Un nuevo hecho, ocurrido en el barrio de Lugano, deja al desnudo la impunidad de la Policía. En plena persecución y con la fallida maniobra de interceptar un vehículo que perseguían, comenzaron a disparar hacia el mismo. Un joven que caminaba por la zona, se vio obligado a resguardar su vida tirándose al suelo y viendo como los balazos impactaban en la pared. Casos como estos, dan a entender la sangre fría que tienen los efectivos policiales para gatillar, al tiempo que tienen la mente tranquila por la impunidad que los abastece.
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Legitimados por el discurso de la llamada inseguridad se repiten y suceden los casos de gatillo fácil. Los números son contundentes. Según la CORREPI las estadísticas arrojan un grave incremento de casos que llegan a la aberrante cifra de un asesinado por día en manos de las Fuerzas represivas. Así lo expresó en el informe que realizó La Izquierda Diario TV en la edición del miércoles 12 de octubre.
Detrás de esos números hay vidas, historias no contadas. Federico es estudiante del Colegio 1 DE 20 y nos cuenta su dramática experiencia:
"Cuando estaba por Av. Piedrabuena, ya había visto un patrullero circulando a alta velocidad. Casi llegando a mi barrio, veo que en la autopista Dellepiane venía un automóvil color blanco perseguido por un patrullero. Este último intenta detener al vehículo blanco invistiéndolo por detrás, falla en su maniobra y los perseguidos escapan, doblan y retoman por Dellepiane hacia Piedrabuena. El móvil policial al ver que se escapaban comienza a efectuar disparos sobre el auto blanco en dirección donde estaba yo. Para resguardarme de la balacera tuve que tirarme al suelo, viendo como las balas impactaban en la pared apenas arriba de mi cabeza".
Federico tuvo suerte. Hoy es un verdadero sobreviviente de los miles de jóvenes que viven la llamada “guerra contra el delito” como una verdadera cacería de "perejiles" en los barrios populares.
Allí los delincuentes son los que manejan los patrulleros. Todos lo saben en el barrio, ellos garantizan los negocios del narcotráfico y la trata. Muy poco antes, a unas cuadras de allí y en una situación similar de "persecución por robo" la misma Policía asesinó a Maximiliano Ayala, de 19 años, quien era padre de una nena de 3 meses.
Estos son los resultados de defender la mano dura y la represión. El discurso punitivista sirve para avalar el gatillo fácil dejando en segundo plano el verdadero robo organizado legitiman la brutalidad de las fuerzas represivas. |