Viaje al 31 Encuentro Nacional de Mujeres de forma independiente por segunda vez. Hace 3 años estuve en San Juan y ya ese año note la falta de transparencia del método del aplausómetro para definir las sedes de los próximos encuentros. ¿Cómo puede definirse de forma tan banal algo tan cargado de sentido para todas las que vamos? ¿Por qué no quieren votar?
Llegué a Rosario el primer día del encuentro. Escuché en los talleres a los que asistí los argumentos de por qué era necesario para muchas llevar de una vez el encuentro a Buenos Aires, así como lo había escuchado 3 años atrás. Las escuché en las calles cantando, “ole ole ole ola, el 17 a capital. A la rosada por el aborto legal”.
Sé y entiendo el sentido federal que quiere la comisión organizadora mantener, pero entiendo también que nos matan todos los días. Que es necesario llevar el grito feminista al centro político de toma de decisiones del país, que es urgente y que no se puede esperar más. Que queremos soluciones y una ley de emergencia nacional.
Llegó al día del acto de cierre sin siquiera haber escuchado la otra posibilidad de sede, ya sabía que una era Buenos Aires y que no era la opción de la comisión, también sabía que el Partido Comunista Revolucionario apoyaba cualquier decisión de las primeras desde hacía años, pero me sorprendo al enterarme que el segundo partido que apoyaría esa opción era Patria Grande. Esto era nuevo, como el nombre del destino que éstas buscaban, Chaco, me entero al entrar al monumento. ¿Al Chaco? Nada tenía yo en contra del Chaco, ni de la capacidad edilicia del Chaco, ni con el sentido federal. Pero yo estaba segura de mis decisiones, yo quiero ir a Buenos Aires, quiero que nos multipliquemos por cientos de miles, y que explotemos la capital de la Argentina, ¡basta de dilatar!
Me ubico, miro el panorama de todas las organizaciones ahí presentes y lo vuelvo a pensar: hoy somos un 5 por ciento de las que fuimos dos días atrás, ¿Por qué no votar en los talleres y que lo decidamos todas? Y escucho a un sector de la Comisión y a la agrupación Mala Junta con el único cántico a favor de Chaco: “no se vota, no se vota” gritaban.
Si, posta, a 60 años del voto femenino y en un Encuentro Nacional de Mujeres gritaban ¡no se vota! Cierro los ojos, me golpea en el pecho. No importa, pienso, cuando suba la comisión al escenario va a dar las conclusiones de los talleres y van a hacer el aplausómetro. Aún sin poder votar, acá las presentes somos muchas más, es claro que la próxima sede y, por fin pienso para adentro, va a ser Buenos Aires.
Pasaron los minutos, llovía, nadie subía a leer ningún resultado de ningún taller. Las banderas se agitaban, los cánticos cubrían todo. En un momento veo que sube al escenario una bandera que decía "Chaco". No entendí, ¿Ahora habrá que aplaudir por Chaco? Nada... no pasaba nada, veo como casi acto seguido comienza a retirarse Patria Grande y las señoras de la Comisión. Todo estaba decidido. No lo creo. Le pregunto a una compañera, ¿Qué pasa? ¿Se van por la lluvia? ¿Nos trasladamos a los galpones del frente para poder poner un sonido, un micrófono y hacer el aplausómetro? No, ya decidieron: es Chaco. Se están yendo. ¿Por qué? ¿Quién lo decidió? ¿Por qué no hicieron el maldito acto de ovación? Y todo me empieza a cerrar sólo... por qué si hacían lo de siempre aun así ganaba Buenos Aires y ellas perdían. Quizás el mismo motivo por el que gritaban no se vota. No se vota, no se aplaude, la comisión decide sola. Gracias PCR, gracias Patria Grande, por no respetar la voluntad de la mayoría.
No soy ingenua, sé que en estas decisiones se ponen en juego intereses muy grandes. Que desde el mismo Vaticano se hace lobby con quienes pacten para evitar el choque con la iglesia con el sector de poder de turno y seguir llevándonos a recorrer el país sin establecer un plan de lucha que ejerza una real presión sobre el poder político para tomar decisiones sobre los reclamos que allí presentamos. Gran fraude llevaron adelante. Y tienen nombre, apellido y bandera. Ya de regreso a mi ciudad, veo que los medios dicen que ganó Chaco por ovación. Me invade la bronca. Como mujer que milita el feminismo de forma independiente veo que nos re contra embaucaron. Nos estaban meando y los medios decían que llovía. El lobby llega a todos lados. |