quitó la concesión a la UTE y se dejó en suspenso el experimento. Eurnekian no se iría de este negocio sin una suculenta indemnización de 150 millones de pesos, un número poco claro que se arregló seguramente en algún despacho del Ministerio de Planificación. 2009, 2010, y vamos 4 años de cobro de peaje (primero en la estación Solís y desde el 2008 en Larena) con una obra prácticamente inexistente. Parece que lo único rápido fue la construcción de las cabinas de peajes, que en el caso del Larena fueron construidas con desfachatada celeridad por la firma Kralicek Obras Civiles S.A. en el plazo de 120 días. Sí, 4 meses para 2500 mts2 de oficinas, 150 mts de túnel de hormigón armado para tránsito de personal y caudales y las cabinas y demás estructuras[3] que vemos sobre la ruta en ese “piquete natural” que constituye cualquier estación de peaje.
Tan rápido hizo la obra Kralicek, una empresa fundada en 1976, que olvidó el trazado de las colectoras. Sigamos. 10 de Julio de 2010, Palabras de la Presidenta Cristina Fernández en el acto de licitación (volviendo al viejo método de licitación pública) de la autovía Pilar-Pergamino: «Pero estamos muy contentos y realmente muy felices de poder anunciar esta licitación que va a contribuir a seguir mejorando la infraestructura que necesita la Argentina para poder encarar un desarrollo sostenido y sustentable en el tiempo. Porque ésta es una de las claves también de algunos dramas que hemos tenido en la República Argentina, esos stop and gou, o sea caminábamos, parábamos y para atrás. Lo que es necesario garantizar un crecimiento sostenido que no sean solamente seis, siete u ocho años y luego vienen y cambian políticas y entonces todo vuelve para atrás y todo se vuelve a empezar, en esta Argentina que siempre vuelve a empezar.
Es hora que determinadas políticas de Estado sean eso: políticas de Estado, independientemente de quién esté en el gobierno, esta es la idea que queremos instaurar y esto es lo que queremos y estamos llevando adelante para todos los argentinos»[4]. Vale la pena meditarlo. Stop and gou. Me caigo y me levanto. Hago experimentos, privatizo una ruta y luego la vuelvo a licitar. Se la doy a Eurnekian y se la doy a Chediak[5] y a… y a… Stop and gou. La empresa Corredor Central S.A., la que todavía cobra el peaje, se hace cargo entonces de la concesión pero con la diferencia de que las obras las va a financiar el Estado Nacional. O sea que se dio fin al experimento privatizante. Me caigo. Porque al final nadie puso plata para nada porque no se construyó más nada en los años 2011, 2012, 2013, 2014, 2015. Lo único que siguió funcionando fueron las insólitas cabinas de peaje de una insólita autopista-experimento. Me levanto.
El año que nos toca, el año en el que vamos andando por nuestra autopista imaginaria, 2016, se caracterizó por el reactivamiento de las obras del segundo tramo, por el tarifazo del 300% del peaje Larena y por dos visitas del Presidente de la Nación, Mauricio Macri, una para “bendecir” la “reactivación de las obras” y otra… Ups… Ups… ¿Me caigo? Sí, estimada, sí estimado, los papelones se cuentan… Tomo aire y lo digo; …y otra visita del Presidente Macri para inaugurar medio, sí, medio puente a la altura de Parada Robles, en el kilómetro 77. El presi en ejercicio, durante su segunda visita a nuestros pagos, y como si no tuviera más que hacer que gastarnos un poco más, se expresó libremente y con alegría: “…felicitaciones Iguacel por el trabajo de Vialidad, felicitaciones Chediak, la empresa que ha terminado y ha cumplido esta primera etapa comprometida en plazos y en calidad”. El discurso es del 29/03/2016.
Estamos a mayo. El puente es un desastre, las señalizaciones son ininteligibles, las calzadas están en pésimo estado antes y después del medio puente inaugurado, las banquinas siguen siendo peligrosísimas y causas de accidentes a veces fatales, ¿y de qué calidad y de qué cumplimiento nos está hablando el Presidente de la Nación? Me levanto. Estoy por tirar de otro hilo, y quizá llegando, por fin, a desarmar la madeja. La primera visita de Macri fue su primer acto de gobierno, el 11 de Diciembre de 2015, y dio un discurso de tres o cuatro minutos de duración. Quizá lo hizo, él, cuyo clan familiar forma parte de la eterna Patria Contratista, como una añoranza de aquel fallido experimento de privatizar una autopista. Stop and gou.
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