El pasado viernes el Banco de Japón anunció una nueva ronda de estímulos monetarios. Una medida que dimos cuenta en ID iba a contramano de la Reserva Federal norteamericana que días antes puso fin a 6 años de emisión monetaria de millones de dólares como respuesta a la crisis financiera de 2008. En el país nipón el gobierno está preocupado por los pronósticos de caída de la economía y la posible entrada en una nueva deflación –caída general de precios.-
En su columna de opinión del Financial Times, Gavyn Davies, analiza la decisión del Banco de Japón y da cuenta de los desafíos que atraviesa la política económica que conduce el primer ministro, bautizada con su propio nombre, como “Abenomics”. Davies plantea que la magnitud de los dólares que serán lanzados a la economía de Japón es gigantesca. Y será no solo la mayor inyección de dinero en la economía mundial en 2015, sino en términos de dólares es aproximadamente un 70 por ciento mayor que la tasa pico de compras de bonos bajo el plan de emisión monetaria de los Estados Unidos, el QE3, que acaba de finalizar.
En un anuncio paralelo, el fondo de pensiones del gobierno (GPIF) dijo que reduciría sus tenencias de bonos domésticos del 60 por ciento de su cartera a 35 por ciento, mientras aumentaría sus existencias totales de capital del 24 por ciento al 50 por ciento. Los bonos domésticos son comprados por el Banco de Japón a cambio de la emisión de yenes al mercado.
Davies, destaca que la inyección de Japón, en relación con el tamaño de la economía, es mucho más grande que cualquier cosa intentada por los otros grandes bancos centrales. Tal es así que la emisión de Japón se calcula llegue a representar el 1,3 por ciento de toda la riqueza generada en el mundo en 2015 y continuará subiendo en los próximos 12 años.
Esta decisión del gobernador del Banco de Japón Kuroda fue un golpe de timón ante la posibilidad que la economía se embarque hacia un crecimiento cercano a cero o a una lisa recesión con caída de precios. La votación por esta medida fue muy ajustada 5 a 4. Una muestra de la delicada y tensa situación del plan “Abenomics” presentado hace dos años como el salvador de la tercera economía del mundo.
Muchos analistas consideran que se trata de un experimento de resultado incierto. Hasta ahora llevó a una fuerte devaluación del yen que perdió un 32% de su valor en los últimos tres años. Lo cual se complementa con bonos que tienen un rendimiento negativo. Así esperan largar señales contundentes al mercado que contará con abundancia de dinero barato, aspirando a que la economía termine con un crecimiento del 3% este año y combatir la deflación facilitando el repunte de los precios.
Sin dudas es una apuesta arriesgada la del Banco de Japón que pondrá en juego la posibilidad también que el BCE de Europa salga airoso en su plan de estímulos, tal como señala Davies en su artículo. Pero difícilmente la agresividad de la política monetaria pueda revertir las tendencias estructurales de la economía japonesa, en un contexto mundial que no ayuda. Alemania el corazón de Europa se encaminaría a la recesión, mientras China ve moderar su crecimiento. Y el mismo Estados Unidos, aunque retiró los estímulos monetarios aún no se anima a subir las tasas de interés por temor a que la recuperación se eche para atrás. Algo para recordar, el dinero no lo puede con todo, menos con una crisis que lleva 6 años sin solución a la vista. |