“Tras la conquista del poder por los bolcheviques, la situación de Alekhine, por sus orígenes nobiliarios, se volvió más que precaria. Después de perder lo que quedaba de la fortuna de sus padres, se vio obligado a pensar cada día acerca de cómo subsistir. En Moscú el hambre y el frío eran los factores dominantes y no había tiempo de pensar en ajedrez…”. Así relata la situación que atravesaba el gran ajedrecista ruso uno de sus mejores sucesores, el genial Gary Kaspárov, quien no solo fue uno de los mejores del mundo, campeón mundial entre 1985 y 2000, sino que es un erudito de la historia del juego ciencia, así como de la vida y obra de sus mayores exponentes.
Alexander Alekhine consiguió sustentarse participando en algunos torneos y exhibiciones de ajedrez (simultáneas, ajedrez a ciegas), y luego en Odesa (Ucrania), adonde se había trasladado con la idea de dejar el país, quedando varado, como empleado para algunos cargos de la administración pública. Fue juez y luego traductor, como consta en el esbozo biográfico que publicó la prestigiosa revista argentina Ajedrez con motivo de la cobertura del match por el título mundial que disputara en 1927 contra el gran campeón Raúl Capablanca en el Club Argentino de Ajedrez.
Cafe de ajedrez Robins en Odesa frecuentado por Alekhine en 1919. Fuente: CHESS
Sin embargo, durante su estancia en la mencionada ciudad ucraniana, y con el país en plena guerra civil contra las fuerzas de la reacción que pretendían devolverlo al capitalismo y al régimen zarista, Alekhine fue detenido por su ascendencia aristocrática y bajo la acusación de complotar contra los sóviets. La acusación no era comprobable, pero el ajedrecista fue informado de que las autoridades habían decidido fusilarlo en breve. La supuesta condena a muerte no fue consumada y Alexander fue liberado.
¿Una partida con Trotsky?
A partir de estos hechos, años más tarde se divulgó que su “salvación” se debió a un fugaz pero intenso encuentro con el gran revolucionario y dirigente de la Revolución rusa, León Trotsky. Según el relato, Trotsky, que a la sazón era la máxima autoridad militar del país como fundador y dirigente del Ejército Rojo (una fuerza de cinco millones de obreros y campesinos armados), se presentó en la celda y uno de los guardias le anunció al genio de los trebejos que deseaba disputar una partida con él. El propio Alekhine habría relatado años después el suceso:
"Nos sentamos frente a frente y nos dispusimos a comenzar la partida. Le pregunté si deseaba jugar con blancas o negras. Me hizo un gesto que interpreté que lo dejaba a mi elección. Me decidí por las blancas y empezamos la partida más emocionante que he jugado en mi vida. No es que yo hubiera estado un solo momento en peligro durante el juego, pero sentía la certeza de que de su resultado dependía mi salvación.
No sabía, sin embargo, si debía ganar o dejarme batir, e hice durante algún tiempo, a propósito, jugadas débiles, para dar a mi adversario alguna probabilidad de victoria. Trotsky levantó una vez los ojos, me echó una mirada fugaz, penetrante, indagadora, continuando después el juego sin decir palabra. Aquella mirada me hizo comprender y, sobre todo, me dejó en la duda de si Trotsky había descubierto mi táctica. Entonces decidí reconstruir la posición jugando como solía hacerlo en otros ambientes. Momentos antes del jaque mate, Trotsky abandonó. Me hizo una ligera inclinación de cabeza y marchó acompañado de los guardianes.
A la mañana siguiente me fue remitido a mi celda un documento con la firma del comisario del pueblo (León Trotsky, NdR): estaba libre y podía abandonar inmediatamente Rusia. Esta ha sido la partida más difícil de mi vida y así pude salir del infierno rojo".
Leon Trotsky junto a Lenin dirigente de la Revolucion de octubre Fuente: AP
No obstante, ni en las obras del gran ajedrecista ni en las del gran revolucionario se menciona pasaje alguno sobre el supuesto encuentro. Tampoco encontramos comentario al respecto en los textos de los varios biógrafos que ambos personajes tienen. Tal es el caso, por ejemplo, de Kotov (funcional al Gobierno del Kremlim) y Kaspárov (opositor) para el primero o de Jean Jacques Marie y Victor Serge para el segundo. Es conocido el gusto de Trotsky por el ajedrez como pasatiempo ocasional, sobre todo en sus largas horas del exilio al que lo condenó su archienemigo Stalin, como cuenta en su autobiografía Mi vida. Pero nunca dejó de ser una actividad completamente secundaria en su vida, y por otro lado el ajedrez era un juego muy popular en toda Rusia, que gran parte de la población practicaba desde niños.
Dejando a un lado los mitos, lo que parece mucho más verosímil es el estudio ya mencionado de G. Kaspárov en su Mis geniales predecesores, donde cuenta el relato de Yakob Vilner, maestro de ajedrez de Odesa que a la vez trabajaba entonces en el tribunal militar de la ciudad: “(Alekhine, NdR) fue arrestado por la Policía secreta y sentenciado a ser fusilado. Sin embargo, literalmente un par de horas antes de ejecutarse la sentencia, Vilner consiguió contactar con el comisario jefe de Ucrania, Kristian Rakovsky, quien ordenó liberar a Alekhine”. Rakovsky fue un revolucionario búlgaro que se sumó al Partido Bolchevique y a la Revolución rusa en 1917, haciendo grandes aportes en funciones del nuevo Estado soviético. Tras la muerte de Lenin, participó al igual que Trotsky de la lucha contra el creciente burocratismo estalinista, siendo una de sus obras más importantes Los peligros profesionales del poder. Fue perseguido y exiliado. Y aunque terminó cediendo frente a Stalin, este lo hizo condenar en una de las grandes purgas de los años 30, cuando quedó preso hasta su muerte en 1941.
Rakovsky y Trotsky en 1924 Fuente: Wikipedia
Liberado, el gran maestro se trasladó a Moscú y trabajó como investigador en el departamento de Policía ayudando a la gente a buscar a sus familiares perdidos en la guerra, retomó el ajedrez profesionalmente y hasta “tomó parte activa en la organización del primer campeonato de la Rusia soviética (Moscú, octubre 1920), torneo que ganó brillantemente”, como apunta Kaspárov.
En 1921 el campeón ruso abandonaría su país para instalarse en Francia, desde donde desarrollaría su espectacular carrera ajedrecística internacional, que lo llevaría a alcanzar el codiciado título mundial. Pero eso será tema de otro artículo.
Bibliografía:
Mis geniales predecesores, Volumen 1, Gary Kaspárov Alekine, Aleksandr Kótov Mi vida, León Trotsky
"Match por el título mundial Capablanca – Alekhine”, Suplemento 37 de la Revista Ajedrez