El Corralón de Floresta es un espacio cultural recuperado por los vecinos del barrio en el año 2005, donde se realizan distintos tipos de actividades totalmente gratuitas o “a la gorra”.
Están en conflicto con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta desde febrero de este año, cuando les llegó una notificación por escrito de cierre y desalojo para el miércoles 13 de julio por parte de la Secretaría de Descentralización a cargo de Sergio Gabriel Constantino.
Mariano, quien trabaja en la huerta de El Corralón, habló con La Izquierda Diario sobre la situación del centro y las medidas a futuro.
¿Cuándo empezó el conflicto con el Gobierno?
En febrero del 2016 más o menos entramos en conflicto con el Gobierno de la Ciudad, que había hasta entonces abandonado el predio. Al principio desalojó a una familia que estaba viviendo en el predio. A partir de ese momento se empezó una especie de negociación, para refaccionar el predio y hacer un proyecto de plaza cultural. En ese momento empezamos un diálogo con el Gobierno, el cual se cortó en algún momento y nunca más se dialogó sobre el proyecto.
¿En qué consistía el proyecto oficial?
El proyecto del Gobierno nunca tuvo en cuenta los espacios culturales que trabajamos acá, son muy diversos los espacios que trabajamos acá: hay circo, una biblioteca popular, una huerta comunitaria, un teatro, había dos murgas, un grupo de sikuris, un grupo de danzas bolivianas, es un espacio muy diverso. La realidad es que dentro de esta conflictividad con el Gobierno, que no quería respetar que todos los grupos entren dentro del proyecto, nos colocó en la obligación de defender el espacio y todo el trabajo que se había hecho.
¿Cuáles son las medidas que están tomando?
Parte de los grupos horizontales, que estamos nucleados hace un tiempo en una asociación civil, que es Grupos Culturales Corralón de Floresta, tomamos la decisión de judicializar el asunto, ante la no respuesta del Gobierno y el ninguneo. Presentamos un amparo y una medida cautelar. El amparo sigue vigente y hace pocos días, después de una audiencia, la justicia dictaminó no seguir con la medida precautelar y ordenó el desalojo del lugar.
¿Recibieron algún tipo de represión de la Policía en estos cinco días de acampe?
Hasta el momento no se hizo presente ninguna autoridad del Gobierno, simplemente la Policía, para controlar el corte de calle que se está haciendo de dos carriles y el acampe pacifico.
¿Cuál fue el justificativo de la jueza para dictaminar la orden?
La justificación que da es el argumento de que se tienen que hacer unas obras ambientales en el espacio, porque hay unos techos que tienen material de fibrocemento con asbesto, que es contaminante y cancerígeno y hay unos tanques de combustible enterrados que posiblemente tengan pérdidas y esté contaminado el suelo.
Esa son las excusas del Gobierno, que tomó la jueza para ordenar el desalojo. Quieren cerrarlo, que haya un período de obra de dos meses y de ahí cerrar el lugar por lo menos un año con obras para una plaza cultural. Todo esto, obviamente, sin consultarlo con los vecinos y los grupos culturales.
Eso nos expulsaría del lugar un año, dejando un montón de gente en la calle. La medida de fuerza es indeterminada y esperamos algún tipo de acercamiento del gobierno para dialogar.
¿Cuál es el objetivo final de su lucha por El Corralón?
El objetivo es que el corralón siga funcionando, que los grupos culturales sigan funcionando, que el espacio siga abierto para los vecinos y para la comunidad en general, que cada vez crezca más, haya nuevos talleres, que el espacio crezca.
No estamos en contra de que se hagan obras por parte del Gobierno, porque es un espacio público. Pero que lo haga respetando a los grupos y a los vecinos que estamos trabajando acá. No se puede pasar una aplanadora y tirar todo nuestro trabajo de años por encima.
Hace poco se creó la “Mesa de Trabajo”, donde los vecinos y los grupos culturales debatimos sobre el futuro del corralón. Se invitó al Gobierno a la mesa y nunca recibimos algún tipo de contestación. Exigimos que el gobierno se siente a dialogar.
Floresta y “El Corra” no olvidan ni perdonan
A comienzos del Siglo XX se centralizaron las actividades tendientes a la limpieza de esta parte de la Ciudad: recolección de basura, regado de las calles de tierra y ayuda en las inundaciones del arroyo Maldonado (hoy Avenida Juan B. Justo).
El barrio de Floresta se fue haciendo residencial y en esta época los vecinos comenzaron a reclamar el traslado del corralón y la transformación del predio en un espacio verde.
Durante la dictadura cívico-militar comenzada en marzo de 1976, el corralón fue intervenido y las condiciones de trabajo cambiaron. A varios de los trabajadores los reasignaron a otras tareas y espacios de trabajo.
Esa situación tuvo como desenlace la desaparición, en 1977, de tres de los trabajadores del corralón. Entre la noche del 5 de mayo y la madrugada del 6, secuestraron a Néstor Sammartino y a su compañera (que luego sería liberada) en su casa de Gaona y Paysandú, barrio de La Paternal, permaneciendo él al día de hoy desaparecido y sin saber nada de su destino.
Ese mismo 6 de mayo, Julio Goitía se presentó a trabajar en el corralón a las 6 de la mañana, como de costumbre. En el vestuario se encontró con un trabajador que le indicó que el interventor lo esperaba en su despacho. Al entrar allí, lo estaba esperando la patota que lo secuestró. Continúa desaparecido.
Finalmente, el día 14 de Junio Mauricio Silva fue secuestrado mientras barría las calles del barrio.
La masacre de floresta
A dos cuadras del predio, en 2001 Maximiliano tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa fueron asesinados a quemarropa por un policía retirado, lo que se conoce como “La masacre de Floresta”. Un cuarto joven que estaba con ellos se salvó porque alcanzó a huir. Todos tenían entre 23 y 25 años.
Los familiares hoy en día se ven involucrados en las actividades de El Corralón. Toda esa lucha creó una asamblea barrial, que los vecinos se autoconvocaran en ese espacio y lo recuperaran, que se hiciera una escuela en la esquina y una plaza en la otra esquina.
“Creemos que la resistencia es fértil. Creemos en los horizontes y utopías, y nada nos detendrá en el camino hacia ellas. Creemos que la unión verdaderamente hace la fuerza y dado el contexto, no sólo de la Ciudad, sino de la Argentina y Latinoamérica, tenemos que estar más unidxs que nunca. El Corralón de Floresta es el bastión de un mundo posible, en donde los encuentros son genuinos y construidos desde la confianza hacia la otra persona, en donde el conocimiento se transmite libremente y todxs tenemos oportunidades. El Corralón es, en miniatura, esa sociedad en la cual deseamos vivir, repleta de amor y diversidad. El Corralón es un oasis en medio de tanto gris. Esto señores, señoras, peques, conocidas y desconocidos es lo que tanto defendemos”.
Para saber más se puede vivitar la página de Facebook de El Corralón de Floresta
Informe y entrevista: Lucas Núñez, Wanda Amoedo Y Sol Sánchez |