Talleres de “bienestar en el trabajo” para poder conocerse a sí mismo y poder trabajar en equipo. Esa sería la consigna bajo la cual la ANSeS convocó a trabajadores estatales a una serie de talleres donde se analizaría la noción de “mapas mentales” y otros conceptos de la neurociencia.
La asistencia era obligatoria salvo que el trabajador argumentó el por qué no iba a concurrir mediante un correo electrónico a su jefe. No concurrir sería algo arriesgado de hacer ante un gobierno que tiene como objetivo el achicamiento del Estado y una de sus herramientas más letales es el despido de trabajadores (avalado por la mayoría del arco gremial estatal) y, aún más, la argumentación. Es darle motivos para el despido o la persecución.
Los talleres son presentados por la compañera que los dicta como “apolíticos”, donde no se va a “hablar de trabajo” ni hacer “psicoterapia” (en relación a la catarsis que significa dialogar entre muchos trabajadores estatales sobre los problemas laborales) y que van a significar de gran ayuda no solo en el trabajo sino también en la vida en general.
A través de imágenes proyectadas en la pared se les explica a los concurrentes que es un mapa mental, indicando que lo que interpretamos los hacemos con el “filtro” que han sellado en nuestros mapas mentales las relaciones inter-subjetivas con nuestra familia, nuestros amigos, el lugar donde nacimos, etc.
La controversia más fuerte se da cuando, a través de una imagen de dos mapas físico-políticos de las Islas Malvinas, uno donde la cartografía de las islas aparece en español, y el otro en inglés nombrando al archipiélago como Falkland Islands. Obviando, claro está, de que no se trata de los mapas mentales con los cuales miramos sino de un problema geopolítico.
Una grave afrenta a muchos de nuestros compañeros que son excombatientes de la Guerra del Atlántico Sur.
El postre fue el video estilo “cadena de favores”, bajado de Youtube, donde se muestra claramente una realidad que no es la nuestra, no digo de los trabajadores estatales, sino de los argentinos, grabada en algún país desarrollado, donde todos son felices y se ayudan entre sí. ¿Y el Estado donde estaría?
Quien escribe asistió al primero de los encuentros (va a haber más) y al haber argumentado por qué le parecía poco productivo y súper ideologizante, fue tildado de “el pesimista del grupo”. Así se comienza a adoctrinar a nuestros compañeros en que la salida es individual y no colectiva, y, en definitiva, si el Estado no nos paga los sueldos, si no brinda condiciones de trabajo saludables y respetables, si no lucha contra la estigmatización continua del estatal como vago, la culpa es nuestra. Por no conocerse a sí mismo o por no comprender nuestros mapas mentales. | 
