Militantes del PSOE protestaron contra la abstención al PP el sábado en Ferraz. Foto: EFE/Sergio Barrenechea
Aunque no fue sorpresa para nadie, finalmente el Comité Federal del PSOE se pronunció a favor de que el PP siga en el gobierno. La fórmula elegida es la abstención en la segunda votación de investidura.
Reunido esta mañana en Madrid, el máximo órgano del partido socialista español se pronunció, por 139 votos a frente a 96, en favor de una abstención que evitará unas terceras elecciones generales en menos de un año. Dos miembros no han votado.
La reunión, en la que se concentró lo más granado del aparato del PSOE, fue presidida por el exvicesecretario general del PSOE, José Blanco, que dirigió el cónclave con puño de hierro otorgando sólo cuatro minutos por palabra.
La posición abstencionista ha salido adelante con holgura, pero refleja la división en el PSOE, dirigido por una comisión gestora desde que el 1 de octubre fuera forzado a dimitir su secretario general, Pedro Sánchez, partidario de mantener un "no" al gobierno conservador.
En principio, todos los miembros del Grupo Parlamentario Socialista deberían acatar la resolución y no habría fórmulas que intenten buscar sólo once abstenciones, que son las mínimas necesarias para que Rajoy sea investido.
De este modo, se cumple la profecía que desde el “golpe de mano” que desplazó a Pedro Sánchez de la presidencia del partido indicaba la preparación del PSOE para facilitar un nuevo gobierno conservador. Una decisión de aparato que deja el centenario partido en una crisis sin precedentes y a las puertas de una acelerada “pasokización”. Una mala noticia para el Régimen del ’78, del cual fue mentor y uno de sus principales sostenes.
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