Hace algunos días la presidenta de Aerolíneas Argentinas, en un raid de notas en distintos medios de comunicación, insistió con su política antisindical y proempresarial. En Ámbito financiero declaró que los trabajadores que se opongan a sus negocios no van a estar más en la empresa. Cinismo y amenazas de una gestión Macrista hasta la médula.
A partir de las distintas medidas de fuerza que realizaron los pilotos exigiendo un 45 % de aumento y otros puntos convencionales, la misma Isela Constantini mostró su verdadera cara.
Primero atacó duramente a los pilotos con los supuestos salarios altos, publicando algunos de estos de forma poco simpática. Después, en una de sus cartas, acusó a los trabajadores de generar pérdidas a la empresa por millones de dólares por las medidas de fuerza.
En varias notas, con un claro tono amenazante, dio aviso a los lectores (y trabajadores) que en el medio de las paritarias “están viendo qué hacer con la empresa”. Todo el mundo sabe que el macrismo quiere reprivatizar Aerolíneas Argentinas y pocos ven la cantidad de maniobras que hay para ir en ese camino. Las paritarias son una entre tantas acciones muy concretas que van en ese sentido.
Si bien los aeronavegantes (AAA) cerraron en un 35 %, el resto de los gremios nucleados en la FAPA aún no cerraron números. La inflación va a estar en un 45 % y cualquier negociación por debajo de eso es un robo al salario. La discusión de los sueldos no es irrelevante. Un trabajador cuyo gremio negocia con la empresa una paritaria que no alcanza los índices de inflación o el precio de la canasta básica pierde poder adquisitivo, por ende le roban plata de su sueldo.
La práctica antisindical de Constantini es conocida por sus tiempos en General Motors. Combinando cartas internas y entrevistas públicas, no para de echar culpas a los gremios y trabajadores, donde lo que importa es un negocio que dé rentabilidad y jamás la conectividad del país y los puestos de trabajo.
Aerolíneas Argentina, lado B
Primero cerraron los acuerdos con SOL, que llevaron al cierre de la empresa. Trescientas familias en la calle, que a pesar de algunas reubicaciones que se dieron en distintas empresas los pilotos siguen en el acampe a la espera de una solución concreta hace diez meses. Ésta fue sin dudas la primera muestra de que a esta gente no le tiembla el pulso a la hora de despedir.
Después siguieron las constantes amenazas (aún están) sobre la cantidad de empleados y la supuesta “incapacidad” de operar con tantos trabajadores, amenaza con la que intentan negociar paritarias a la baja.
Los gremios que realizaron medidas fueron APLA y UALA (pilotos) y APA en Intercargo. Sin embargo todo lleva a pensar que van a negociar paritarias a la baja y que no hay un plan de lucha de conjunto para torcerle el brazo a la empresa.
Ya fueron entregadas distintas rutas a LAN y otras empresas privadas en detrimento de la línea aérea de bandera.
De lo que no habla Constantini, y que tampoco hablaba su antecesor Mariano Recalde, es de la cantidad de enfermedades laborales que hay en los aeropuertos, que tendría que ser considerado un trabajo insalubre y reducir las jornadas laborales. Los maleteros de Aerolíneas tienen las espaldas a la miseria. La demonización del personal de checkin por parte del Gobierno lleva a que los pasajeros, cuando hay inconvenientes, lleguen a agredirlos físicamente. Los miles de tercerizados de Aerolíneas Argentinas continúan bajo condiciones muchas veces infrahumanas. En limpieza son contratados por tres meses y los despiden antes de cumplir el período de prueba.
Todos los trabajadores de los aeropuertos argentinos sufren la inhalación de gases tóxicos, las vibraciones, el trabajo a la intemperie y son pocos los que en rampa, por ejemplo, llegan a jubilarse.
Todos ellos, los olvidados, son quienes “hacen” Aerolíneas Argentinas, no los gerentes que pasan con los años y desde sus oficinas acusan una y otra vez a los trabajadores de ser los culpables de sus propias negligencias.
Las luchas históricas de los aeronáuticos deben ser recordadas. La salida es enfrentar esta situación con la mayor unidad entre los gremios, entre efectivos y tercerizados, y plantear un paro general en Aerolíneas Argentinas que exija paritarias que alcancen la inflación de un 45 % y el pase a planta permanente.
Las declaraciones mediáticas y las amenazas de privatización y pérdida de fuentes de trabajo son de los de arriba. Los de abajo los tenemos que enfrentar en la lucha. |