El 02 de octubre pasado algunos países centroamericanos se preparaban para la presencia del huracán Matthew, el más intenso ciclón en el Caribe en una década. Dejó nueve muertos en Haití y República Dominicana, arrasó el este de Cuba y se dirige a Florida.
El último sábado en Jamaica se formaron largas filas en los supermercados, tiendas de herramientas y gasolineras entendiendo que la tormenta que se avecinaba iba a tener un efecto similar al del huracán Gilbert, que golpeó Jamaica el 12 de septiembre de 1988 y dejó 40 muertos y enormes daños materiales.
Asimismo en Cuba, Defensa Civil expresó el sábado que “se decidió establecer la Fase de Alerta Ciclónica para las provincias (orientales) desde Camagüey hasta Guantánamo y la Fase Informativa para las provincias (centrales) desde Cienfuegos hasta Ciego de Ávila”.
El país que más sintió el efecto del huracán fue Haití. En un llamado de urgencia las autoridades informaron a los habitantes de los islotes del sur del país para prepararse inmediatamente. Las sugerencias fueron que asegurasen las aberturas de las casas y que acopien agua y alimentos.
El 3 de octubre el Matthew ocasionó las primeras víctimas en Haití, “con vientos máximos de 140 millas por hora (220 km/h), descargó su furia esa noche en este país, donde las intensas “lluvias, viento y marejadas fueron una amenaza para la vida humana”, alertó el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
La directora de Protección Civil de Haití informó que dos pescadores murieron en aguas agitadas por la proximidad del huracán Matthew. La funcionaria dijo que uno de los hombres murió cuando “su esquife naufragó frente a la aldea pesquera de Saint Jean du Sud, mientras el cuerpo del otro apareció poco después frente a la aldea vecina de Aquin”. A esto hay que sumarle que las lluvias ocasionaron la inundación de calles forzando a muchas personas a refugiarse de la tormenta que amenazaba con golpear durante esa noche a la nación más pobre del hemisferio.
En muchas ciudades las autoridades gubernamentales, exhortaron a los habitantes de un barrio pobre, que viven junto a un río cubierto de lodo, a refugiarse en una escuela local donde se colocaron catres. Muchos se negaron a irse de sus viviendas por temor a que les roben lo poco que tienen. Al menos 1.200 habitantes fueron trasladados a refugios en escuelas e iglesias.
Las evaluaciones iniciales indicaron que 1.580 casas están inundadas en todo Haití y unas 2.700 familias están afectadas por el paso del huracán Matthew. Por otro lado los deslizamientos de tierra en Anse Milieu, una localidad ubicada en el sur del país, ocasionaron que unas 7.000 personas fueran desplazadas. Inclusive en Jeremie, uno de los lugares que también quedó muy afectada por el huracán Matthew, más de 300 presos tuvieron que ser reubicados.
“Mucha gente está ahora pidiendo ayuda, pero ya es muy tarde, no hay forma de evacuarlos”, dijo Fonie Pierre, directora de los Servicios de Ayuda Católica de la zona de Les Cayes, quien estaba en su despacho refugiada junto con otras 20 personas.
Uno de los problemas más acuciantes a la hora de evaluar los daños es que las malas redes de comunicación, las carreteras bloqueadas y los puentes derribados, ocasionó que no se pueda saber de inmediato la magnitud del desastre. Tampoco se conoce a ciencia cierta la cifra de muertes.
“Es el peor huracán que he visto en mi vida”, dijo Fidele Nicolas, un funcionario de protección civil en Nippes, a la agencia Reuters. Y agregó que “un poco al este donde Matthew tocó tierra destrozó escuelas, caminos, otras estructuras”.
Milriste Nelson, un campesino de 65 años de edad del pueblo de Leogane, dijo que sus vecinos huyeron cuando el viento arrancó el techo de metal corrugado de sus vivienda. En su propio patio humilde quedaron desparramadas las frutas de las que él depende para ganarse la vida. “Los árboles de bananos, los mangos, todo arruinado”, comentó Nelson. “Este país va a caer aún más en la miseria”.
Mourad Wahba, representante adjunto especial del secretario general de las Naciones Unidas ante Haití, dijo que al menos hay 10.000 personas en refugios, mientras que los hospitales estaban saturados y quedándose sin agua. En su comunicado, Wahba dijo que la destrucción que dejó el paso del huracán “es la mayor crisis humanitaria” en Haití desde el devastador terremoto de enero de 2010.
La respuesta de ayuda de la comunidad internacional fue parcial y en algunos casos controvertida. El 5 de octubre Estados Unidos informó que enviará un millón de dólares en asistencia humanitaria para las comunidades de Haití más afectadas con lo que suma un total de 1,5 millones si se toma la aydua total para todo el Caribe.
La Agencia para el Desarrollo Internacional de EE.UU. (Usaid) en un comunicado señaló que brindará “apoyo logístico y distribución de suministros de asistencia como agua potable, paquetes de higiene, materiales de refugio de emergencia, mantas y bienes domésticos”.
La agencia estadounidense activó ayer su Equipo de Respuesta y Asistencia para Desastres (DART, por su sigla en inglés) en la zona central del Caribe. Este equipo de expertos en respuesta ante desastres se ha desplegado en Haití, Jamaica y Bahamas, donde brindaron asistencia humanitaria y apoyo logístico a las comunidades que lo necesitan.
Buena parte de la asistencia humanitaria se enfoca en el agua y las instalaciones sanitarias, como principales vías para evitar la expansión del cólera tras esta nueva catástrofe natural.
El impacto del huracán Matthew en Haití, con al menos nueve muertos, miles de desplazados y comunidades incomunicadas, obligó hoy a las autoridades electorales a aplazar los comicios del próximo domingo.
El rol de Estados Unidos hacia este país fue más que controvertido, ya que desde el 22 de septiembre reanudó las deportaciones de haitianos indocumentados interrumpidas tras el último terremoto que azotó la región en 2010.
El Departamento de Seguridad Nacional informó que desde 2011, “la situación de Haití ha mejorado lo suficiente” como para comenzar de nuevo con las repatriaciones.
Las cifras de Naciones Unidas contrapone la visión optimista norteamericana. Según cifras Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Haití ocupa el puesto 108 en el índice de desarrollo humano, donde el 65 % de la población vive por debajo de la línea de la pobreza y en cuanto a la esperanza de vida no supera los 50 años.
Sin embargo la moratoria de las deportaciones decretada por Estados Unidos estuvo sustentada en la decisión de entregar a Haití a los inmigrantes haitianos condenados por “delitos graves”, que planteaban una “amenaza para la seguridad estadounidense o que tenían ordenes finales de expulsión”. Según indicó ese alto funcionario, que pidió el anonimato, muchos inmigrantes haitianos tratan de entrar a EEUU a través del paso fronterizo de San Ysidro, en San Diego (California). Ese paso fronterizo recibió en el año fiscal 2015 (del 1 de octubre de 2014 al 30 de septiembre de 2015) un total de 339 inmigrantes haitianos, una cifra superada con creces en este año fiscal de 2016 con la entrada hasta ahora de unos 5.000 haitianos, según datos del Departamento de Seguridad Nacional.
Para llegar a EEUU, los haitianos atraviesan México y varios países de Centroamérica procedentes en su mayoría de Brasil, desde donde parten por razones económicas después de haber residido en el país sudamericano con un visado humanitario durante varios años, según el alto funcionario estadounidense. |